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logo, y se aclaran vários puntos bibliográficos.

Las dos ilustraciones siguientes tratan de succesos posteriores en gran parte al fallecimiento de Doña Isabel. La XVIII es de la persecucion que el inquisidor Diego Rodriguez Lucero promovió contra el venerable arzobispo de Granada D. Fr. Hernando de Talavera á pocos meses de morir aquella princesa. Se refieren algunas de sus particularidades, se proponen las conjeturas acerca de sus causas, y se inserta la carta que con esta ocasion escribió el arzobispo al Rei D. Fernando. La ilustracion XIX ·contiene notícias poco comunes acerca de Doña Jua

na

llamada vulgarmente la Beltraneja, de su monjio, de las negociaciones á que dió motivo entre las cortes de Castilla y de Portugal, del sistema que en ellas se propuso la Réina Doña Isabel, y del matrimónio que después de su muerte intentó el Rei católico contraer con Doña Juana. En esta segunda ilustracion se refuta detenidamente la opinion que adoptaron algunos historiadores sobre la existéncia del testamento del Rei D. Enrique IV á favor de la Beltraneja ; y en ambas se tocan espécies nuevas en el teatro de nuestra história.

En la XX se examina el valor de las monedas que corrieron en Castilla durante el reinado de Doña Isabel. Abandonando el camino seguido hasta el presente por los que han escrito de estas matérias entre nosotros, se explican con claridad y distincion los diversos valores que han de considerarse en las monedas antiguas, el que señalaron las leyes á las

del tiempo de Doña Isabel, el que ahora tendrian por su lei y peso, si corriesen, y el que debe asignárseles atendiendo al que tuvieron en el comércio, calculado por los objetos que por ellas se trocaban. Todos los resultados de estas importantes investigaciones se presentan en una tabla, donde á cada una de las monedas se señalan con exactitud los valores que bajo los tres aspectos expresados les corresponden en nuestra moneda actual.

Por último, en la ilustracion XXI se han reunido los testimonios mas notables de los escritores que alcanzaron los tiempos de Doña Isabel, y por no publicados ó por poco conocidos merecen ocupar este lugar como pruebas de vários hechos citados en el elógio de la Reina. Y se dá fin con algunas notícias acerca de su postrera enfermedad, testamento, muerte y sepultura.

Sigue á las ilustraciones un apéndice de documentos inéditos, que se han considerado necesários para la comprobacion de diferentes puntos contenidos en el discurso del presente tomo, los cuales por su novedad exigian este requisito para merecer la confianza de los críticos y del público ilustrado.

NOTÍCIA HISTÓRICA

DE LA ACADÉMIA

CONTENIDA EN LAS RELACIONES ANUALES

QUE PRESCRIBEN SUS ESTATUTOS,

LEIDAS

POR D. DIEGO CLEMENCIN
SECRETÁRIO PERPÉTUO DE LA MISMA.

RELACION

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que comprende los dos años académicos desde 1o de diciembre de 1813 hasta 30 de noviembre de 1815. Leida en la junta de 16 de febrero de 1816.

La

SEÑORES

un cuerpo, que deshabia podido menos

a história de la Académia desde el mes de diciembre de 1813 en que empezó el primer año académico que siguió á la evacuacion de Madrid por los franceses, es la história de pués de haber florecido por muchos años, no de resentirse de los males de la guerra y del trastorno general de la península; y que habiendo llegado casi á los términos de su disolucion y ruina, solo pudo conservar el soplo de vida que le .quedaba, en fuerza del celo y constáncia de sus indivíduos. La fuga del enemigo y la restitucion del Gobierno á la corte en enero de 1814 prometian á la Académia la tranquilidad que necesitaba para repararse de los males pasados; mas sin embargo se ha prolongado hasta poTom. VI.

a

co há el estado de extenuacion y languidez, y solo de algunos meses á esta parte hemos podido formar fundadas esperanzas de que con el tiempo volverá á su antíguo vigor y lozanía.

Entretanto podrá servir de honor y satisfaccion á los académicos presentes y de ejemplo á los venideros, el recuerdo de los loables esfuerzos y conatos con que este ilustre cuerpo ha procurado en época tan poco favorable conservar su existencia y buen nombre, y desempeñar, segun le ha sido posible, las obligaciones que le impone la naturaleza y objeto de su fundacion. Esto es lo que resultará de la relacion sumária ó notícia histórica de la Académia que vá á leerse en cumplimiento de sus estatutos.

La última junta académica del mes de noviembre de 1813 era la destinada para las elecciones de director y demás oficios del cuerpo, pero el corto número de sus indivíduos no permitió que se verificase hasta 25 de febrero del año siguiente de 1814 esta operacion preliminar, base indispensable para la organizacion del cuerpo. El nuevo director D. José de Vargas y Ponce, de de cuyas

luces y celo en el desempeño del mismo puesto tenia anteriores pruebas la Académia, trató desde luego de consolidar su existéncia, asegurando la proteccion y auxílios necesários del Gobierno; asunto que se terminó por el real decreto que nos comunicó en 20 de júnio último el Exmo. Sr. D. Pedro Cevallos primer secretário de Estado, por el cual queriendo el Rei continuar las muestras de la proteccion con que los señores D. Felipe V y D. Carlos IV, sus augustos bisabuelo y padre, habian favorecido á la Académia, se dignó mandar que se recomendase al ministério de hacienda el pago de las asignaciones hechas por dichos señores Reyes. En abril del mismo año se habia servido S. M. confirmar los honorários que disfrutaba la Académia desde el de 1756 como encargada del oficio de cronista mayor de las Indias y la Académia, contando ya con los médios precisos, pudo desde entonces entregarse al ejercício de sus acostumbradas tareas.

El primer objeto que llamaba y debia llamar su atencion, era el de continuar la impresion de sus Memórias, que estaba suspendida desde la del tomo IV, hecha en el año de 1805; y con efecto se halla mui adelantada la del tomo V, de que disfrutará el públi

co con la brevedad que permitan las circunstancias y nuestros recursos. En el año de 1807 habia concluido la Académia la publicacion de las Siete partidas del Rei D. Alonso el Sábio, emprendida en el de 1798 bajo la proteccion y auspícios del Gobierno. Desde luego habia solicitado la Académia que se autorizase su edicion para el uso de los tribunales en la forma que lo está la que el Sr. Gregorio Lopez hizo en tiempo del Emperador Carlos V: pero la invasion de los franceses habia cortado el curso de esta solicitud, en que se interesaban igualmente la utilidad pública, el lustre de la Académia y aun el honor del Rei sábio, autor de aquel importante código. Restablecida ya y asegurada la paz, la Académia ha renovado su solicitud, que S. M. se ha dignado oir benignamente, nombrando una junta de ministros á fin de que examine la edicion académica de las Partidas é informe acerca de su mérito, correccion y conformidad con el antiguo y verdadero texto de ellas. La junta continua trabajando en el desempeño, de su encargo, y podemos. lisongearnos de que el foro español llegará en breve á gozar del fruto de nuestra prolijidad y esmero en llevar al término posible de perfeccion esta empresa.

Ha tenido la Académia el gusto de oir en. sus juntas ordinárias las producciones con que vários de sus indivíduos han acreditado su erudicion y buen gusto, contribuyendo á la ilustracion de dife rentes puntos de nuestra história. Tales han sido la Apologia hechba por el Mro. Fr. Antolin Merino de nuestro difunto académico el Mro. Fr. Manuel Risco, contra la censura que D. Juan Francisco Masdeu hizo de su obra intitulada La Castilla y el mas famoso castellano; › el discurso del Sr. D. Juan Varela, en que reproduciendo muchas: notícias sobre los antiguos pueblos gallegos, la daba de los régulos independientes que conservaron aun después de extinguida la dominacion romana y establecida la de los suevos; la disertacion del Sr. D. Joaquin Ezquerra acerca de una inscripcion romana hallada en la ciudad de Calahorra; el informe dado por el Mro. Fr. José de la Canal sobre un papel escrito por un religioso franciscano de Espejo, en el réino de Cordoba, quien copiando cierta inscripcion hallada en aquellas inmediaciones, intentaba probar que el famoso Belisário, capitan

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