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1815.

Prohibicion

cendiente suyo, que no por conviccion, sino por frio cálculo, arma el brazo del gigante de la supersticion y le inciensa con sus propias manos.

Las tinieblas que empañaban la atmósfera política no parecian aun bastante espesas al bando dominante, y en 25 de Abril vedóse la publicacion de de periódicos y todo periodico, esceptuando únicamenté la Gaceta. de diversiones. Y cual si la alegría del pueblo hubiese de perturbar los goces de palacio, cerrábanse los teatros de Murcia y de otros puntos, y prohibíanse las máscaras en todo el reino, en vez de aumentar las diversiones, como aconsejan los mejores publicistas, pues el vulgo mientras se divierte no conspira. Proponíanse los cortesanos dar un aspecto lúgubre á la nacion española generalizando las costumbres monacales, con cuyo fin confiábase la educacion de la niñez á los conventos de uno y otro sexo. Asi bebiendo desde la cuna las semillas del fanatismo, echaria despues raices en los corazones y retoñaria esa generacion de teócratas que han devastado la patria con sus sacrilegos bandos. Y para consumar tan escogida educacion con la máscara de la hipocresía, el Consejo Real ordenaba en su circular de 5 de Enero que los españoles guardasen en el templo la mayor compostura, desterrando las señoras los adornos cuando en ellos se presentaban; y en 11 de Marzo el rey en un decreto inculcaba el respeto debido á los ministros del altar. No presidia á estas providencias el pensamiento de conservar el cristianismo, sino el de atraerse el sacerdocio y mover este poderoso resorte para afirmar la máquina política.

No obstante que el gobierno caminaba por el borde de un despeñadero, las clases todas, los tribunales y las oficinas, desde los Pirineos hasta CáFelicitaciones. diz, lanzaban felicitaciones al trono y establecian esa costumbre vergonzosa que se conservó durante

y á

todo el reinado de adular los mas viles decretos y de llover enhonabuenas sobre la corona por la preñez de una reina, por su alumbramiento, por la sancion de una ley y por la abolicion de la misma. Dos años duraron las representaciones en que los españoles se congratulaban de que el rey hubiese vuelto á sentarse en el carro de la tiranía azotar con el cetro de hierro sus espaldas, para las que tan suave era el peso de la servidumbre. De este modo, cuenta Tácito (*) que los romanos temiendo las leyes contra los sospechosos fingian contento. Y mientras la ciudad se llenaba de funerales y el capitolio de víctimas, habiendo perdido quién á sus hijos, quién á sus hermanos, ó padres ó amigos, veíanse precisados á dar por ello gracias á los dioses, á adornar sus casas con laureles, á abrazar las rodillas de Neron y á besar su diestra con porfia."

(* Ap. lib. 8. núm. 4.)

poleon.

Napoleon, abandonada la isla de Elba, desem- Vuelta de Nabarcó en 1.° de Marzo en la tierra de Francia, seguido de un corto número de soldados de su guardia; y con la presteza con que el sol desvanece y convierte en aire sutíl las nubes que se oponen á su nacimiento, disipó el emperador las huestes de sus contrarios, y destronando á los Borbones, sin que sus águilas necesitasen para ello desplegar las alas, volvióse á sentar en aquel trono que habia esclarecido con tanta gloria. La noticia de este prodigio, sembrando el pavor por los salones del alcázar de Madrid, alarmó al rey y á la camarilla, y aprestáronse los soldados que juntamente con las legiones de la alianza habian de derrocar segunda vez al héroe del imperio. Pero vencido Bonaparte en Wa. Su vencimienterloo por la perfidia del general Bourmont, oprobio del nombre francés, y aherrojado por los ingleses, en cuyas manos generosamente se habia entregado, sosegáronse los ánimos, y mas tenaces aun

to.

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en su sistema con la irritacion pasada, añadieron quilates á su furor.

Ya en 12 de Marzo, no apagada la sed de venganza que devoraba á los amigos de Fernando, y para enfrenar las reliquias del partido que haMinisterio de bia seguido á los franceses, habíase creado el miSeguridad pú- nisterio de Seguridad pública, confiando sus rien

blica.

Restablece el

suitas.

das al cruel don Pedro Agustin de Echevarri. Tan atropellado como ignorante habíase distinguido en Córdoba en tiempo de las Cortes por las bárbaras persecuciones que fulminó contra los partidarios del príncipe José, desplegando un carácter inhumano y adulador del poder; prendas de mucha estima en los gobiernos absolutos. Encumbrado ahora á un puesto donde sus duras entrañas podian impunemente cebarse en el infortunio ageno, y autorizado por un reglamento arbitrario y atroz, correspondió á los deseos de sus patronos dando de mano á las leyes mas veneradas. Por una sola palabra pronunciada en público por don Tomas Murga condenóle en 10 de Abril á cuatro años de presidio en Melilla y mil duros de multa. Igual suerte sufrieron poco mas o menos, porque juntos en el café de Levante elogiaron el talento de Napoleon, don Juan Antonio Hurtado, don Manuel Figueroa y Vazquez, don Francisco Meseguer, don Pascual Navarro y otros muchos que sería largo enumerar.

Autorizada otra vez por el Papa reinante la monarca los Je- compañía de Jesus, cuyos individuos habia desterrado de sus dominios el celoso y prudente Carlos III, de esperar era que Fernando los restableciese en España para que en este desgraciado pais se reunieran cuantas plantas venenosas han producido las pasiones de los hombres, y agotando el jugo de tierra tan fértil despojasen de su lozanía á los árboles de las artes y las ciencias, y marchitos y secos pereciesen antes de dar fruto. Asi sucedió en

29 de Mayo, en que sin aguardar la consulta del Consejo, como en el mismo decreto se espresa (*), llamó el rey á los hijos de Loyola para que olvidando sus antiguas doctrinas del regicidio viniesen ahora á embrutecer á sus súbditos inculcando la adoracion debida al solio, y plantificando una policía secreta por medio del confesonario, levantasen muros de bronce que no pudiesen penetrar los rayos de la libertad. De este modo quedaban tambien cumplidas las profecías pronunciadas al nacer Fernando, puesto que en ellas anunciaban sus autores que cuando empuñara el cetro restituiria los Jesuitas á sus conventos. Felicitó el sumo pontífice al rey en 1.o de Julio por los religiosos sentimientos que en este acto habia mostrado.

Las crueldades de Negrete en Andalucía, donde ejercia una especie de dictadura, dominando por medio del terror que poseía el ánimo de aqueIla sombría provincia, despertaban los recelos de la camarilla, que temia provocasen una reaccion. Pero poseedor Negrete de tantas cartas firmadas por el rey, en las que le estimulaba al esterminio de los liberales, podia comprometer su augusto nombre revelando la mano que movia el resorte. Por otra parte, negábase el comisionado regio á aflojar los muelles de su crudeza, pretestando que en ello arriesgaba la vida, pues exasperados los andaluces contra sus procedimientos, le harian pedazos el dia en que diese la menor muestra de debilidad. La vuelta de Napoleon á Francia desasosegaba en aquellos momentos el alma de Fernando, que en un reves de la fortuna tendria que retirarse á las orillas del Guadalquivir, azotadas con tanta furia; y asi para salir del abismo envió en 22 de Abril á su ministro de Hacienda, don Felipe Gonzalez Vallejo, á Andalucía, con el encargo de poner un término á las tropelías de Ne

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("Ap. lib. 8. núm. 5.)

Viaje de Gonzalez Vallejo á

Andalucía.

grete. Habia Vallejo reemplazado á Villamil, y ahora quedaba interinamente encargado del despacho de los negocios de Hacienda el oficial mayor de la misma secretaría: y el general don Francisco Ballesteros, tenido por amigo de la templanza, habíase sentado en el ministerio de la Guerra, desocupado por el furioso Eguía. Medidas adoptadas por temor de que la tormenta forinada mas allá de los Pirineos descargase sus rayos contra el palacio de Madrid si se consolidaba la autoridad de Bonaparte.

Recelando Vallejo un movimiento popular si adivinaban los andaluces su mision, y no seguro de Negrete, que en virtud de sus omnímodas facultades podia atropellarle si lo queria, esparció la voz de que su encargo se concretaba á la isla gaditana, y cruzó Sevilla sin detenerse. Llegado á Cádiz, concertó las cosas de modo que en el momento en que menos lo esperaba Negrete, le sorArresto de prendieron y arrestaron con júbilo estraordinario Negrete. de los naturales, que se deshacian en demostraciones alegres, libres del tirano que tan villanamente los habia atormentado.

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Conspiracion de Porlier.

Ofrecia España en aquella época el verdadero cuadro de la lucha de la luz con las tinieblas, débil aquella y naciente aun, y condensadas estas y de mucha espesura. A los esfuerzos de la Corte de Fernando para afirmar el reinado de las sombras, sucedíanse momentáneas ráfagas que saltaban de los pedernales de la desesperacion, y que espiraban en el acto mismo de nacer. En la mañana del 19 de Setiembre, don Juan Diaz Porlier, que tantos laureles habia cogido durante la guerra de la independencia, apellidó libertad en la Coruña, donde se hallaba vigilado tomando baños, y púsose al frente de las tropas que la guarnecian, cuyos sargentos y algunos oficiales estaban de acuer

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