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que se publicaron otros tres, cuyos nombres no recordamos, en Valencia, Zaragoza y Murcia. A estos hay que agregar más de treinta que salían à luz, y aun salen todavía en casi todas las ciudades de Europa, de las que, como los de la región española, son más semanales y quincenales que diarios. Tenemos á la vista una nota del nombre y domicilio de estos periódicos extranjeros; pero no queremos abusar de nuestros lectores con su detallada relación. En cuanto á los folletos que circulaban en favor de la doctrina de esta escuela, no eran tampoco despreciables por su número y calidad, distinguiéndose entre otros Los Reglamentos tipicos, que contienen toda la organización obrera y los acuerdos de los congresos universales y españoles y cuyo precio era sólo de medio real.

Idea de la Revolución en el siglo XIX, obra puramente socialista: La vida del obrero y ¿Qué es la Internacional? con otros muchos de la misma clase y sumamente baratos, que por esta causa circulaban con profusión y llegaban á manos de los obreros de todas condiciones.

El primer acto importante de la Internacional en nuestro país fué el Congreso celebrado en Barcelona, que comenzó en el mes de Junio de 1870. A él asistieron ochenta y seis individuos, representantes de otras tantas sociedades que habían admitido los estatutos generales de la Asociación. Los temas que se discutieron fueron cinco, nombrándose para la constitución de la mesa, como presidentes para cada uno de los temas á los delegados Bové, Huet, Morago, Meneses y Tomás, y secretarios á los Sres. Marsal, Borrel, Bochóns y Cea. En cuanto á las doctrinas que más boga alcanzaron en esta Sociedad, nos limitaremos á extractar algunas de las mismas actas del dicho Congreso y de la prensa periódica de la comunión. El ciudadano Farga Pellicer en la sesión inaugural decía: «La hora de la redención se acerca. Nosotros queremos ejercer nuestros derechos. Nos congregamos aquí para declararlo á la faz de todo el mundo. Queremos la justicia, y por lo tanto que cese el imperio de la capital de la Iglesia y del Estado, para construir sobre sus ruinas el imperio del gobier

no de todos, la anarquía y la libre federación de libres asociaciones de obreros.>>

En una comunicación del Consejo general de la Asociación internacional de trabajadores, que se leyó en la misma sesión, se decia entre otras cosas: <<Entiéndase bien: no decimos que todos los gobiernos sean buenos, no: decimos que todos los gobiernos son igualmente despreciables..... Asi no tendreis dificultad en pasaros sin gobierno alguno..... y como vuestra organización habrà sido del todo económica, os encontrareis naturalmente en la anarquia politica: pero en agrupación económica. El trabajador será tanto más libre, cuanto más asegurado esté su trabajo, y la organización colectiva sea más completa y la inaciativa individual más restringida. Los medios que tenemos para llegar á este resultado son la fuerza para derribar el poder político, cuando llega la hora, y la liquidación social para derribar el poder económico.» Y concluia con estas otras palabras: «Y nada habreis perdido con aguardar, porque la venganza y el triunfo serán tanto más halagüeños cuanto más tardíos.-Salud y fraternidad.-Por el Consejo, ect.-El Secretario general, Eugenio Hins. » (Aplausos.)-Esto, en cuanto al gobierno, cuya base es la anarquia; con respecto á la familia, expresábase en el mismo Congreso el propagador de la secta en nuestro país de la siguiente manera: «Además de ser contraria á nuestra escuela la idea del Estado, porque representa la idea del personalismo, nos vemos también en la precisión, al crear la sociedad del porvenir, de derribar la entidad de la familia, que es el principio de la autoridad, es el interés individual.....» «De hoy más..... tendremos la dicha de tremolar la bandera de Guerra á muerte á quien no piense como nosotros.»

Parece que ya no puede llegar más allá la embriaguez revolucionaria. Pero sigan prestando su benévola atención nuestros lectores, que aùn hay más.

Por lo que hace al derecho de propiedad, mereció los aplausos y el asentimiento de la asamblea barcelonesa la alocución que le dirigió uno de los asistentes, en la cual expuso: «Que

la propiedad individual era por su naturaleza ambiciosa, egoista y absorbente, y por ello un perpétuo obstáculo al trabajo, á la riqueza y á la economía social. Que toda propiedad engendra el monopolio y el despojo, y de aquí las invasiones de la concurrencia, del crèdito y de la renta. Que la propiedad es insocial, no solo por la posesión, sino más aún por lo que afecta á la producción. Que separa al hombre del hombre, y desarrolla todos los crímenes de la premeditada explotación y del monopolio más agresivo: de lo cual resultan inmoralidades, abusos de autoridad, concusiones y villanías, de que los despojados son objeto, y cuyas consecuencias son las odiosas instituciones del salario, la moneda, el interés, los alquileres, el impuesto y la herencia..... Que apoyándose las leyes de la propiedad en la idea de Dios, y viniendo sancionadas por la religión y la moral (1) por este solo motivo las rechazan, declarando á una y otras contradictorias y falsas.»

Omitimos el nombre del autor de esta alocución tan aplaudida, añadiendo únicamente que llamó infame prostituta á la sociedad en que vivimos. Al terminar este orador, levantóse en medio de un general aplauso Guillermina Rojas, y comenzó por tributar entusiastas elogios á la Internacional, diciendo que la hecatombe de París era un átomo insignificante que para nada se debía tener en cuenta. Llamó cobardes á los señores Jove y Hevia-autor de aquella célebre interpelación sobre las medidas que el Gobierno pensaba adoptar para atajar los progresos de esta asociación-y ministro señor Candau, porque no habían acudido al llamamiento de la misma. La propiedad de la clase media actual dijo que era inmoral y repugnante, porque estaba adquirida no sabía cómo y de la noche à la mañana; la aristocracia no era menos injusta, por estar fundada sobre la sangre de los pecheros. Declaró que era opuesta á todo matrimonio, así civil como religioso, y en cuanto à la religión profesaba únicamente la de la concien

(1) ¡Ah! Si tuvieran en cuenta las clases acomodadas esta gran verdad confesada por sus mayores enemigos, ¡cuánto más afectos serían å la religión y á la moral cristianas!

cia, y no creia en Dios hasta que hubiese uno visible y palpable que le digese: «Yo soy tu Dios.» Que la pátria era una palabra absurda y ridícula, que ya no tiene sentido desde que la Internacional ha confundido todos los intereses humanos. ¿Quereis oponeros, terminaba diciendo, al curso de esas aguas? Pues ellas os envolverán y os arrastrarán por la corriente. >>

Temerario fuera nuestro empeño si quisiéramos dar una idea completa de las doctrinas de «La Internacional» publicadas en sus periódicos; mas ya que esto no nos sea dable, ni constituya nuestro objeto, cumpliremos la promesa de dar un sucinto extracto de ellas.

La Federación, de Barcelona, en un articulo de fondo titulado «A Hierro y Fuego,» publicado en el número 131, decía: La Internacional no es una escuela, ni una secta, ni una religión, sino «una milicia que se organiza para el día de empuñar la piqueta.....» «que nada necesita definir porque tiene de mucho tiempo sus principios claramente definidos.....>> «que no ha menester la discusión, porque con ella no convencería á los que por interés se hallan tercamente decididos à no dejarse convencer. Sin embargo, al final de este notable artículo se dirige un valiente reto á la prensa sensata de todos los partidos contrarios, para que sostenga en razonada discusión la bondad de sus principios, como La Federación defenderá los suyos, á cuyo fin propone desde luego sus temas, y entre ellos los siguientes:

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<< Desde que la civilización en su creciente progreso prociamó la soberanía de la razón humana Ya no hay Dogmas!!! Siendo la base del orden económico de la Internacional la igualdad, negamos la justicia de las instituciones que mantienen el monopolio en la explotación de las fuerzas productoras. Negamos asimismo la justicia de la propiedad individual de la tierra y de los grandes instrumentos del trabajo.

En otro número del mismo periódico, correspondiente al 19 de Noviembre de 1871, en un articulo titulado «Un consejo á los trabajadores todos,» encontramos estos párrafos: « La

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Religión. Contra todas las religiones, solo cabe la ilustración. Por medio de las ciencias habrán desaparecido los milagros, y con ellos la institución que más envilecida tiene nuestra conciencia. ¡Apartèmonos de las preocupaciones que infunde, por medio del estudio!»>

Esto, además de lo que dijo el referido periódico en uno de sus números de Agosto de 1871 acerca de Dios. Al dirigirse al pueblo en un articulo lleno de sangrienta ironía, para que eligiese por gobernantes á los señores Pi, Orense, Figueras, Castelar, Barcia, etc., á quienes llamaba santones de la politica avanzada de la clase media ó políticos de barricadas, se expresaba así en la hipótesis de que fuesen gobierno: «entonces la bendición de Dios habrá caido sobre la tierra la bendición de ese Sér fantástico que inspira los escritos poéticos de Barcia y Castelar.» Y continuaba de esta manera: « La Pátria. Anillo de hierro que nos oprime y que impide nuestra organización basada en la solidaridad de todos los trabajadores. Ni el trabajo ni la humanidad tienen linderos; si la pátria los tiene, la pátria es enemiga del trabajo y de la humanidad. ¡Abajo la pàtria! en tanto sirva á las ideas del pasado. ›

«La familia. No condenamos en absoluto la familia, por más que sea la institución más contraria al progreso. Hoy pugna por romper las ligaduras y salir de su antiguo estado; pero impotente para ello, se anega en un mar de corrupción y de vicios. Es un cadáver cuyas emanaciones infestan el cuerpo social. Nosotros la ayudaremos á regenerarse.»

Por fin recordamos haber visto una hoja, impresa en Bélgica, de la Comisión Internacional de trabajadores de la región española, en cuyo impreso ésta se consideraba con autorización bastante para declarar á sus compañeros que todos los males que aquejan al mundo consisten en el principio de autoridad, que ellos aconsejan destruir.»

Para concluir estos mal trazados apuntes, ligeros esbozos que nos descubren el camino velozmente recorrido por una sociedad que tanto llamó la atención del mundo culto, permitasenos trascribir dos documentos de ella, que forman como la sintesis de sus doctrinas y aspiraciones. Hélos aquí:

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