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Conforme á la exigencia de las Cortes ordinarias, como ya dijimos, y á las representaciones de las provincias, no obstante la oposicion del ministerio, tuvo éste que convocar Cortes estraordinarias, que instaladas el 24 de Setiembre bajo la presidencia de don Pedro Gonzalez Vallejo, obispo de Mallorca, dieron comienzo á sus tareas. Al tenor de los artículos de la Constitucion solo podian tratar de los asuntos que señalase la corona, y Fernando designó los siguientes: la division del territorio español para establecer el gobierno político; la beneficencia; la tranquilidad y paz de América; los códigos criminal y de procedimientos; la reforma de aranceles; la liquidacion de suministros; la moneda; el reemplazo y ordenanza del ejército; la organizacion de la milicia activa, y la ley orgánica de la armada naval. El 28 abrió el monarca las Cortes, y despues de enumerar en su discurso los trabajos en que habia de emplearse la asamblea, dijo "que reclamaria su cooperacion si lo exigiesen las circunstancias." El presidente contestó "que la nacion española, que aborrecia el despotismo tanto como la desastrosa anarquía, no podia entregarse á la desenfrenada licencia." En la respuesta del congreso, redacta por Martinez de la Rosa, leíanse estas palabras consolado. ras: "V. M. hallará en los representantes de la nacion los mas celosos promovedores de la felicidad pública, elevados sobre los dos polos de la libertad y del orden." Ymas adelante: "Las Cortes bastan á ahogar las criminales esperanzas y reprimir el ímpetu de las pasiones, y calmar los motivos de inquietud y de recelo; infundiendo seguridad á los buenos, terror á los malvados, fuerza á las leyes, valor á las autoridades, y formando un muro impenetrable al rededor del trono, lo librarán igualmente de que la arbitrariedad lo socave, y de que lo conmueva la anarquía."

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1821.

Cortes estraordinarias.

Setiembre de 1821.

peste.

núm. 9.)

La fiebre amarilla de Barcelona no solo desolaba á Tortosa y á Mequinenza, sino que tendiénEstiéndese la dose por la costa andaluza devastaba á Cádiz, el Puerto de Santa María, Jerez, Lebrija y Murcia. Sus horrores llenaban de luto los pueblos; y como dice Tucidides en su hermosa descripcion (* Ap. lib. 9. de la peste de Atenas (*), "antes que el enfermo moria el médico, y la ciencia humana era de todo punto inútil." Perecian los unos abandonados, mientras los otros lanzaban el último suspiro en medio de los mayores cuidados. No se encontraba remedio alguno que aprovechase á los que de él hacian uso, porque la misma medicina que aliviaba á uno dañaba á otro, y ningun temperamento, por débil ó por robusto, estaba libre de la enfermedad, que se acomodaba con todas las índoles y resistía todos (Ap. lib. 9. los sistemas (*)." El temor del contagio alejaba á núm. 10.) los poderosos, que huyendo de la muerte venian á espirar al campo raso, y sin mas asistencia que la de sus parientes, cuando sensibles á la voz de la naturaleza no desamparaban al moribundo. Luis XVIII envió médicos franceses, que prestaron grandes servicios en Barcelona, que fueron el consuelo de muchos infelices, y que salvaron algunas víctimas. Tambien las hijas de San Vicente de Paul corrieron voluntariamente de provincias distantes y de la misma Francia á asistir á los contagiados, y perecian alegres por salvar á sus hermanos, dando un testimonio mas de los generosos sentimientos que despierta en el corazon del hombre la religion cristiana.

Los franceses, para precaverse de los estragos Cordon mili- del mal, cubrieron con un cordon militar la raya tar de la raya. de Cataluña y de Aragon, de donde tomó pie la maledicencia de los partidos para acusar al gabinete de las Tullerías de unas intenciones que entonces no tenia. Luis XVIII conocia los defectos

de la Constitucion española y deseaba la modificacion de sus bases; mas esperábalo del tiempo, que demostrando la imposibilidad de gobernar con ella, induciría á los españoles honrados á su reforma. No obstante la buena voluntad del rey de Francia, las facciones, que al decir de Tito Livio (*) "son una plaga mas funesta á los estados que la guerra estrangera, que el hambre, que la num. 11.) peste y que todas las calamidades públicas que envian en su cólera los dioses," precipitaban ya los sucesos para sumirnos en mayores infortunios. La

(*Ap. lib. 9.

junta ó congregacion apostólica, que desde Roma Congregacion tendia á dirigir los acontecimientos del mundo apostolica. entero, como en tiempo de su pristina gloria los cónsules romanos, influía poderosamente en el ministerio de las Tullerías y soplaba la tempestad en uno y otro pais, desencadenando los vientos de las pasiones. Servian maravillosamente á sus miras los escesos del bando estremo de España, que con incesantes conmociones tenia en contínua alarma á todos los gobiernos; y tambien contribuía á encender el odio de los franceses la hiel que contra ellos vomitaba la prensa española, ora deprimiéndolos con el recuerdo de la lucha de la independencia, ora amenazándolos con otra rota si no abandonaban el cordon sanitario. Asi la congregacion apostólica, que dominaba en el retrete secreto de Fernando por medio de sus agentes, no tardó á insinuarse en el de Luis, y esperó de los sucesos que meditaba el triunfo de su causa. Y entretanto que el Papa Pio VII anatematizaba en 13 de Setiembre la sociedad de los carbonarios, y ordenaba la denuncia bajo pena de escomunion mayor, nacian en España sin ser sentidas y trasplantadas de Roma las sociedades absolutistas del Angel esterminador, de la Concepcion y otras muchas realismo. para eternizar la anarquía bajo formas distintas.

1821.

Nacimiento de las socieda

des secretas del

1821.

Rafael.

De este modo combatidos por el fanatismo y la licencia, perdidas las colonias americanas, pobre y desordenada la hacienda y desgarrados por los partidos, tocabamos el borde de un precipicio inevitable. En tan desecha borrasca requeríase mucho pulso por parte de los liberales para combatir contra la hipocresía y sacar de la lucha salva y amable la dulce libertad. Lejos de esto Riego elevaba al gobierno en los últimos dias del mes de Setiembre una representacion descomedida y en alto grado humillante, en que afirmaba que sin su arrojo España no gozaria las ventajas del sistema representativo. Y por otra parte pretestando los absolutistas los planes de república soñados por unos cuantos mentecatos se atrevian á vejar en Alcañiz á las autoridades, que se vieron obligadas á transigir con ellos, y á quebrantar las leyes desarmando violentamente á la guardia nacional. Otras chispas se vieron en varios puntos de Aragon. Del atrevimiento de los realistas originábanse las demasías de los exaltados; y en choque tan funesto, impulsado por los espias de Fernando y de la congregacion apostólica, preciso era ver la destruccion de la monarquía, sin ser facil adivinar cuál de los dos partidos trabajaba con mas fruto en su ruina.

El 22 de Setiembre salieron los reyes para San Lorenzo, huyendo de las escenas que se preparaban en la corte y en las capitales de provinDia de San cia para el 24. Era éste el dia de San Rafael; y aprovechando la coyuntura los agitadores habian resuelto festejar al general con músicas y alborotos en mengua del gobierno que lo tenia desterrado, y reanimar asi la osadía de sus satélites, amortiguada con el descalabro de la calle de las Platerías. Un numeroso concurso, entonando el himno de Riego al son de los instrumentos músi

cos, ó cantando el trágala á San Marin y á Morillo, discurrió aquella noche por las calles con hachas encendidas, y parándose delante de los edificios que ocupaban las referidas autoridades prorumpió en los mayores insultos y desafueros, y rompió el farol y los cristales. En las ciudades mas populosas fueron igualmente insultados los ciudadanos pacíficos que amaban el orden y el imperio de las leyes, distinguiéndose entre otras Valencia, donde los alborotadores, que habian tomnado ojeriza á un librero llamado Fauli, hombre honrado y verdadero liberal, por reunirse en su tienda varias personas enemigas de la anarquía, le apedrearon la casa, y por espacio de diez y ocho meses no cesaron de dirigirse á ella entonando el trágala, y repitiendo sus visitas hasta tres veces en un dia. En Granada el marques de Campoverde triunfó de los bulliciosos y obligóles á retirarse con la imagen de su héroe; pero en Cádiz las autoridades no solo se pronunciaron en la tribuna pública á favor de la turbulenta democracia, sino que autorizaron con su presencia la procesion del retrato de Rie

burlándose descaradamente del ministerio que la habia estorbado en Madrid con la fuerza armada.

Los amigos del desorden apetecian sobre todo una victoria en Zaragoza, para vengarse del gefe político don Francisco Moreda, que habia descubierto sus planes y motivado la confinacion de Riego. Alli como en todas partes algunos jóvenes ardientes llamaban serviles á los que no empuñaban las armas, y los humillaban promoviendo la discordia: los habitantes del arrabal, cansados de tanto sufrimiento, acometieron en la noche del 28 de Octubre á varios nacionales y los desarmaron, despues de haberlos herido y maltratado. Ama

1821.

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