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Ediciones de "La Lectura,", 1911 - 281 páginas
 

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Página 199 - ¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas, dulces y alegres cuando Dios quería! Juntas estáis en la memoria mía, y con ella en mi muerte conjuradas.
Página 5 - Saliendo de las ondas encendido rayaba de los montes el altura el sol, cuando Salicio, recostado al pie de una alta haya, en la verdura, por donde un agua clara con sonido atravesaba el fresco y verde prado...
Página 23 - Divina Elisa, pues agora el cielo con inmortales pies pisas y mides, y su mudanza ves, estando queda, ¿por qué de mí te olvidas y no pides que se apresure el tiempo en que este velo rompa del cuerpo, y verme libre pueda...
Página 185 - Gnido, el fiero Marte airado. a muerte convertido, de polvo y sangre y de sudor teñido; ni aquellos capitanes en las sublimes ruedas colocados, por quien los alemanes el fiero cuello atados. y los franceses van domesticados.
Página 23 - Nunca pusieran fin al triste lloro los pastores, ni fueran acabadas las canciones que sólo el monte oía, si mirando las nubes coloradas, al tramontar del sol bordadas de oro, no vieran que era ya pasado el día. La sombra se veía venir corriendo apriesa ya por la falda espesa del altísimo monte, y recordando...
Página 6 - El sol tiende los rayos de su lumbre por montes y por valles, despertando las aves y animales y la gente...
Página 10 - No hay corazón que baste, aunque fuese de piedra, viendo mi amada hiedra, de mí arrancada, en otro muro asida, y mi parra en otro olmo entretejida, que no se esté con llanto deshaciendo hasta acabar la vida.
Página 186 - Por ti, como solía, del áspero caballo no corrige la furia y gallardía, ni con freno le rige, ni con vivas espuelas ya le aflige. Por ti, con diestra mano no revuelve la espada presurosa, y en el dudoso llano huye la polvorosa palestra como sierpe ponzoñosa.
Página 12 - No soy, pues, bien mirado, tan disforme ni feo; que aun agora me veo en esta agua que corre clara y pura, y cierto no trocara mi figura con ese que de mí se está riendo; ¡trocara mi ventura!
Página 112 - Y aun no se me figura que me toca aqueste oficio solamente en vida, mas con la lengua muerta y fría en la boca pienso mover la voz a ti debida...

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