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sigo por estar enfermo. Para conseguir la licencia hizo una informacion dicho año en Madrid ante el alcalde de corte, el licenciado Arce de Otalora y el escribano de provincia Pedro de la Lastra, manifestando con cinco testigos no tener ninguno de los impedimentos que obstaban el ir á Indias. Uno de los testigos fue Cristóbal de Roda, otro ingeniero hidráulico, de quien se habla muy á la larga en el año 1595, que vivia á la sazon en Madrid en el Mullidero de S. Francisco, cuya declaracion por ser muy interesante al asunto se copia al pie de la letra en los Documentos nú

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mero XIX.

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Hubo Garavelli de lograr licencia para ir en seguimiento de su tio Baptista Antonelli, y hubo de trabajar con él en la Havana, pues que el secretario Juan de Ibarra, en una representacion que hizo á Felipe 11 el año 1593 en favor del mismo Antonelli, decia: Aquel su pariente, á quien V. M. dió licencia para ir allá, que ha vuelto, dice » lo mesmo, al cual habiéndole apaleado los oficiales de Tejada, no habiendo querido darles satisfacción, por no ver» se Antonelli y Roda afrentados con él, le han enviado, y » dando en ingleses, le robaron, y ha llegado aqui perdido, »y dice, que sus primos no son tratados alli como criados » de V. M. y hombres que traen entre manos cosas tan del » servicio de V. M."

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Nada mas consta de su destino y ocupacion en España despues que volvió de América tan mal parado, ni de su fallecimiento; pero sí por la citada informacion, que era mediano de cuerpo, calvo un poco, rubio castaño, con un lunar encima del ojo derecho al lado, y con una señal en el carrillo izquierdo, que se echaba un poco de ver, y por la declaracion que dieron Juan Gil y Andres Alegrin, vecinos de Madrid, que tuvo otro hermano, llamado Cristóbal Garavelli Antonelli, tambien arquitecto hidráulico y condiscípulo en la escuela y compañía del tio Juan Bautista Antonelli, á quien hizo tambien venir de Italia, y dirigió en 1590 la obra del pantano de Alicante de orden de Felipe II.

Juan Lloret, arquitecto de la ciudad de Valencia y Juan Pavía de la de Játiva, hoy S. Felipe, reconocieron y exami

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naron con la mayor detencion la iglesia de S. Salvador en el arrabal de la villa de Cocentayna del reino de Valencia, que Jayme y Andres Terol habian comenzado el año de 1583. Habiéndola hallado arreglada y conforme á las reglas del arte, aprobaron la obra en 6 de diciembre de 1591, segun consta de escritura otorgada en dicha villa de Cocentayna ante el notario de ella Miguel Andrés. Se cree que Lloret y Pavía hubiesen hecho algunas obras de consideracion en aquel reino cuando eran buscados para juzgar

esta.

Desde este año siguió trabajando en ella Honorato Martí, natural de la misma villa de Cocentayna, obligándose á concluirla, para lo que pidió cierta suma de dinero á Mosen Luis Micó, presbítero, beneficiado de Sta. María, que era nombrado administrador de dicha obra por el beato patriarca y arzobispo D. Juan de Ribera. Fue el maestro Honorato Martí hijo de Gaspar Martí y de Gerónima Puig, nieto de Juan Martí, y descendiente del magnífico Lorenzo Martí, caballero, todos de Cocentayna, donde tenian su casa y cabeza mayor, segun consta de informacion jurídica, hecha en 19 de marzo de 1579, que se halla registrada en la mano primera de provisiones de la corte del Justicia de dicha villa el dia 26 de agosto de 1659, à peticion de Jacinto Martí, nieto de Honorato y vecino de Ontiniente, donde solia este vivir algunas temporadas.

á

1592. Juan Rigor residia acreditado en Aragon por los años de 1592. Ajustó entonces con la villa de Andorra el construir la iglesia parroquial, que inmediatamente trazó y comenzó. No pudo acabarla no sé por qué disensiones que tuvo con el cura y los vecinos. Es de piedra labrada, y aunque de una sola nave, es ancha y despejada. Consta la fachada de tres cuerpos con columnas y nichas interpuestas, siguiendo la gravedad y sencillez con que entonces se pensaba.

Ya se dijo en otra parte, que se empezó á construir la nueva catedral de Astorga en 16 de agosto de 1471: que es gótica, y que consta de tres naves. Seguíase trabajando en ella el año de 1553, como indica una lápida de su cos-'

tado; pudo muy bien haber sido el arquitecto que entonces dirigia la obra el ilustre montañés Juan de Albear, maestro de la iglesia, pues falleció en aquella ciudad en 1592, y está sepultado en el claustro de la misma catedral con este epitafio:

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por

., Jhoan de Albear, maestro de las obras de esta Sta. Iglesia, descendiente de la casa de Albear línea recta » de varon, natural de la merindad de Trasmiera, está aqui sepultado, á 6 de diciembre de 1592."

De Fernan 6 Hernan Ruiz, tercero de este nombre y 1593: apellido, hay motivos para creer fuese nieto del famoso. Fernan Ruiz, el que trazó y empezó el crucero de la catedral de Córdoba, é hijo de otro Fernan Ruiz, el que elevó á mayor altura la torre ó giralda de la de Sevilla, como queda dicho en los Documentos del primero, tom. 11, fol. 188.

Fue tambien este tercero maestro mayor, como los otros, de la Sta. iglesia de Córdoba, de cuyo destino hubo de despedirle el obispo D. Antonio Pazos, no sé por qué motivo, y asi fue que el cabildo en sede vacante no vino en acceder á la instancia que interpuso en 17 de julio de 1586 para que la fábrica le satisfaciese cierta cantidad que él decia debérsele de aquel tiempo. Mas hubo de ser recibido despues en el mismo empleo, pues consta en el archivo de la propia iglesia, que habiendo necesidad de reparar la torre que amenazaba ruina por su antigüedad, y por lo que habia padecido con la tormenta del dia de S. Mateo de 1589, mandó el cabildo, tambien en sede vacante, por acuerdo de 4 de mayo de 1593, que se renovase conforme á la muestra y traza que presentaba Hernan Ruiz, maestro mayor de las obras. Figuraba la traza ciento veinte pies de altura sobre los ciento cinco que tenia la torre, aumentando el grueso de los muros desde los cimientos por la parte exterior hasta los sesenta pies de alto, y cerrando como caja lo antiguo que podia conservarse.

Para el examen de este plan y para la seguridad de lo que se habia de construir, fueron llamados Asensio de Maeda, maestro mayor de la Sta. Iglesia de Sevilla y del hospi

tal de la Sangre, Juan de Ochoa y Jnan Coronado, vecinos,
de Córdoba, quienes lo aprobaron, segun resulta del acuer
do capitular de 24 de julio del mismo año. Inmediatamente
comenzó la obra Fernan Ruiz, que no logró verla con-
cluida, porque se sospecha hubiese fallecido en 1604, su-
puesto que desde entonces no se hace memoria de él en
los acuerdos del cabildo, y porque duró su construc-
cion hasta el año de 1664, en que la acabó Juan Francisco
Hidalgo.

1594. García de Emere ejecutó la iglesia de la villa de Valera de Abajo en el obispado de Cuenca, ó por mejor decir la concluyó, pues conserva alguna parte de la manera gótica. Lo que sí trazó y construyó del todo Emere fue la lindísima portada principal, que contiene cuatro columnas jónicas sobre pedestales y un podio encima de la cornisa, sobre el cual se representan en bajo relieve los cuatro Doctores, la Concepcion de nuestra Señora mas arriba, y á los lados San Pedro y S. Pablo. Está grabado en la clave del arco lo siguiente: García de Emere me fecit, anno 1594.

En este mismo año comenzó Juan Munter á abrir las zanjas para la obra de la iglesia nueva de la parroquia de Alcocer en Cataluña, que él mismo habia trazado. El arzobispo de Tarragona D. Juan Perez sentó la primera piedra el dia 25 de abril de 1595. Falleció Munter mucho antes de concluirse la iglesia, en la que trabajaron despues otros maestros, especialmente un tal Oliver, quien la acabó y ejecutó la fachada.

1595. En el capítulo de Juan de Herrera, tomo II hace me moria el señor Llaguno del comendador Tribulcio Spanochi, como uno de los que concurrian y enseñaban en aquella famosa academia que el señor Felipe 11 habia establecido en Madrid el año de 1583. Pero habiendo sido el ingeniero. mayor, arquitecto militar é hidráulico, que tuvo aquel sabio monarca á su servicio, merece que digamos cuanto se ha podido averiguar en los archivos del reino de su mérito y saber. Antes que se fundase la dicha academia era ya Tiburcio Spanoqui (asi se firmaba) sugeto de consideracion en España, pues que tratando el mismo Soberano por los años

1580 y 81 de enviar una armada, como en efecto le envió, al mando del general Diego Florez de Valdés, á poblar y fortalecer el Estrecho de Magallanes, á instancias del célébre Pedro Sarmiento de Gamboa, que acababa de pasarle y examinarle, quiso oir á Spanoqui sobre el modo de situar y construir dos castillos en dicho Estrecho, sin embargo de lo que acerca de este punto habia expuesto Juan Bautista Antonelli, como se refiere en los Documentos de este tomo. No solamente aprobó Spanoqui el pensamiento de los dos castillos, que proponia Sarmiento, como muy ventajoso para impedir la entrada de los enemigos en el Estrecho, sino que hizo dos trazas de ellos; y formó una instruccion sobre el modo de construirlos. Existe este documento en el archivo general de Indias, que copiamos en los Documentos de este tomo con el núm. xx, I para satisfaccion de los lectores.

Pero el manuscrito que mas acredita el aprecio que el Rey y la Junta de Guerra hacian del parecer de Tiburcio en materia de fortificaciones, es un papel que el secretario Juan de Ibarra escribió á S. M. con fecha de 19 de noviembre de 1595, participándole lo que la junta habia acordado despues de haber oido á Spanoqui acerca de los fuertes que se levantaban en la Havana por trazas de Baptista Antonelli, hermano del otro Juan Bautista, las cuales el mismo Tiburcio habia corregido, y hecho otra mas pequeña con su relacion para mayor claridad é inteligencia de lo que se debia construir. Al margen de este papel y de cada capítulo estan las acertadas resoluciones del Rey, aprobando lo propuesto por Spanoqui, que le dan mucho honor. Le copiamos tambien en el citado número de los Documentos, con el árabe 2, porque es muy curioso é interesante á los aficionados á estas cosas.

Felipe III miró con igual estimacion que su padre al comendador Tiburcio, y la Junta de Guerra le respetó con la misma consideracion. Hay una larga consulta de este tribunal á S. M. fecha en Madrid á 4 de agosto de 1607, que lo comprueba, sobre las fortificaciones que Baptista Antonelli habia comenzado á construir en Cartagena de Indias,

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