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nuestra religión y nuestra libertad, que piden vuestros auxilios para no sucumbir á la fuerza brutal de nuestros enemigos, ni á los rigores de la hambre y la desnudez.

Oaxaqueños: ¿permaneceréis indiferentes to

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davía? Abandonaréis á nuestros hermanos en el peligro? ¿Los dejaréis perecer en manos de nuestro común enemigo? No. La comisión conoce vuestro patriotismo, y en esta prenda preciosa confía al excitaros á que prestéis vuestros socorros á la madre patria. Ella, afligida, llorosa y cubierta de heridas, os llama y os pide vuestros brazos, vuestra hacienda y vuestra vida. Consoladla, enjugad sus lágrimas, vendad sus heridas, y la salvaréis de la muerte que la amaga.

Oaxaca, Octubre 8 de 1846.-Nicolás Pantoja.-Luis Varela.- José Inés Sandoval. -José Mariano Mimiaga.-BENITO Juárez.

Octubre 29 de 1847.

El C. Benito Juárez, gobernador constitucional del Estado libre y soberano de Oaxaca, á los habitantes del mismo

Oaxaqueños:

El voto libre y espontáneo de los representantes del pueblo me ha elevado á la primera magistratura del Estado y á virtud del juramento correspondiente comienzo el día de hoy á ejercer las funciones anexas á tan difícil encargo. En tal concepto, creo de mi deber anunciaros

este suceso, revelaros mis intenciones y manifestaros la conducta que me propongo seguir durante mi administración. Para poder sobrellevar el terrible peso que hoy gravita sobre mí, no me bastan mis fuerzas, porque son demasiado débiles. Necesito, oaxaqueños, del auxilio de la Providencia Divina, y necesito también de vuestra eficaz cooperación. Yo os la pido y vosotros no debeis rehusarla, porque son vuestros destinos los que voy á dirigir, son vuestros intereses por los que voy á vigilar, son vuestros derechos los que voy á sostener. Dedicado al servicio público hace muchos años entre vosotros, soy ya conocido por mi constante dedicación al trabajo, por mi amor ardiente á la libertad y por mi celo en el sostén de los derechos del hombre. No temáis, pues, que el inmenso poder que hoy se deposita en mis manos, se convierta en instrumento que os oprima, ni que sirva para favorecer á una familia, á una clase ó á un partido. No, oaxaqueños. El primer gobernante de una sociedad no debe tener más bandera que la ley: la felicidad común debe ser su norte, é iguales los hombres ante su presencia, como lo son ante la ley, sólo debe distinguir al merito y á la virtud para recompensarlos; al vicio y al crimen para. procurar su castigo.

Oaxaqueños: Sabéis las aflictivas circunstancias en que se ve nuestra patria. Sabéis que un invasor injusto ocupa la capital de la república, y tal vez á esta hora ha dictado sus órdenes pa

y

ra invadir nuestro Estado. ¿Y permaneceremos indiferentes á tanta desgracia? ¿Veremos con frialdad que viles mercenarios vengan á saquear nuestras casas, á violar á nuestras esposas y á nuestras hijas, y á echar sobre nuestro cuello la coyunda de la servidumbre y de la afrenta? No, oaxaqueños. Resolvámonos á perecer, pero á perecer con honor y con gloria. Trabajemos día noche para prepararnos al combate, y si el enemigo pisare nuestro territorio, hagámosle la guerra sin descanso, disputémosle palmo á palmo el terreno, incendiemos si fuere necesario nuestras poblaciones, para que sólo reine sobre ruinas. Yo ós juro, compatriotas, que mi resolución es morir en defensa de la independencia y libertad de la patria. Esta resolución es irrevocable. Cualesquiera que sean los peligros que nos amaguen, me encontraréis siempre en el puesto que me corresponde y no os abandonaré jamás.

Conciudadanos: Sabeis ya mis intenciones y el programa de mi administración. Una dedicación exclusiva al trabajo, un profundo acatamiento á la ley y una decisión irrevocable para defender la independencia y libertad nacional: he aquí, en resumen, los objetos que absorberán todos mis afanes. Oaxaqueños: al unir vuestros esfuerzos á los del gobierno para defender nuestra cara patria, os recomiendo que olvidéis todas vuestras pasadas querellas, que toleréis las opiniones de vuestros hermanos, que acatéis profundamente á todas las autoridades legítima

mente constituídas y que procuréis, á costa de cualquier sacrificio, estrechar los lazos de unión que debe reinar entre nosotros, hoy que la patria demanda los esfuerzos de todos sus hijos para rechazar el peligro común. Observad esta conducta, y salvaremos á la patria ó moriremos con honor. Así lo espera de vuestro patriotismo, de vuestra cordura y de vuestro amor á la libertad, vuestro conciudadano y amigo.

Oaxaca, Octubre 29 de 1847.-Benito Juárez.

Enero 25 de 1848

El Ciudadano Benito Juárez, Gobernador del Estado de Oaxaca, á sus conciudadanos

Oaxaqueños:

Por extraordinario que recibí del gobierno de Teotitlán del Camino, se me ha participado que los norteamericanos en número de cuatrocientos hombres de caballería, con dos piezas ligeras de artillería, han ocupado la ciudad de Tehuacán con pretexto de sorprender al general Santa-Anna que residía en aquella ciudad, y que este general se vino á escape con ochenta dragones al pueblo de Teotitlán, y que probablemente se dirigiría para esta ciudad silos enemigos continuaban su marcha hasta aquel pueblo. Aunque no es de creerse que con la corta fuerza de cuatrocientos hombres invadan al Estado, sin embargo, es llegado el caso de que nos dis

pongamos á la defensa de nuestro territorio, de nuestra independencia y de nuestra religión. Con tal objeto me dirijo á vosotros, oaxaqueños, para anunciaros este suceso y para manifestaros de nuevo, que el gobierno está resuelto á hacer la guerra al injusto invasor. En nuestro Estado hay valientes defensores de nuestros derechos, hay recursos con qué hacer la guerra.

Oaxaqueños: Recordad que en los bellos días de la insurrección de los mexicanos contra el conquistador español, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, todos poseídos de un santo entusiasmo, se levantaron en masa para defender nuestra libertad y nuestra independencia. Recordad que Hidalgo, Morelos, Guerrero y tantos otros héroes, no tenían grandes trenes de guerra. Indios armados de piedras y palos, sacerdotes que no habían profesado la carrera militar formaron el ejército independiente y escarmentaron á los opresores en mil combates sangrientos, y con una constancia heroica arrastraron con todos los peligros y lograron humillar á ejércitos disciplinados, aguerridos y nume

rosos.

Oaxaqueños: Nuestros tiernos hijos, nuestras caras esposas, nos piden socorro. Šu debilidad no les permite tomar las armas. ¿Las entregaremos indefensas á la crueldad y á la barbarie de nuestros enemigos? ¿Seremos tan viles y CObardes, que por amor á la vida huyamos del peligro? No, Oaxaqueños; mil veces no. Marche

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