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su derecho á cada uno." Esta y otras leyes fundamentales de la monarquía constituían el antiguo código de nuestros derechos, y no se vieron alteradas en los reinados anteriores: en la larga serie de los monarcas de España no encontramos sentencias pronunciadas sin preceder formacion de causa. Asi es que don Francisco Javier Elío cometió asesinatos jurídicos mas horrorosos que el homicio comun; y su arbitrariedad sobrepujó y dejó atrás el despotismo mas atroz de los reyes. Si el general hubiese subido al patíbulo por este crimen legalmente probado, su ejemplo hubiera contenido á sus sucesores en el mando de las provincias, y hubiéranse puesto los cimientos al respeto de las leyes, holladas por todos los partidos.

Mas mientras las dos causas formadas á Elío seguian su curso, sobrevino la impolítica rebelion de los artilleros en 30 de Mayo, quienes invitaron al preso á que se pusiera á su cabeza. Negóse abiertamente el general, como lo declararon los dos albañiles que trabajaban aquel dia en su calabozo, únicos testigos libres de pasiones políticas y sin tachas legales; y los artilleros sucumbieron en su descabellada empresa á las armas de los amigos de la Constitucion. Rendidos los primeros, y escalada la ciudadela, debió Elío la vida al oro, como apuntamos en su lugar: su brillo detuvo el brazo pronto á descargar el golpe. Formóse un consejo militar compuesto de oficiales de la milicia que habian rendido á los conspiradores, para que breve y sumariamante los juzgasen con arreglo á las leyes escepcionales que regian en los casos de alarma; y complicaron en el suceso al general Elío, sirviendo de fundamento una carta encontrada y escrita á una hermana, no obstante que el preso no tenia ninguna, y las declaraciones de algunos artilleros que por salvar la vida se prestaron á todo. No es del caso ni propio de nuestro

Sentencia.

objeto discutir si Elío tuvo ó no parte en la rebelion del dia de San Fernando; para nosotros basta que no estuviese el delito probado plenamente en la causa plagada de ilegalidades y de miserias, hijas del espíritu de partido. Las pasiones políticas dominaban el corazon de los enemigos de Elío; se queria la víctima sin pararse en los medios, sin acordarse de que el riego de sangre seca las raices de la libertad, corroe y marchita su verdura, y acaba por matar el arbol.

Sentenciado Elío á garrote faltaba la aprobacion del comandante general de la provincia: cien puñales amenazaban la existencia del gefe que tuviese la firmeza de negar su firma, y el que mandaba las armas de Valencia presentó su renuncia. El mando recayó sucesivamente por ordenanza en los mariscales de campo, brigadieres y coroneles que alli habia, y ninguno quiso manchar sus manos con una sangre que en el proceso no resultaba culpable, hasta que habiendo llegado á un teniente coronel llamado don Vicente Vallterra, aceptó el mando, y ofició al brigadier don Juan Espino, comandante general de Murcia, para que corriese á encargarse del baston que interinamente empuñaba. Espino apeló á la tardanza, y como las dilaciones irritan á los sedientos, los que lo estaban de la vida de Elío, atumultuáronse en la plaza de la Constitucion pidiendo á gritos la ejecucion de la sentencia: el ayuntamiento hizo responsable á Vallterra de los males que se seguian sino mandaba el cumplimiento del fallo, y Vallterra, débil ó tal vez culpable, se cubrió de oprobio estampando su firma. El déspota de 1814, digno de que la ley hubiese castigado ejemplarmente los delitos que hemos enumerado, inocente ahora á los ojos del pueblo, escitó la compasion de los honrados ciudadanos. Tenia Elío cincuenta y seis años; y aquel

hombre tan orgulloso y arbitrario escuchó la sentencia arrodillado, besó las manos á los centinelas, y arrancó las lágrimas de cuantos presenciaron sus últimos momentos, como las arrancará siempre la carta que en la capilla escribió á su esposa (*), llena de ternura y de sentimientos religiosos. Para encrudecer sus agonías, y mas claramente manifestar la venganza, levantaron un tablado en el llano del Real junto á las verjas del jardin que habia plantado y construido el reo. Elío, durante el acto de la degradacion, conservó una serenidad admirable, y espiró el 4 de Setiembre en medio de un concurso numeroso, y de todo el aparato guerrero desplegado para su suplicio. Habíanse aglomerado alli los hombres mas exagerados de toda la provincia, y al dia siguiente entró don Asensio Nebot con algunos madrideños, á quienes los de Valencia ciñeron coronas de laurel en premios de sus hazañas de 7 de Julio.

La situacion interior y esterior de la Península al espirar el mes de Julio presentábase sombría y en estremo funesta; la guerra civil se enseñoreaba en todos sus ángulos, y devastaba provincias enteras, tales como Cataluña y Navarra. La sangre corria con abundancia, siendo estériles tantos choques parciales en que la pérdida del vencedor igualaba las mas veces la del vencido: los facciosos dispersados volvian á reunirse: batidos se levantaban una y otra vez, nunca acobardados: y disminuidos brotaban de nuevo escitados por el fanatismo, que con su antorcha en la mano inflamaba los ánimos sencillos. El general Eguía, Mataflorida, Morejon, autorizados por el monarca, como hemos manifestado, tenian en su mano el hilo céntrico de todas las facciones que se derramaban por la tierra patria, y mantenian activa correspondencia con los gefes de aquellos.

(Ap. lib. 10. núm. 7.)

1822.

Su suplicio.

Estado del reino.

1822.

Tomada la Seu de Urgél, Mataflorida vió el cielo abierto á su ambicion, é invitó á don Jaime Creux, arzobispo preconizado de Tarragona, cuya vida política desde 1814, vida de perjurio y de traicion á sus compañeros, queda desenvuelta en el curso de los pasados sucesos, y al baron de Eroles, que se titulaba general en gefe del ejército de la fé, á que formasen parte de la regencia de que se constituía presidente en virtud de la autorizacion real. El arzobispo Creux, en armonía con las opiniones políticas del marques, no opuso obstáculos ni dificultades; no asi el baron de Eroles, que participando de las ideas del ministerio francés y de Morejon, contestó en 16 de Julio á Mataflorida: "El ofrecer á la nacion el mismo régimen á que se atribuyen las desgracias de 1808 y de 1820 me parece un error bastante á enagenar muchos ánimos. El prometer pues á los españoles una Constitucion fundada en sus antiguos fueros, usos, costumbres y privilegios, adoptándolos á nuestras actuales luces y costumbres, juzgo que sea el lenguaje con que en el dia conviene hablar á la nacion." Replicó Mataflorida defendiendo los principios del absolutismo; mas esta carta no llegó cuando debia á manos del baron, quien pensando que le sería hacedero templar con el convencimiento el ardor del Regencia de marques, admitió el escaño que le ofrecia. Quedó pues Urgél. constituida en Urgél el 14 de Agosto la regencia con los tres individuos indicados: Mataflorida presidente, Creux y Eroles. Observemos de paso la fuerza de las ideas del siglo que todo lo arrolla saltando por encima de las miserias humanas: mientras aquellos tres insensatos se reunian para acabar con los principios liberales, ofrecian en sí propios el ejemplo del poder de esos mismos principios. Hijos todos del pueblo, debian á la emancipacion social su encumbramiento al poder supremo, á que nun

ca hubieran llegado si prevaleciesen en su pristino esplendor los privilegios de la edad media que querian resucitar. Mataflorida, desde la nada donde yacía, habia vendido su honor en las Cortes del año 14 para comprar el marquesado: á igual origen debia Creux, clérigo oscuro, la mitra, y Eroles, simple estudiante en 1808, se ostentaba ya en 1816 con la banda de teniente general, banda que espoleado por una ambicion insaciable, se habia ceñido figurando en el campo de aquella revolucion que tanto polvo habia levantado y convertido en oro.

y

1822.

Declaracion

Al dia siguiente 15 de Agosto, para colmo de los fenómenos que entonces se notaban en nuestro pais, vióse á un mismo hombre, el baron de Eroles, proclamando los sentimientos mas opuestos: la tiranía en la declaracion de la regencia que firmó con sus compañeros, y el gobierno representativo en la proclama á los catalanes, que publicó en su nombre solo. Ambigua la primera, y escrita con toda la falacia que puede inspirar un corazon falso y traidor, era una especie de red para engañar á los incautos, pero sin hilos sueltos de donde pudieran asirse salir algun dia á puerto. "Si conjuraciones de la regencia contínuas contra la vida de S. M., decia, desde el de Urgél. año 14; si satélites ocultos de la novedad desde entonces han impedido la ejecucion de las felices medidas que el rey habia ofrecido y tenia meditadas; si una fermentacion sorda, enemiga de las antiguas Cortes españolas, todo lo traía en convulsion esperando que se convocasen para hacer la esplosion que se manifestó el año 20 &c., ayudadnos hoy con vuestra fidelidad y energía, para que en juntas libres y legítimamente congregadas sean examinados vuestros deseos y atendidas las medidas en que creais descansar vuestra felicidad. Las cosas serán restituidas por ahora bajo la puntual observancia de las órdenes militares y leyes que

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