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el alto puesto á que le destinaba el príncipe, ya porque conociese sus opiniones personales y el oculto impulso que motivaba aquella invitacion, ya porque caida la venda que cegó sus ojos veía cuán distinta de la teoría era la práctica de la Constitucion de 1812, y por consiguiente cuán dificil gobernar con ella en la mano. Contentóse pues con indicar á Martinez de la Rosa para cabeza del nuevo gabinete, y dispuso su partida á París. Martinez de la Rosa, que bajo las flores de honra tan lisonjera descubria las espinas encubiertas entre sus hojas, alegó que el horizonte político se presentaba muy tempestuoso, y que no se sentia con fuerzas bastantes para hacer frente á la borrasca. Los realistas, que habian concebido una alta idea de los conocimientos prácticos en el arte de gobernar del diputado granadino, cruzaron sus intrigas para que no se sentase en la silla ministerial; pero el rey, á quien ninguno aventajaba en la ciencia de conocer el corazon humano, se rió de sus vaticinios, porque habíale enseñado la esperiencia que el mas facil de engañar es el hombre de bien. Y recurriendo á la simulacion y á la hipocresía, que tan naturales le eran, esclamó: "¡Qué será de iní, si los españoles honrados me abandonan en estos momentos!" Cayeron en el lazo no solo Martinez de la Rosa, sino tambien Gareli y Moscoso, indicados por el primero, y que se hallaban presentes á la real esclamacion.

Justos con todos los partidos y con sus individuos, porque no perteneciendo á ninguno los exaninamos todos sin prevencion y con el cristal único del bien público, no disputaremos al distinguido literato, al ilustre vate y elocuente orador los floridos laureles de su bien merecida corona. Ni tampoco intentaremos despojarle de la palma ga-·

nada en la defensa del orden público y de las leyes en la anterior asamblea; pero sí le negaremos las dotes del hombre de estado, porque ellas distan tanto de las prendas de un poeta, como la teoría de la práctica, y las dulces ilusiones en la juventud de la triste realidad en la vejez. Facil, indeciso, y algunas veces flojo y desmayado el gefe del nuevo gabinete, careció de la energía suficiente para tener las riendas al carro de la anaradormeciéronle las sirenas de palacio para que no oyese el estruendo de las conspiraciones del rey, engañando su imaginacion si alguna vez despertaba, con el sueño falaz de una modificacion del código de Cádiz.

quía, y

El congreso, despues de haber renunciado en la sesion secreta del dia 3 la cuarta parte de sus dietas, en vez de haberlas renunciado enteras, principió sus trabajos atacando á los nuevos secretarios del despacho con un calor que descubria el mal oculto fuego del aborrecimiento: por solo haber dicho el ministro de la Gobernacion que la Constitucion no prescribia el orden con que debian leerse las memorias de las respectivas secretarías, y que respetaba la ley y no la práctica, propuso el señor Isturiz, juntamente con otros, que las Cortes manifestasen el alto desagrado con que habian visto su conducta en aquel asunto; y únicamente por dos votos no fue aprobada la indicacion. Las grandes medidas que requeria el estado especial del pais quedaron en el olvido; y en vez de esta cuestion de vida ó muerte, en vez de los asuntos árduos, vagó la asamblea por un espacio imaginario de ninguna utilidad para la despedazada patria. Atosigaba á la mayoría de los individuos el ansia de inudar y trastornar todas las cosas sin atender al tiempo, á la política, ni á los intereses antiguos. Mientras que un diputado

Ataque de las Cortes al ministerio.

sancionados.

dotado de talento, pero arrastrado por el torren te dominador, proponia la ampliacion del reglamento de milicias, exigiendo para ser voluntario la circunstancia única de estar en el ejercicio de los derechos de ciudadano, Gonzalez Alonso pedia que se quitasen la escarapela los criados de palacio.

Los ministros devolvieron al congreso el deDecretos no creto de señoríos de 7 de Junio de 1821, y el de sociedades patrióticas aprobado en Abril del mismo año, diciendo que el monarca no los habia sancionado en virtud de las facultades que le concedia el código fundamental, y que en lugar del primero presentaban otra minuta sobre señoríos. Un diputado intentó acto contínuo que la asamblea nacional, aprobando nuevamente la ley no sancionada, la remitiese segunda vez al príncipe; y si no se verificó en aquel dia, no tardaron las Cortes á examinarla y á devolverla sin escuchar las reclamaciones del gabinete, como se acostumbra en las naciones donde domina el gobierno representativo. Llamados los secretarios del despacho en 9 de Marzo para dar cuenta del estado de la nacion, los trató ásperamente el congreso culpándolos con acrimonia y sin justicia, y vióse á muchos diputados tomar la defensa de los anarquistas esclamando que la persecucion contra los patriotas exasperaba á estos y los obligaba á obrar con energía. Los jóvenes ardientes, llevados de su fogosa imaginacion, gozábanse en exagerar los peligros, y atribuían la chispa mas imperceptible á un volcan que iba á devorarnos, á un plan general sabiamente combinado: de suerte que su lenguaje es el mismo al oir el grito aislado de un realista, que á la vista de los ejércitos franceses sitiando á Cádiz. Los ministros, en medio de aquella lluvia de cargos injustos dirigidos á unos

1822.

hombres que apenas se habian sentado en sus sillas, no salian de los límites de la templanza; y aquella lucha desigual y heróica por su parte agrandaba sus talentos, y desplegaban unos conocimientos oratorios que ilustrarán siempre su memoria.

El 6 de Marzo trasladáronse los reyes á Aranjuez, buscando siempre Fernando la soledad de los Sitios reales para entregarse en brazos de sus lisonjeros amigos, y trabajar en la ruina de las nuevas instituciones. Abandonando ahora la escena pública y las luchas parlamentarias, penetremos en el regio alcázar á examinar los diferentes planes que en esta época formaban las esperanzas de. los cortesanos. Hemos insinuado en otra parte que los consejeros ilustrados del príncipe, entre quienes habia algunos realistas, le inclinaban á modificar la Constitucion de Cádiz, y que en el mismo sentido trabajaban algunos liberales, convencidos de la dificultad de pasar adelante con un código que no daba al poder ejecutivo la fuerza necesaria para ahogar la anarquía. S. M. manifestaba caminar de acuerdo con unos y otros para conseguir por medio de la apetecida reforma no solo el afianzamiento de su corona, sino la union y la felicidad de los españoles banderizados, y prontos á lanzarse en los horrores de una guerra civil. Pero mientras asi lo afirmaban sus augustos labios, á espaldas de aquellos y en lo mas escondido de su retrete seguía tramas muy distintas, aunque á veces aparecian urdidas con sedas de los mismos colores; porque en el arte de la intriga, de la doblez y del disimulo pocos aventajaban al monarca de dos mundos. Adornado Fernando con una memoria felicísima, y con un instinto particular para conocer á los hombres, como llevamos dicho, habia escogido entre sus servidores á los mas aptos

1822.

Tramas de palacio.

para secundar sus ideas, dirigidas todas en su co-
razon al restablecimiento de la tiranía y á la ven-
ganza de sus enemigos. Chateaubriand hablando
de la conducta del rey en la época que describi-
mos dice: "solo la esperanza de la soberanía le
entusiasmaba;
; porque cuanto menos capaz es uno

(* Ap. lib. 10. del poder, tanto mas le ama." (*)

núm. 1.)

Dos comisionados de Fernando se presentan en Correspon- primer término: el general don Francisco Eguía, dencia secreta el mismo que en 1814 encarceló á los diputados

del monarca.

de las Cortes, y el oficial de la secretaría de la Guerra don José Morejon, ascendido ahora misteriosamente á secretario de S. M. con ejercicio de decretos. Recibida orden del rey, el viejo Eguía escapó de Mallorca, como hemos apuntado, y en una lancha de pescar llegó á Bayona, donde se alojó en el humilde cuarto de una pastelería. Los años habian subido de punto sus ridiculeces: terco, caduco, caprichoso, inflexible, exagerado, cruel, cedió sin embargo á las intrigas y garrula astucia de la pastelera, que logró tanto ascendiente sobre el anciano general, que este no hablaba con persona alguna sino en presencia de ella, aunque se tratase de los negocios mas secretos, y en que iba la vida del monarca de España. ¡Pérfido consejero es el miedo! Habia logrado aquella muger persuadir á Eguía que el puñal y el veneno amenazaban su existencia, y que asistiendo á las pláticas y entrevistas de los otros le salvaria la vida con sus gritos ó con su ayuda, segun lo requiriese el caso. La primera autorizacion dada á Eguía para hostilizar al gobierno de las Cortes era autógrafa, y las instrucciones moderadas. Tenia la fecha de Junio de 1821.

El segundo comisionado, don José Morejon, habia sido enviado á París por Fernando para concertar con el gabinete francés los medios de liber

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