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precaver escandalosas asonadas, en las que no dejaba de tener parte, desesperado por los sentimientos que manifestaba el monarca, y quizás estimulado por el odio que le profesaba. Medio detestable, y que es una mancha que empaña la administracion de aquel gabinete. Todo estaba preparado para la partida de SS. MM. al Escorial, cuando el 25 de Octubre, dia destinado para la salida, manifestaron al príncipe los secretarios del despacho que estallaria á su marcha un movimiento popular dirigido á retenerle en la villa hasta que sancionase el decreto de los frailes; movimiento que en efecto estaba concertado por los agitadores, y que comenzaba ya á remover sus oleadas. Violentado asi

el ánimo real, cedió Fernando lleno de despecho Violenta sany de rabia; y partió el mismo dia á las once de la cion. mañana, acompañado de su esposa y de los infantes, con direccion al Sitio de San Lorenzo, donde le recibieron con todas las ceremonias de estilo por ser la vez primera que entraba la reina en el Escorial. Dos dias despues festejaron los Gerónimos á la augusta familia iluminando por la noche la fachada principal, la magnífica cúpula y el patio llamado de los reyes: y un numeroso concurso victoreó á Fernando y á Amalia con júbilo y entu→ siasino cuando se asomaron á los balcones de la biblioteca. Asi adorado por unos mientras otros le humillaban y escarnecian, robustecíanse en el pecho del rey el odio á la Constitucion y el amor al cetro absoluto.

Al discutirse los presupuestos del año venidero resultó un déficit de ciento setenta y dos millones, mientras que la deuda con interes ascendia á seis mil ochocientos catorce; sus réditos, á doscientos treinta y cinco, y la que no gozaba interes, á siete mil cuatrocientos cinco: total, catorce mil doscientos diez y nueve millones. Los nuevos arbitrios

Abogos del

tesoro.

señalados para el pago de réditos consistian en las rentas de las órdenes militares y en el sobrante de los conventos despues de atendidas las pensiones, para las cuales no bastaban las rentas, como llevamos dicho. Por otra parte, recurrióse á una bancarota verdadera separando las atenciones vencidas de las corrientes, y aplicando á las últimas los recursos del Estado. Y mientras sus productos eran insuficientes tambien para este objeto, el congreso nacional en el principio de la legislatura perdonó á los pueblos la mitad de las contribuciones; los ministros cobraron íntegros los sueldos atrasados de los seis años, y todos los perseguidos en la época pasada acudieron á la asamblea pidiendo el reintegro de sus pérdidas, y los premios á que se reputaban acreedores. En vista de tantas urgencias, decretóse un empréstito de doscientos millones, que se contrató bajo condiciones muy onerosas con la casa francesa de Laffitte, y restablecióse la contribucion directa, juntamente con otras medidas de hacienda dirigidas á vigorizar el exánime tesoro, y á poner orden en el caos de la administracion.

El rey, cercado en el Escorial por sus amigos, y devorando en secreto la afrenta que creía haber sufrido, negóse á cerrar en persona la legislatura; y pretestando un fuerte catarro, ofició al congreso en 9 de Noviembre por medio del ministerio manifestando el estado de su salud, y acompañando el discurso preparado. Leíase en este escrito la claúCiérrase la sula siguiente: "Al mismo tiempo no puedo menos primera legis de asegurar que han llenado de júbilo mi corazon las medidas de prudente generosidad é indulgencia con que las Cortes han procurado cicatrizar las llagas de la nacion, y borrar la memoria de los males que la han despedazado abriendo la puerta de la reconciliacion al error y al estravío."

Pensaron los consejeros secretos de Fernando

1820.

Nombramien

cional de Car

que, disuelta la asamblea de los diputados, habia desaparecido el poder colosal del pueblo, y que era la sazon de ensayar un golpe de Estado que hundiese en el polvo las nuevas leyes. El 16 de Noviembre se presentó en la Corte al comandante general don Gaspar Vigodet don José Carvajal con una carta autógrafa en la que S. M. ordenaba al to inconstituprimero entregase á Carvajal el mando de Castilla vajal. la Nueva, para el que le habia nombrado, enviándole la orden con un garzon de guardias. Vigodet, no teniendo mas documento de oficio que la carta, y careciendo esta de la firma del ministro de la Guerra, que debia ser su salvaguardia, rehusó cumplimentarla, autorizado por el artículo doscientos veinte y cinco de la Constitucion, que prohi bia obedecer órdenes que no estuviesen firmadas por el secretario del despacho; y despues de una animada discusion con Carvajal, que porfiaba en apoderarse del mando, pasaron ambos á la secretaría de la Guerra, donde el ministro del ramo se mostró sorprendido con un nombramiento de que no tenia noticia, resultando de la conferencia el mútuo convencimiento de que Carvajal habia sido ilegalmente nombrado.

Cuando se divulgó por la villa este ataque descubierto al código de Cádiz, y se traslució el deseo secreto de apoderarse otra vez del cetro de hierro si los funcionarios públicos se plegaban á la voluntad del rey ó se intimidaban con su mandato, reunióse junto con los ministros la diputacion permanente de Cortes, presidida por don Diego Muñoz Torrero, de la que era secretario don Vicente Sancho: cuya autoridad velaba al tenor de la Constitucion el cumplimiento de las leyes en el intermedio de una á otra legislatura. Los hombres de opiniones furibundas bajo pretesto de que la libertad peligraba, lanzáronse á las calles y plazas dan- Consecuencias.

T. II.

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do gritos frenéticos y exaltando en la sociedad patriótica los ánimos con discursos incendiarios, en los que pedian la cabeza de Carvajal. El ayuntamiento se reunió, é incitado por el tumulto que solicitaba Cortes estraordinarias, elevó al monarca sus quejas en términos poco mesurados; la milicia corrió á las armas, y la faina abultó de tal suerte los riesgos que muchos temieron con justicia otro año catorce. No tardó la diputacion en verse asediada por la muchedumbre, que presentaba contínuas peticiones equivalentes á otros tantos mandatos, y muchas de ellas contrarias al espíritu de las leyes. Tantas fueron por fin las amenazas de la gente atumultuada, que la diputacion mandó abrir las puertas del edificio, y celebró sesion pública, cosa nunca acostumbrada y opuesta á lo prevenido en la Constitucion, cuyas páginas destrozaban una á una, Pero cuando Fernando conspiraba á las claras, ¿cómo habian los liberales mas sensatos de combatir contra aquella turba de jóvenes ardientes que se llamaban defensores del gobierno representativo, y á los que miraban como la única salvaguardia de las Cortes contra los ataques del trono? En tan angustiosa crisis, y en medio del furor y de los puñales de un motin, la diputacion permanente representó al monarca el mismo dia por la tarde, pidiendo á S. M. desterrase de palacio á los consejeros que le estraviaban, y restituyéndose á Madrid convocase Cortes estraordinarias. Aterrado el rey con la tempestad que se habia levantado al soplo de su imprudente conducta, respondió el Noviembre 18 á la diputacion que todo era obra de un error involuntario, pues habia creido poder hacer por sí solo el nombramiento; que regresaría á la capital de la monarquía apenas se restableciese la alterada calma; que acababa de firmar el destierro del conde de Miranda, su mayordomo mayor, y

de 1820.

del confesor don Victor Saez; y que convocaria Cortes estraordinarias siempre que se le demostrase su necesidad y señalase el objeto único en que debian ocuparse (*). La diputacion participó á los amotinados por conducto del general Zayas las promesas del rey, pero la agitacion de los ánimos era grande, y el tenor de la tiranía fundado.

Los ministros pudieron, ocultando la orden y convenciendo al rey de su estravío, no haber abierto la puerta á las pasiones; pero presenciaban las contínuas tramas. de Fernando, la frenética ansia de venganza que agitaba su rencorosa alına, y previendo peligros para la libertad nacional, vacilaban en los medios de salvarla. Tampoco en esta ocasion dejaron de tener parte en los sucesos referidos, segun las acusaciones futuras de sus propios amigos, como veremos en su lugar; y en vano apelarán al amor á la libertad y al temor del naufragio que corria, para ocultar un lunar tanto mas visible cuanto mas alto era el puesto que ocupaban. El maquiavelismo del cetro contagió sus pechos, é imitáronle para desdoro suyo jugando con los mismos dados, y olvidando los principios con tanta elocuencia demostrados en las Cortes dos meses antes por ellos mismos.

El 21 de Noviembre á las tres y media de la tarde entró por la puerta de San Vicente la familia real de regreso de San Lorenzo, acompañada de numerosos grupos que cantaban el trágala, y que habian salido á recibirá los reyes á mas de inedia legua de distancia: llegados estos á palacio por medio de aquella muchedumbre colérica y rabiosa con los pasados sucesos, asomóse Fernando al balcon, como acostumbraba, á ver desfilar la tropa que habia estado tendida por la carrera, Los gefes de la anarquía, que en los ataques dados al monarca no veían otras tantas oscilacio

(* Ap. lib. 9. núm. 6.)

1821.

Vuelta del Escorial.

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