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ginacion exuberante. Mistress Mariella Wilkil es la inventora de una nueva Atlántida; pero así como esta debió dilatarse en el corazon del Océano entre Europa, África y América, el continente sumergido de la amena poetisa de la ciencia debió extenderse entre la América meridional y la Australia. De este continente, sumergido á consecuencia del Diluvio, hace salir Mistress Wilkil la primera inmigracion americana, y por un sistema de peregrinas inducciones sobre la geografía de algunas plantas que, como el plátano y la yuca, tienen en América una vida artificial, forma un órden completo de ideas, que producen el cuadro pintoresco de una civilizacion entera, que jamas ha existido.

Los discursos y Memorias del Congreso de Bruselas aun no se han publicado, anunciándose su aparicion para Abril ó Mayo próximos: las de los Congresos de Nancy y Luxemburgo forman ya cuatro elegantes volúmenes, que constituyen la base de la nueva Biblioteca de los americanistas. No obstante, el Gobierno español ha querido que esta Biblioteca se enriquezca con el tesoro de nuestros antiguos escritores sobre casi todas las materias que forman los estudios de los Congresos internacionales, y expresamente hizo imprimir, compiladas por el Sr. Jimenez de la Espada, tres relaciones sobre las antigüedades del Perú, escritas por españoles poco despues de la conquista. Pero antes de entrar en esta materia, digamos cuatro palabras sobre el papel que España habia desempeñado en los Congresos de americanistas hasta la celebracion del de Bruselas.

Al Congreso de Nancy fué invitado el Sr. D. Vicente Vazquez Queipo, director de Ultramar que habia sido cuando el actual Ministerio de nuestras colonias no era sino una dependencia de la presidencia del Consejo de Ministros. El Sr. Vazquez Queipo excusó su asistencia á Nancy. Publicóse la convocatoria para el de Luxemburgo: figuraron en la lista de delegados cuatro miembros españoles; D. Florencio Janer; D. Teodoro Ponte, cónsul general de España en Paris; el mismo Sr. Vazquez Queipo, y por último, un Sr. Da Serra, que se titulaba vicecónsul de España en Orán. Tambien fué la asistencia negativa. Al de Bruselas fueron del mismo modo invitadas varias personas españolas, algunas de las cuales se debian suponer americanistas por la índole de varias de sus obras históricas y literarias. A pesar de todo, España hu

biera vuelto á carecer de representacion en estos Congresos, sin la delegacion oficial que se otorgó, á propuesta de la Direccion general de Instruccion pública, al Sr. Jimenez de la Espada. Para autorizarle más, el Ministro de Fomento y el Director de Instruccion pública y varios centros oficiales, y aun algunos particulares, diéronle la comision de conducir á Bruselas, con destino á diferentes establecimientos científicos de la capital de Bélgica, numerosos ejemplares de obras publicadas en Madrid, como la Coleccion de documentos del archivo de Indias. Los Viajes de la Casilda, la Eulalia y la Santa María de la Cabeza al estrecho de Magallanes, y Los Viajes y descubrimientos de Navarrete, fueron remitidos por el Depósito Hidrográfico. Las Cartas de Indias, los Restos de Colon y la Vida de Felipe II, de Cabrera de Córdova, que dió lujosamente á la estampa el Ministerio de Fomento; la Historia general de las Indias, de Fray Bartolomé de las Casas, y Las Guerras de las Salinas, publicadas por el Marqués de la Fuensanta del Valle y el Sr. Sancho Rayon; las Noticias históricas de Nueva España y los Viajes de Quiros, que lo han sido por el diligente y entendido bibliófilo D. Justo Zaragoza; La Guerra de Quito, debida á la exquisita actividad é ilustrada revision del Sr. Jimenez de la Espada, y otra porcion de libros más o menos relacionados con el objeto del Congreso, completaron el magnífico donativo.

No pararon aquí nuestros obsequios: con el exclusivo propósito de dedicarlas á la docta Asamblea, y compiladas por el Sr. Jimenez de la Espada, dió á la estampa y repartió el Ministerio de Fomento, por mano de este, entre todos los reunidos en Bruselas, Tres relaciones de antigüedades peruanas, una anónima, y las otras dos debidas al Lic. Fernando de Santillan y á D. Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui respectivamente. La obra de Santillan, hasta ahora inédita, como otras muchas que concurrirán, andando el tiempo, á la fecunda labor que ha dado orígen á la idea de los Congresos Americanistas, procede de los manuscritos de la Biblioteca del Escorial; la segunda, anónima, y que sin duda alguna fué debida á la docta pluma de algun sabio jesuita, perteneció al Sr. Bölh de Faber, y ahora á la Sala de manuscritos de la Biblioteca Nacional, y por último, la tercera, del indio collahua D. Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui, guárdase

tambien en este último establecimiento, poseedor en la actualidad de los papeles que fueron del erudito P. Flores.

La gratitud con que en Bruselas fué recibido el agasajo espléndido del gobierno español, no hay para qué encarecerlo. Para que se juzgue de su oportunidad, no estará de más hacer notar aquí dos datos importantes. Fuera de los delegados de los Estados Sur-americanos en el Congreso internacional de la capital de Bélgica, apenas habia entre tanto hombre docto quien conociese la lengua castellana. Pero hay más: á pesar de la extensa bibliografía española sobre los asuntos de América, que son digna ocupacion de los americanistas, las pocas citas que en las Memorias hasta aquí presentadas en los tres Congresos de Nancy, Luxemburgo y Bruselas, ya de Herrera, ya de Gomara, ora de Acosta, ora de Fernandez de Oviedo, se conoce evidentemente que no son sino citas de citas, es decir, de pura referencia. Los americanis tas modernos no han pasado en nuestra literatura histórica del Nuevo Mundo de los Comentarios del Inca Garcilaso y de Herrera. El castellano, desde hace dos siglos, ha quedado proscrito del movimiento activo de las ciencias y de la literatura modernas, las obras de la antigüedad relegadas al olvido, desconocidas las contemporáneas y reducidos á mitos nuestros grandes archivos, museos y colecciones. Con movimiento de patriótica revindicacion, que nunca será por nosotros elogiada suficientemente en lo que merece, no solo los libros que el Ministerio de Fomento envió llevaron á Bruselas la nocion y el convencimiento de que en ningun otro país puede estudiarse lo que en España respecto á la historia precolombiana y colombiana de América, sino que su delegado, declarando en la sesion inaugural ante el rey Leopoldo y el presidente de Venezuela que él solo se produciria en nuestra lengua, "por ser la lengua del descubrimiento y de la conquista," hirió en un punto de los problemas más importantes que los Congresos americanistas, si han de llegar á los resultados que se proponen, habrán de resolver en lo sucesivo. No habrá notorios adelantos en los trabajos acometidos, sin que nuestra lengua, nuestras bibliotecas, nuestros archivos y nuestros museos no presten su necesario concurso, como depositarios de la mayor parte de los espléndidos tesoros subsistentes del mundo que descubrió Colon. Y sin embargo, el Sr. Jimenez de la Espada, la fine fleur de

la courtoisie espagnole, como en Bruselas le apellidó un periódico, no suscitó ninguna competencia de emulacion nacional. En los Congresos internacionales de americanistas el frances no ha podido ser consagrado como el idioma oficial. Miembros importantísimos como Wirchow, Phené y otros, no han podido expresarse sino en aleman é inglés, sus idiomas patrios respectivos, y contra la razon de un hecho inevitable por la dificultad de modelar su pensamiento á tenor de una sintáxis y de una retórica extranjeras, ha habido que ceder hasta en el mismo texto de las Memorias ya impresas de los Congresos de Nancy y Luxemburgo. Esta consideracion hace suponer, en vista de tales antecedentes, que en el de Madrid el castellano se consagrará como idioma oficial, el frances como de cortesía, y el aleman, el inglés, el sueco, el ruso, etc., serán admitidos para los que no pueden expresarse en latin ó en alguna de las lenguas neo-latinas.

No creemos que el Ministerio de Fomento limite la iniciativa que ha tomado en que nuestro país entre en la corriente del movimiento científico moderno, haciéndole representar con tanto lucimiento en los Congresos Americanistas, á los sacrificios hasta aquí hechos. Al celebrarse en Madrid el cuarto Congreso internacional, él, más que la misma Junta organizadora, debe poner de su parte todas las facilidades necesarias para que la futura solemnidad consolide en la capital de España y en presencia de los sabios de uno y otro continente el movimiento simpático lácia nuestro país que en Bruselas se ha sabido discretamente desper tar. Ya se ha hablado con aceptacion del propósito de interesar al Congreso en la celebracion del primer centenario del Jardin Botánico de Madrid, que felizmente coincide con la fecha de la apertura del Congreso de Americanistas, y que para estos merece los respetos de haber salido de su seno los brillantes naturalistas viajeros que fueron los primeros tambien en explorar científicamente la espléndida naturaleza de América, en arran. car sus más preciosos ejemplares y formar las raras colecciones zoológicas, botánicas, mineralógicas, etnográficas, etc., que enriquecen nuestros museos y han abierto los ámplios horizontes de los estudios modernos. Pero hay que hacer más, si España tiene el deseo de abrir sus tesoros americanistas al conocimien to de los sabios de los dos mundos, y demostrar á los de la anti

gua América española el vivo afecto de nuestra inextinguible fraternidad. Respecto á la Bibliografía hispano-americana, si el Cuerpo especial de bibliotecarios no tuviera espacio para eva. cuarlo, lo que seria más acertado, ¿no se podria abrir de Junio á Junio un concurso para un buen Diccionario descriptivo de las obras antiguas y modernas que se han publicado en España? Respecto á nuestro Museo etnográfico americano, ¿no se ordenará que se haga y que se imprima siquiera un Catálogo descriptivo, ya que por la premura del tiempo no pueda ser razonado? Respecto á nuestros archivos de Indias, no pudiera disponerse una gran expedicion científica á Sevilla, á que se invite y con la que se obsequie al Congreso? No podrá salir de la abundancia de nuestros inéditos un nuevo libro que, como las Tres relaciones de antigüedades peruanas, llevadas por el Sr. Jimenez de la Espada á Brusellas, sea para los sabios asistentes al de Madrid prenda de amistad hácia España y de recuerdo perenne del primer Congreso internacional científico que se verifica en nuestro suelo ?

Todos estos asuntos, con otros de evidente oportunidad que, relacionados con los temas del futuro Congreso, nos hieren la imaginacion, esperamos que en las reuniones de la Junta organizadora y en sus relaciones con el Gobierno de S. M., podrán ser tratados y zanjados con la altura de sentimientos de que todos sus dignos miembros se hallan poseidos. Nosotros recordaremos solamente que, aunque el Ministerio de Fomento y la Academia de la Historia recientemente han hecho lo posible en la impor tante cuestion de los restos del Almirante, suscitada en Santo Domingo, no debe excusarse la oportunidad que ofrece la reunion del Congreso de americanistas en Madrid, para que esta docta Asamblea fije en ella su atencion y conozca el fallo de nuestra primera institucion científica de la Historia.

La celebracion del Cuarto Congreso internacional de los americanistas en Madrid, bajo todos los puntos de vista relatados, debe ser un acontecimiento memorable para los amantes del saber en España, y para cuantos comprenden la importancia que para nosotros tiene cuanto en la antigua América española despierte las interrumpidas relaciones de un afecto fraternal. Conociendo esta importancia, todo debemos esperarlo, así de los gobiernos que

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