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órdenes que en aquella tierra se han hecho, como da la tierra señal dello,
y en lo poco quél ha estado en ella ha visto é sabido, si tuvieran posibili-
dad y
él no viniera con ciento é cincuenta hombres de guerra como allí
puso, no tuvieran á mucho que esperaran otro mandamiento de V. M.,
él tomó, como ha dicho, la justicia y procuró de saber lo que se había
hecho en esta absencia y ha visto tantos malos recaudos que acordándose
como dejó la tierra y la halla, le duele el alma acordarse dello, por que
como V. M. sabrá por las informaciones que con esta van, cerradas é
selladas, está la tierra alzada y tan de guerra como si nunca fuese ho-
llada de cristianos y de religiosos, más de lo que fuera razón, y todos es-
tos acaescimientos han sido después que Antonio Sedeño dejó la isla de
la Trenidad y se vino al dicho golfo, y por pendencias viejas que Alon-
so de Herrera que allí estaba por teniente y él tenían, vinieron á no en-
tender los unos ni los otros sino en prenderse las personas y hacerse
mill desaguisados é dar ocasión á los indios á se desmandar y hacer lo
que V. M. verá por las dichas informaciones, de lo que por cierto V.
M. ha sido muy deservido, y si él hobiera llegado á tiempo, por que esto
fué dos meses antes que él llegase, pudiera ser que lo hobiera todo des-
torbado y dado órden en que V. M. se sirviera, porque Antonio Sedeño
tenía poca necesidad de ir aquella provincia á mas de que en ella le fa-
voreciesen en sus necesidades, como se había hecho, y no á ser señor della
y de la justicia, y también el otro que en ella estaba pudiera guardalla
sin escándalo de la tierra é otras cosas excesivas á que daba lugar é pu
diera excusar: ya el dapño está hecho, como V. M. verá, y tengo por im-
posible poder remediarse á buenas sino con un muy recio castigo en los
indios por los atrevimientos é cosas de hecho que han pasado, porque (1
'en los pocos días que allá ha estado, que ha sido casi un mes, ha procu-
rado con dádiva é buenas obras y soltando algunos indios que halló
presos de la tierra atraerlos al servicio de V. M., y ha sido todo y lo
ve trabajo excusado, segund están enemistados. Da cuenta á V. M.
para que de allá se mande lo que tiene de hacer y en este medio se
gobernará lo mejor que pudiere y supiere, encomendándolo siempre á
Nuestro Señor, que él pensó venir aquella tierra de pase, como siempre
lo ha estado y tener en ella las espaldas seguras para saber los secrep-
tos de la tierra adentro, que no son sino muy grandes, como V. M. verá
y hallólo todo al contrario, teniendo la guerra sin la poder excusar den-
tro á las puertas.

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Y visto el estado en que estaba toda la tierra é habiendo noticia que mucha parte de la gente della estaba absentada y que se iban á la provincia de Uyaparia, ques cincuenta leguas de un río arriba que tenían de paso, con mala intención, para la hacer de guerra, como ellos estaban, le pareció que convenía darse mucha priesa y enviar á alguna gente á la dicha provincia á hacer asiento en ella por evitar que los indios no hiciesen lo que estos del golfo y también que para saber los secreptos de la tierra era por allí el camino, é ansí dió toda la diligencia que pudo é fué posible en efetuar lo que dice por que dentro de veinte é cinco días, que pocos más estuvo en el golfo, hizo cuatro bergantines al propósito de la entrada del río é con ellos é con una carabela en que fueron seis caballos despachó un capitán con ciento y sesenta hombres para que fuesen á la dicha provincia de Uyaparia á hacer á sus mantenimientos de biscochos é harinas é otras cosas de Castilla é con una istrución de lo que habían de hacer hasta que él llegase; é estando para despachar la dicha armada llegó un bergantín de la isla de Cubagua, que puede estar cuarenta leguas del dicho golfo, á le dar aviso como el Capitán Alderete, á quien él dejó en San Lúcar casi despachado para venir en su seguimiento, era llegado á la dicha isla con un galeón é le traía en él ciento y treinta hombres de guerra é para los recojer é dar órden en otras cosas que cumplían al servicio de V. M. en la dicha isla habiendo dejado la órden necesaria, ansí á los que iban el río arriba como á los que quedaban en la fortaleza, él vino á esta isla de Cubagua en donde agora está, y fué á trece días de Noviembre, en donde halló al dicho capitán con la gente que tiene dicha, tan buena é tan bien armada que no piensa haber salido para este efecto mejor de España, é todos hobieron mucho placer de le ver, porque éstos de estas islas no han dejado' siempre ni dejan, si no les fuese á la mano, de destorbar, como hicieron en lo pasado á Diego de Ordaz, los que vienen á servir á V. M. Él entiende en hacer navíos é aparejar todo lo necesario é tiene comprados en la isla de la Margarita ciertas yeguas é caballos para la jornada, aunque no se hace á poca costa en esta tierra, para ir á se juntar con toda la gente que para esta jornada ha traído de España y piensa en breve tiempo que se ha de hacer á V. M. tanto servicio, como nadie lo haya hecho en estas partes, por el grande aparejo é nuevas que de la tierra se tiene, y según son y tiene indios que le llevan á ello y tienen por cierto que cuando anduvieron con Diego de Ordaz, difunto, por el río no se estu

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vo ciento é cincuenta leguas de donde el capitán Pizarro halló á Atabaliba, porque los mismos indios que dice dan nuevas dél por oídas de otros indios y de los hermanos que mató por tiranizarlos é señorearlos; é de los indios que V. M. le mandó recoger en esta isla para lenguas dos de ellos, que son caribes, dicen todo esto; é más, que ellos son de la provincia de Meta á donde le han de llevar, y dan tanta relación de oro y lo que hacen dél después que lo sacan de una sierra, que parecería á la clara todo el oro del Perú venir de esta parte, é ansí en toda esta isla y con los pilotos que él trajo tanteando hasta donde llegaron por el río arriba, que bien fueron doscientas leguas, lo más de ello al sudueste, en demanda de esta Meta, é por bajar el agua tan de golpe no fué en su mano poder llegar á ella, é segund por donde corrieron y de donde se volvió por la baja del agua, se hallaron debajo de la equinoncial en dos grados de la banda del norte, y estando Pizarro en siete grados de la equinoncial, como dicen dos de ellos, llegaron corriendo por tierra norte, no distarían los unos de los otros ciento é cincuenta leguas, y tiénese por cierto que la grandeza del oro está debajo de la equinoncial y haber llegado ellos tan cerca della les hace creer ser verdad lo que estos indios dicen y corresponde ansí lo que de la Española escriben, é también todos los indios de esta costa de Tierra-firme dan grandes nuevas de ello. Los que vinieron en esta jornada son trecientos hombres é veinte de caballo, toda gente lucida y de hecho: él se partirá de esta isla en fin del mes de Enero derechamente á Uyaparia á juntarse con la otra gente para que, placiendo á Nuestro Sefor, en principio de Mayo que el agua está más crecida y dura cinco meses antes que torne á bajarse, encomenzará la jornada, y con el ayuda de Nuestro Señor, salidos de Uyapari, en veinte y cinco días le dicen las lenguas é guías que le pornán en la misma Meta, porque todos los navíos que él lleva, que piensa serán hasta nueve ó diez, son todos de remos y en ellos van los caballos, y los navíos son sotiles y hechos de arte que hallando algund mal paso que les pudiese estorbar, se podrán llevar sin trabajo por tierra: con las nuevas que se da della, que se tienen por ciertas, no se entenderá sino en atravesar la tierra y salir á esta banda del norte de la Tierra-firme para que por acá sea el tracto é no por el río por donde agora lo van á descubrir; y no se deja de creer, según pilotos, que por el camino que él agora va se han de descubrir muy grandes secreptos de que V. M. ha de ser muy servido y siempre

terná cuidado de hacer saber á V. M. lo que sucediere en la jornada.Nuestro Señor la S. C. C. M. por luengos tiempos guarde con acrescentamiento de más reinos é señoríos. De Cubagua veinte y cuatro de Di. ciembre de mil é quinientos é treinta é cuatro años.

De la S. C. C. M. humildísimo siervo y vasallo que sus imperiales pies y manos besa.-Jerónimo Dortal.-(Hay una rúbrica.)

Diciembre de 1534

II-Fragmento de una información de servicios de Jerónimo de Ortal, levantada en la ciudad de Cali.

(Archivo de Indias)

Pregunta 5.-Item si sabe, etc., que estando yo el dicho Gobernador en la dicha provincia de Paria me vino aviso de esta cibdad de Cubagua, como había llegado á ella el Capitán Alderete con un galeón é que me traía en él ciento é tantos hombres de Castilla, todos hombres de guerra é de hecho, que estaban aguardando.

6.-Item si sabe, etc., que luego que me vino el dicho aviso que la gente era venida á esta cibdad, yo me partí luego de la dicha provincia de Paria é vine á esta cibdad á los recoger, donde al presente estoy aderezando é haciendo ciertos bergantines para me ir con la dicha gente á me juntar con la otra que está el río arriba á la provincia de IIuyapari, é que serán por todos más de trescientos hombres: digan lo que saben de esta pregunta.

Testigo.-Francisco de Castellanos, tesorero de S. M. é regidor desta

cibdad.

5. Á la quinta pregunta dijo que sabe é vió como llegó á esta cibdad el dicho Capitán Alderete de los Reinos de Castilla con ciento é tantos hombres que traía para el dicho Gobernador.

Testigo. Alonso Moris: á la quinta pregunta dijo: que lo que sabe desta pregunta es que este testigo escribió al dicho Gobernador Jerónimo de Ortal creyendo de cierto que estaba en la dicha Provincia de Paria, avisándole como era llegado á esta cibdad el Capitan Alderete con las gentes contenidas en esta pregunta, é lo mismo se lo escribieron al Gobernador varios de este pueblo, con el cual aviso fué Rodrigo de Niebla, vecino de esta cibdad: y que ésto sabe desta pregunta.,

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Testigo.-García de Aguilar: á la quinta pregunta dijo que este testigo vió como vino á esta cibdad de los Reinos de Castilla en un galeón de Juan de la Puebla el dicho Capitán Alderete, con ciento é tantos hombres bien aderezados, segund este testigo vió, é habiendo llegado á esta cibdad, siendo certificados que el dicho Gobernador sería llegado á la Provincia de Paria, le avisaron desta cibdad como el dicho Capitán Alderete é su gente estaban en esta cibdad, y este testigo escribió sobre ello al dicho Gobernador.

6.—Á la sexta pregunta dijo que lo que de esta pregunta sabe es que este testigo vió como el dicho Gobernador Jerónimo de Ortal vino á esta cibdad de la dicha Provincia de Paria, donde al presente está, é habiendo llegado, recogió la gente que el dicho Capitán Alderete había traído, é ha visto este testigo como el dicho Gobernador tiene en esta cibdad ciertos barcos y en la Isla Margarita está haciendo ciertos bergantines y el dicho Gobernador le ha dicho que en ellos ha de llevar la dicha gente á se juntar con la demás que envió á la Provincia de HuIlapari, é que cree este testigo é tiene por cierto que se juntarán entre los unos é los otros trescientos hombres, poco más ó ménos, é que esto sabe de esta pregunta.

31 de Diciembre de 1538

III.-Fragmento de una carta de la Audiencia de Santo Domingo á S. M. (Archivo de Indias, 53-4-9.)

...El mismo año de quinientos é treinta y seis ocurrió á esta Real Audiencia Jerónimo de Ortal, gobernador de la Provincia de Paria, y se querelló de la gente que consigo tenía debajo de su gobernación, que habiendo entrado por sus límites la tierra adentro ciento y setenta leguas en busca de la otra Mar del Sur y teniendo nueva de tierras muy ricas de oro y plata, se le alzaron y no le quisieron tener por gobernador é á manera de preso le enviaron á él é á los oficiales de V. M. á la costa de la mar; y así mismo se querelló de Antonio Sedeño que con armada de gente de pie y de caballo se le entraba por límites de su gobernación en el mando de la Provincia de Meta, sobre lo cual presentó ciertas informaciones por donde lo suso dicho constó ser así, para lo cual se

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