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cirlos á Mallorca, y alli entregar á Lacy el fiscal al marques de Coupigny, capitan general de la isla. Dió tambien orden por escrito al fiscal y á los comandantes de los buques para que en el caso de que en alta mar intentase alguno salvar al reo quitasen á este la vida en el acto, para lo cual llevaba Algarra prevenidas las pistolas. El desventurado don Luis Lacy se entregó á la dulcísima esperanza del perdon, y caminaba á Mallorca alegre y sereno, mostrando á sus verdugos una gratitud que no merecian. Para los lectores que no crean tanta doblez y fria venganza en el corazon del monarca y de sus satélites, copiaremos la orden secreta que Castaños comunicó al marques de Coupigny por medio del fiscal, cuyo importante documento debemos á la amistad de una persona de elevada clase.

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"Reservadisimo.

Excelentísimo señor.- Con fecha 7 de Junio me dijo el señor secretario de Estado y del despacho de la Guerra lo siguiente. Muy reservado. - Excelentísimo señor.- En el caso de que sea sentenciado á pena capital el teniente general don Luis Lacy, y que V. E. tenga muy fundado recelo que pueda alterarse la tranquilidad pública de Barcelona si se verificase en ella la ejecucion, quiere el rey nuestro señor que inmediatamente se le traslade con toda la reserva y seguridad correspondiente á la isla de Mallorca á disposicion de aquel capitan general, para que sin preceder consulta para la real aprobacion sufra en aquella el castigo á que le ha hecho acreedor su execrable delito. Y habiendo manifestado lo que sobre esta real resolucion me pareció conveniente, se me comunica por el propio ministerio con fecha del 21 la real orden siguiente. Muy reservada. Excelentísimo señor. He dado cuenta al rey nuestro señor del oficio muy

Órdenes se

cretas.

Lacy en Mallorca.

reservado que V. E. ha dirigido con fecha del 14 de este mes, en contestacion á la real orden que le fue comunicada, para que en el caso de ser condenado á muerte el teniente general don Luis Lacy se ejecutase la sentencia sin consultarla á la soberana aprobacion, y que si tuviese V. E. fundado recelo de que se pudiese alterar la tranquilidad pública, se le traslade con reserva y seguridad á la isla de Mallorca; y S. M. se ha servido resolver que se cumpla lo mandado en la ejecucion de la sentencia, si fuese la de muerte. En cumplimiento pues de estas soberanas determinaciones, y habiéndose sentenciado el dia 28 la causa formada al teniente general don Luis Lacy, que en público fue leida en los tres dias anteriores, he dado las disposiciones necesarias para que con seguridad y sigilo sea embarcado esta noche en el falucho de guerra el Catalan, convoyado por el místico Aguila, habiendo encargado la persona de Lacy al fiscal de la causa el coronel don Vicente de Algarra, que deberá hacer la entrega á la persona que V. E. designe, tomando el correspondiente recibo, y el mismo fiscal será el portador de este pliego, en que incluyo la sentencia original, quedando aqui el proceso, que es esencial para el que por separado se está formando á los demas cómplices. Los comandantes de los buques llevan las instrucciones necesarias para los casos que puedan ocurrir en el mar, y el coronel Algarra la orden terminante por escrito de disponer sea muerto Lacy si tuviese fundado recelo de que violentamente se intentase libertarlo.- Dios guarde á V. E. muchos años. Barcelona, 30 de Junio de 1817.- Excelentísimo señor.- Javier de Castaños. — Excelentísimo señor marques de Coupigny."

Apenas llegó el benemérito preso á la isla de Mallorca encerráronle en el castillo de Bellver,

fortaleciendo de este modo las esperanzas que abrigaba de haber merecido la real clemencia. Pero el 4 de Julio presentóse el fiscal Algarra y notificó á Lacy la sentencia de muerte: no se alteró el sereno rostro del héroe con aquel golpe, no obstante las lágrimas del gobernador del castillo, hombre sensible y admirador de las proezas del reo. Al despuntar la aurora del 5 bajáronle al foso, y el mismo Lacy mandó el fuego con imperturbable calma á la escolta que lo arcabuceó. Asi pereció en el cadalso á manos de una fria venganza el que en cien combates defendió á la dulce patria y al ingrato Fernando, y su sangre, que con tanta gloria comenzó á derramar en los campos de Ocaña y de Cádiz, vino á helarse en los fosos de Bellver sin provecho de España, y con oprobio del tirano que empuñaba el cetro. La palma del martirio es el premio con que el despotismo corona á los héroes.

Su muerte.

1817. Muerte del infante don

El 20 de Abril á las once y cuarto de la mañana espiró de resultas de una pulmonía el infante don Antonio Pascual, que tanto habia contribui- Antonio Pasdo á los infortunios y desastres que asolaban el cual. pais. Pero entonces ya la camarilla, y principalmente su áncora mas poderosa, que era Chamorro, esclavizaba con sus hechizos el ánimo del rey, destruyendo ó levantando al vestir y desnudar al monarca los hombres y las cosas. Descendió don Antonio al sepulcro cargado con el odio de los buenos ciudadanos, en cuyo esterminio se habia gozado desde su vuelta de Francia, y con el crimen de haber desdorado sus canas destronando á su hermano, y sirviendo de instrumento á un bando furibundo. Facil le hubiera sido ceñirse la corona de la gratitud nacional si con mas pulso y mesura hubiera inclinado á su augusto sobrino á los sentimientos benéficos y á la moderacion. Fero su ignorancia (*), hija de una educacion nula, sa ningun núm. 12.)

T. II.

17

(*Ap. lib. 8.

1817.

Despidese Gravina.

talento y fátua presuncion, convirtiéronle en un personage de farsa, que al paso que servía á los fines de los otros, escitaba la risa del rey con sus dislates y estravagancias. No tardó en desaparecer de la corte, para que todos se hundiesen por turno en aquel peligroso teatro, el nuncio del Papa don Pedro Gravina, quien se despidió del rey en 1.o de Agosto y regresó á Roma á presentar á los pies de su amo los títulos que habia adquirido á su gratitud trabajando en Madrid á favor del santo oficio y de la intolerancia religiosa.

La infanta La reina dió á luz en 21 de Agosto una inhija de la reina fanta, á quien pusieron por nombre María Isabel Isabel María. Luisa. Rodearon en el parto los mayores peligros á la esposa de Fernando, acrecentados con los errores que cometió un cirujano poco práctico, quien aturdido y fuera de sí condenó á la infeliz á un cruel martirio. Los cortesanos prevenidos contra su esposo, al que la opinion publica suponia entonces atado con cadena de rosas á una deidad de Sacedon, sospecharon del cirujano; pero no existian motivos fundados para tan negras suposiciones, que no obstante divulgó la fama por los salones. Los españoles amaban á la reina, y los que conocian sus prendas y cuán digna era de ser feliz lastimábanse de su triste situacion. La princesa recien nacida, esperanza de la nacion que pensaba que al dulce nombre de padre se borrarian en el pecho del monarca los afectos menos nobles, no prometia larga Fallecimien- vida, y murió en 9 de Enero de 1818.

to de la infanta.

ros.

A pesar de Garay y de sus denodados esfuerzos los atletas mas exaltados del realismo puro nadaban en el favor y levantaban la cabeza, sumergiendo bajo sus plantas á los que intentaban hacerles rostro. Lozano de Torres, aclamado regiPremios ra- dor por muchos ayuntamientos, condecoraba su

pecho con la cruz de Carlos III en premio de ha

(* Ap. lib. 8. núm. 13.)

ber publicado el embarazo de la reina (*): Elío ornaba el suyo con la grande de Isabel la Católica por resucitar la tortura en su provincia, y don Carlos España, despues de haberse perfeccionado en el oficio de verdugo al lado de Elío y haber demostrado su crueldad en Tarragona, cuya plaza gobernó, fue nombrado segundo cabo de Cataluña, y mas adelante elevado á conde de España en un decreto autógrafo que le llamaba descendiente de los condes de Cominges y de Foix. La palanca pues con que Garay queria levantar el crédito rompíase herida por el acero proscriptor de los palaciegos. La agricultura, empobrecida con las agonías del comercio, bloqueado por los corsarios americanos desde Cádiz á la Coruña, cortaba los brazos Estado de Esá la industria: la desconfianza crecía, y el ministro paùa.

de Hacienda veía cegados los manantiales de la pública riqueza, sin que el ingenio humano bastase para hacerlos brotar de nuevo.

Entre tanto el rey habia entablado y concluido por sí mismo en su correspondencia autógrafa con el emperador Alejandro la compra de una armada rusa, compuesta de cinco malísimos navíos de línea de 74, y tres fragatas de 44, cuya armada, que mandaba el almirante Moller, fondeó en Cádiz el 21 de Febrero. El bailío Tattischeff, que habia trabajado en el asunto con sumo ardimiento, privaba entonces con el monarca español, como llevamos dicho, constituido centro de la camarilla, la que, derribados casi todos los consejeros de Valencey que le hacian sombra, se enseñoreaba en palacio, árbitra de la voluntad y del poder de Fernando. Ni el mal estado de la escuadra le permitia darse á la vela, ni se hallaban preparadas las tropas para el embarque, pues llegaban lentamente al campamento á causa de la falta de recursos: inútilmente luchaba Garay con la mise

райа.

Compra de la

armada rusa.

1818.

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