Imágenes de páginas
PDF
EPUB

1822.

Luis XVIII en

que creían tan facil la mudanza de sistema en el antiguo teatro de sangrientas revoluciones. El 4 de Junio Luis XVIII abrió las cámaras francesas, y se esplicó en estos términos por lo que toca á nuestra patria. "He conservado las precauciones Discurso de que han alejado de nuestras fronteras el contagio Junio. que ha asolado parte de la España. La estacion actual no me permite descuidarlas, y las conservaré todo el tiempo que lo requiera la seguridad del pais, pues solo los malévolos han podido hallar en mis providencias un pretesto para desnaturalizar mis intenciones." Lo cierto es que la rebelion organizada en Francia tomaba de dia en dia mayor incremento, y se convertia en un ejército numeroso, cuyas divisiones obraban en cada provincia conforme á un plan bien combinado. La aparicion de Quesada en Navarra daba núcleo y apoyo al realismo de aquellas provincias, y unido el cuerpo que habia levantado en los pueblos fronterizos á las fuerzas de Juanito y de don Santos Ladron, combatía algunas veces con éxito á Lopez Baños, y contaba con la opinion y los auxilios de los naturales.

En Castilla se desarrollaba igualmente el espíritu faccioso, y se presentaba en el campo don Saturnino Albuin, llamado el Manco, guerrillero de la lucha de la independencia en ambos bandos. En Cataluña, donde descollaba principalmente la rebelion por su número y arrojo, habíanse convertido las errantes bandas en ejército de la fé, en cuyo apoyo desenvainaba el acero un nuevo gefe llamado José Busons, conocido por Jep dels Estanys. Con la disciplina duplicábanse los triunfos y las sorpresas hechas á varios pueblos; y el rebelde Romagosa, marchando con el Trapense al frente de cinco mil hombres contra la Seu de Urgél, la escaló en 21 de Junio, y se apoderó de

Quesada en Navarra.

Albuin.

se.

Toma de la la ciudad y de los fuertes. El hipócrita fray AnSeu de Urgél por el Trapen- tonio de la Trapa fue el primero que subió con el crucifijo en una mano y el luengo látigo que habia adoptado por insignia de su mando en la otra, sin que le tocasen las numerosas balas que arrojaba la guarnicion, defendiéndose con ardor y despecho. Al verle encaramado y sin herida alguna, los facciosos atribuyeron á especial proteccion del cielo su buena suerte, y arrojándose á la voz de milagro con ímpetu y entusiasmo, enseñoreáronse al instante de la fortaleza. Los rebeldes encontraron en ella sesenta piezas de artillería y un número considerable de armas y de municiones. El populacho catalan, fanatizado y escitado por fray Antonio, lanzóse sobre los prisioneros y los despojó de la vida cruel y bárbaramente, no en el acto del asalto, sino á sangre fria, cebándose en sus Su barbarie. despojos cual tigres sedientos de sangre, para agradar á aquel monstruo esterminador que sonreía en medio de la destruccion. La posesion de aquella plaza fuerte, llenando las condiciones exigidas por el gobierno francés, como despues veremos, para auxiliar abiertamente al realismo español, y dando á la insurreccion un centro de operaciones, enriquecida con un parque numeroso, mudó la faz de la campaña en Cataluña.

la Corte.

Cuando tan plácida nueva resonó en los oidos de Fernando, palpitó de gozo el corazon del déContento de bil monarca, y henchidos de alegría los cortesanos, dedicáronse con mayor ahinco á seguir el hilo de la trama que se urdía, y que como llevamos dicho, contaba por artífice principal en el sitio á don Luis Fernandez de Córdova, que habia enzarzado en ella á la guardia real. Los deseos de Córdova, segun nos dice en su Memoria, y conforme á lo ideado en Francia, tendian á establecer un gobierno representativo bajo las bases de

la carta francesa, y á ahogar para siempre á la anarquía, que roía las entrañas de la patria. Pero los deseos de este guerrero y del ministro francés no se abrigaban en el pecho del monarca, porque al divisar risueño el cielo, olvidábase de sus compromisos mas sagrados, y pensaba solo en su venganza y en las dulzuras de la tiranía.

Fuerza nos es al llegar aqui apuntar una especie que recogida de la boca de algunas personas que residian entonces en París, y que estaban iniciadas en parte de los misterios contemporáneos, hemos hallado confirmada en la correspondencia de los regentes de Urgél que cita el índice de su archivo. Redúcese á que en el plan de la conspiracion de la guardia, fraguada para establecer dos cámaras en España, el gabinete de las Tullerías, que poseía la clave, se entendia con los amigos de aquella clase de transaccion por medio del conde de Toreno, á quien servia de intermedio con Eguía y Morejon el conde de Fernan-Nuñez; que Toreno estaba de inteligencia con Martinez de la Rosa, y que el embajador francés era el alma de las comunicaciones y el lazo que ataba los opuestos cabos de la urdimbre. Fernando guardaba suma armonía con todos: habíase comprometido fuerte y sagradamente en favor de la modificacion del código de Cádiz repitiendo que aborrecia el despotismo; y Mataflorida, Creux, Balmaseda y demas atletas del realismo, temian mucho el éxito favorable de aquella liga, no obstante que confiaban en la natural propension del rey y en un aviso autógrafo de que despues hablaremos.

Reseña de las últimas medi

Las Cortes, prosiguiendo el curso de sus tareas, ocupábanse de los premios y del repartimien- das del congreto de tierras á los que habian contribuido al resta- so. blecimiento de la Constitucion: autorizaban al gobierno para que llamase á las armas á veinte mil

hombres de la milicia activa: daban un reglamen-
to mas democrático á la guardia nacional: discu-
tian el plan de contribuciones: desechaban el pro-
yecto de formacion de la guardia real presentado
por el ministerio, y sin oir á éste, y olvidando las
razones alegadas para probar que la iniciativa del
asunto en cuestion pertenecia al rey, reducian la
guardia del príncipe á dos compañías de alabarde-
ros, dos regimientos de infantería de línea y uno
de caballería ligera. Y llevados siempre del error
de
que en la
en la exageracion insensata de la plebe se
encerraba la salud del reino, aprobaron varias me-
didas estraordinarias prescribiendo á los gefes po-
líticos que despertasen el entusiasmo por medio de
himnos patrióticos, músicas, convites y represen-
taciones teatrales de dramas heróicos que enalte-
ciesen á los que habian muerto por la libertad:
tambien ordenaban á los obispos que escribiesen
pastorales en defensa del código gaditano, y esta-
blecian contra el clero una especie de policía in-
quisistorial, como dijo un ministro.

Las halagüeñas esperanzas que bullian bajo los artesones dorados del palacio de Aranjuez habian inspirado á la Corte nuevo orgullo; y asi es que el decreto sobre la guardia real irritó y enconó las pasiones con mayores brios. Los soldados, creyéndose ultrajados por la asamblea, cobraron aborrecimiento á sus individuos, y Fernando, fortificado en su alma el odio á las formas representativas, escribió en ella este desaire que los cortesanos calificaron de Vuelta del insulto. En tal situacion trasladóse el monarca el rey á Madrid. 27 de Junio á Madrid, donde entró muy de mañana, y algunas horas antes de la que habia señalado, para de este modo burlar á los que pudieran aguardarle con siniestras intenciones despues de los sucesos de Aranjuez. Varios desafios entre los soldados de la guardia y los milicianos ensangren

1822.

taron la vuelta de la familia real, y presagiaron los futuros acontecimientos, pues la tranquilidad pública pendia de un solo cabello próximo á romperse.

El 30, destinado para la clausura del congreso, tendiéronse las tropas por la carrera, y SS. MM., en compañía de los infantes, se presentaron en la asamblea, despues de haber recibido en el tránsito muestras de frialdad y de odio por parte de algunos, y de entusiasmo y amor por el lado de la guardia. La conspiracion urdida habia sido aplazada para varias ocasiones, pero súbitos accidentes habian retardado su esplosion: ahora iba á abortar contra el querer de sus autores, que deseaban fijar el dia despues de cerradas las Cortes. El rey pronunció el discurso acostumbrado menos sereno de

lo

que solia, y en los mismos diputados notábanse la inquietud, el disgusto, el odio y la vehemencia, conforme al tinte político que matizaba sus opiniones. Despues de la reseña general de los negocios, Fernando añadió: "Pero resuelto al mismo tiempo á sostener el imperio de las leyes y á no consentir que bajo ningun motivo ni pretesto sean violadas impunemente, ejerceré el lleno de mi autoridad constitucional para afianzar la tranquilidad públį, ca, y asegurar á todos los españoles el pacífico goce de sus derechos."

Apenas subió Fernando en su carroza de regreso á palacio resonaron los aires con repetidos vivas al monarca constitucional, mezclados con otros al rey absoluto que salieron de los labios de algunos soldados. Los liberales contestaron con aclamaciones á Riego y á la Constitucion, y empeñáronse reñidos choques entre los paisanos y los tambores de la guardia, resultando varios heridos, entre ellos el hijo del diputado Florez Calderon y un teniente llamado Casasola. Los guardias luego

T. II.

41

Ciérranse las Cortes,

Refriega entre los paisanos

y

de

los tambores

la guardia.

« AnteriorContinuar »