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sorero; y para constancia, asentamos esta razón que rubricamos.-Aquí dos rúbricas.

Es copia que certifico. Oaxaca, Abril 4 de 1844. Por la contaduría, José Cristóbal Bola

ños.

UNA CALUMNIA

El Instituto señalado como foco de Impledad.

El ciudadano Benito Juárez, Catedrático de física en el Instituto de Ciencias y Artes del Estado, y secretario del mismo establecimiento.

Certifico en toda forma: que en el libro de actas de la Junta directora se halla una del tenor siguiente:

Sesión del 26 de Mayo de 1833.- Leída y aprobada la acta de la sesión anterior, el Sr. Miura, catedrático de Derecho canónico, dijo: que había visto en uno de los números de La Antorcha, periódico que se publica en México, un artículo suscrito por varias madres oajaque

1 Sres. editores de La Antorcha.-Suplican á V. V. unas infelices madres oajaqueñas, se sirvan insertar en su apreciable periódico las quejas que ya no pueden contener en sus corazones.

"Desde que han llegado aquí los papeles irreligiosos, que según entendemos se circulan por todos los puntos de nuestra pobre patria, no hemos tenido más que disgustos y amarguras: antes, es verdad que nuestros hijos frecuentaban la casa llamada instituto de ciencias (de prostitución debía decirse) y aprendían allí á despreciar a religión y los vínculos más respetables; pero todavía nuestras reprensiones, nuestros consejos, y á veces nuestras lágrimas, hasta

ñas muy injurioso al Instituto, y que pone vacilante la opinión moral y religiosa de los individuos que componen la Junta directora: que el citado artículo se contraía á manifestar que en el Instituto se inspiran á los jóvenes máximas de corrupción y de impiedad; y que á éstos se les ha desmoralizado hasta el extremo de que

ban para que á lo menos disimulasen, y nos quedaba el consuelo de la esperanza, pues todavía percibían lo malo de las doctrinas que oían predicar con cierto recelo de la publicidad.

"Ya no es así: los papeles públicos propagan á toda luz esas idea perniciosas que en tiempo de orden habrían combatido, cuando nos con buena fe, á lo menos para aparentar virtudes: hoy se ataca abiertamente á la santa religión; se inspiran á la juventud unos principios destructores que han roto los vínculos del respeto que deben á los autores de su vida. Vemos aquí mocosos que todavía necesitarían de los brazos de la ama, erigirse en espíritus fuertes que nada creen, porque se les ha dicho que creer es bueno para los bobos: apenas acaban de deletrear la cartilla, y quieren con una presunción admirable resolver cuestiones religiosas.. Si á nuestros hijos les reprendemos porque no van á Misa, porque no se hincan ni se quitan el sombrero cuando pasa el Santísimo, nos contestan con garbo, que la misa es una comedia, los sacerdotes unos cómicos, y que no alcanzan cómo Dios puede ir en coche; que todas esas que nosotras simples llamamos ceremonias sagradas, son para ellos recreación de necias, y en una palabra de mujeres.

-x

"Si les reclamamos la obediencia que nos deben, luego nos acaban con largas discusiones sobre la libertad, entienden mejor que el evangelio las obligaciones de los padres y los deberes de los hijos, además de que tienen el evangelio por un libro lleno de disparates y tonteras que no vale el siglo de oro. No sabemos qué libro será éste; pero no podemos sufrir que depriman así el evangelio: y si tratamos de convencerlos que deben respetarlo, hacen burla de nuestras reprensiones, y van á entregarse á sus pasiones, sin que valga para contenerlos la autoridad paterna, no quedándonos otro arbitrio que el de encerrarnos, y postradas ante la imagen de Ntra. Sra. de la Soledad, llorar de día y de noche.

"Desgraciadas las madres que tienen hijas á pesar de sus precauciones; en la sociedad se ha introducido la moda de concederles una

las madres han llegado á resentir sus extravíos: que constándole á su señoría ser esta la calumnia más atroz, y que jamás podrá probar el articulista, pues en el Instituto no se vierten ideas que puedan ni aún ligeramente trastornar la moral, era de opinión que la Junta directora no debía enmudecer, y sí adoptar algunas medidas

parte de esta decantada licencia que disfrutan los hombres. Se ha vuelto objeto de ludibrio la madre que no permite á su hija o'r las aberraciones, las indecencias, los discursos heréticos que hacen el gusto y la diversión de esas reuniones: si se excusa de asistir á elas, se le trata de vieja beata que quiere encerrar á su hija en un convento y no tiene medio entre parecer ridícula ó perder á su hija.

"¡Que tiempos son estos! ¿por qué dicen que este es el siglo de las luces? ¡Ah! más bien debe llamarse siglo de maldad, siglo de desolación, siglo de tinieblas, en que todas las ideas se han trastornado, en que el vicio se adora públicamente, en que la religión es objeto de mofa y desprecio, en que la virtud es una preocupación, en que los hijos ven riéndose, los ruegos, las aflicciones, las lágrimas de sus madres

"¡Oh Virgen Santísima! tú también eres Madre, ampáranos y empéñate con tu divino Hijo para que ponga remedio á nuestros males

"Sres. editores de La Antorcha: sabemos que su periódico tiene por objeto la defensa de los buenos principios de la religión: no desprecien nuestras súplicas; trabajen con ánimo, la causa es santa. nuestros hijos no están todavía irremediablemente perdidos; opón. ganse con denuedo á los impíos que quieren deshacer la sociedad, aniquilando las relaciones de padres á hijos, y derribando á la religión: contrarresten los progresos de la heregía que va cundiendo entre nosotros. V. V. habrán cumplido con su deber de cristianos, merecido la estimación de todos, y las gracias que por tan grande beneficio les tributarán todas las madres que gimen en la República sobre los extravíos de sus hijos, y entre ellas un número considerable de oajaqueñas, cuyos sufrimientos desatiende este Gobierno y se graban todos los días con los malditos papeles que se publican ó llegan aquí.

"Muchas madres oajaqueñas, que suplican á los escritores de la impiedad, guarden sus doctrinas para sí mismos y se condenen si quieren: pero no lleven la maldad al extremo de corromper á la juventud con sus perniciosas producciones,”

para vindicar el honor de la casa injustamente ultrajado, pues de lo contrario, su silencio sería sospechoso; y que muy distantes el Sr. Director y catedráticos, no ya de inspirar máximas corrompidas á la juventud, sino aun de ver con indiferencia los procedimientos de los niños, se sabe muy bien que un joven alumno de esta casa que dió en ser perverso y extraviar su conducta, fué expelido del Instituto por acuerdo de la Junta directora, yque éste no recibió los principios de su corrupción en esta casa.

El Sr. Quiñones, catedrático de Derecho civil, dijo: que estando su señoría igualmente convencido de la falsedad de los asertos estampados en La Antorcha, era de opinión que se desmintiera tal impostura, y al tiempo de hacerlo se tuviera presente la clase de individuos que han ocupado destinos en el establecimiento: que su primer director lo fué el M. R. P. Mtro. Fr. Francisco Aparicio, religioso dominico muy recomendable por la notoriedad de su instrucción y virtudes, y que por muerte de su paternidad sustituyó su lugar interinamente el ministro de la Exma. Corte de Justicia Lic. D. José Mariano Arteaga, sujeto á quien nadie de esta población podrá acusar de hereje ni de impío: que á consecuencia obtuvo el destino de Director del Instituto en propiedad que actualmente regentea el Sr. D. Florencio del Castillo, chantre de la santa iglesia Catedral, cuyos encomios á su literatura y piedad religiosa no duda su señoría

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