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rido, y sin paga por su obra añadida, y haberse alargado á la eleccion de su albedrío, creyendo que por mas composicion le fuera mas bien premiado, y gratificado su trabajo.

Comun, y general costumbre ha sido, y es de los hombres, cuando les pedis reciten, ó refieran lo que oyéron ó viéron, que os digan la verdad, y substancia de una cosa, enmascararla y afeitarla, que se desconoce como el rostro de la fea. Cada uno le da sus matices, y sentidos, ya para exagerar, incitar, aniqui lar, ó divertir, segun su pasion le dicta. Asi lo estira con los dientes, para que alcance la lima, y pule para que entalle, levantando de punto lo que se les antoja, graduando, como conde Palatino, al necio de sabio, al feo de hermoso, y al cobarde de valiente, quilatando con su estimacion las cosas, no imaginando cumplen con pintar el caballo, si le dejan en cerro, y desenjaezado; ni dicen la cosa, si no la comentan como mas viene á cuento á cada uno. Tal sucedió á mi padre, que respecto de la verdad, ya no se dice cosa que lo sea. De tres han hecho trece, y los trece trecientos, porque á todos les parece añadir algo mas; y de estos algos han hecho un mucho, que no tiene fondo, ni se le halla suelo, reforzándose otras añadiduras, y lo que en su lugar cada una no prestaba, muchas juntas hacen daño. Son lenguas engañosas, y falsas, que co

unas

les

mo saetas agudas, y brasas encendidas, han querido herir las honras, y abrasar las famas, de que á ellos, y á mí resultan cada dia notables afrentas. Podrásme bien creer, que si valiera elegir de donde nos pareciera, que de la masa de Adan procurara escoger la mejor parte, aunque anduviéramos al puñete por ello; mas no vale eso, sino a tomar cada uno lo que le cupiere, pues el que lo repartió, pudo y supo bien lo que hizo : él sea loado, que aunque tuve jarretes, y manchas, cayéron en sangre noble de todas partes:la sangre se hereda, y el vicio se pega: quien fuere cual debe, será como tal premiado ; y no purgará las culpas de sus padres. Cuanto á lo primero, el mio y sus deudos fuéron Levantiscos: viniéron á residir á Génova, donde fuéron agregados á la nobleza; y aunque de allí no naturales, los habré aquí de nombrar como tales. Era su trato el ordinario de aquella tierra, y lo es ya por nuestros pecados en la nuestra, cambios, y recambios por todo el mundo. Hasta en esto le persiguieron, infamándole de logrero; muchas veces lo oyó á sus oidos, y con su buena condicion pasaba por ello. No tenian razon, que los cambios han ni sido y son permitidos. No quiero yo loar, Dios quiera que defienda ser lícito lo que gunos dicen, prestar dinero por dinero sobre prendas de oro ó plata por tiempo limitado, ó que se queden rematadas : ni otros tratillos

al

paliados, ni los que llaman cambio seco, Di que corra el dinero de feria en feria, donde jamas tuviéron hombre, ni trato, que llevan la voz de Jacob y las manos de Esaú, y á tiro de escopeta descubren el engaño : que las tales, aunque se las achacáron, yo no las ví, ni de ellas daré señas : mas lo que absolutamente se entiende cambio, es obra indiferente, de que se puede usar bien y mal, y como tal, aunque injustamente, no me maravillo, que no debiéndola tener por mala, se repruebe; mas la evidentemente buena, sin sombra de cosa que no lo sea, que se murmure y vitupere, eso es lo que me asombra. Decir, si viese á un Religioso entrar á la media noche por una ventana en parte sospechosa, la espada en la mano, y el broquel en el cinto, que va á dar los sacramentos, es locura, que ni quiere Dios, ni su iglesia permite, que yo sea tonto, y de lo tal evidentemente malo, sienta bien. Que un hombre rece, frecuente virtuosos ejercicios, oyga misa, confiese, y comulgue á menudo, y por ello le llamen hipócrita, no lo puedo sufrir, ni hay maldad semejante á esta. Tenia mi padre un largo rosario entero de quince dieces, en que se enseñó á rezar (en lengua castellana hablo) las cuentas gruesas mas que avellanas, este se le dió mi madre, que le heredó de la suya : nunca se le caia de las manos: cada mañana oia su misa, sentadas ambas rodillas en el suelo,

juntas las manos, levantadas del pecho arriba, el sombrero encima de ellas: arguyéronle maldicientes, que estaba de aquella manera rezando para no oir, y el sombrero alto para nover. Juzguen de este juicio los que se hallan desapasionados, y digan si haya sido perverso y temerario, de gente desalmada, sin conciencia. Tambien es verdad, que esta murmuracion tuvo causa, y fué su principio, que habiéndose alzado en Sevilla un su compañero, y llevándole gran suma de dineros, venia en su seguimiento, tanto á remediar lo que pudiera del daño, como á componer otras cosas. La nave fué saqueada, y él, con los mas que en ella venian, cautivo y llevado á Argel, donde medroso y desesperado, el temor de no saber como ó con que volver en libertad, desesperado de cobrar la deuda por bien de paz, como quien no dice nada, renegó. Allá se casó con una mora hermosa y principal, con buena hacienda que en materia de interes, (por lo general de quien siempre voy tratando) sin perjuicio de mucho número de nobles caballeros, y gente grave y principal, (que en todas partes hay de todo ) diré de paso lo que en algunos deudos de mi padre conocí el tiempo que los traté. Eran amigos de solicitar casas agenas, olvidándose de las proprias: que se les tratase verdad, y de no decirla que se les pagase lo que se les debia, y no pagar lo que

debian ganar, y gastar largo, diese donde diese, que ya estaba rematada la prenda, y como dicen, á roma por todo. Sucedió pues, que asegurado el compañero de no haber quien le pidiese, acordó tomar medios con los acreedores presentes, poniendo condiciones, y plazos, con que pudo quedar de allí en adelante rico, y satisfechas las deudas.

Cuando esto supo mi padre, nacióle nuevo deseo de venirse con secreto y diligencia, y para engañar á la mora, le dijo, se queria ocupar en ciertos tratos de mercancías. Vendió la hacienda, y puesta en zequíes ( moneda de oro fino Berberisca) con las mas joyas que pudo, dejándola sola, y pobre, se vino huyendo, y sin que algun amigo ni enemigo lo supiera, reduciéndose á la fe de Jesucristo, arrepentido, y lloroso, delató de sí mismo pidiendo misericordiosa penitencia, la cual siéndole dada, despues de cumplida, pasó adelante á cobrar su deuda. Esta fué la causa porque jamas le creyéron obra que hiciese buena. Si otra les piden, dirán lo que muchas veces (con impertinencia, y sin propósito ) me dijéron : Que quien una vez ha sido malo, siem pre se presume serlo en aquel género de mal. dad. La proposicion es verdadera, pero no hay alguna sin excepcion. ¿Qué sabe nadie de la manera que toca Dios á cada uno, y si con

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