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tes sale á tierra llana. De alli corriendo algo hácia el S. O. iba en busca del Ebro cerca de donde recibe el Jalon; y pasando á la ribera opuesta llegaba á Gracurris ó Agreda, desde donde tiraba por Calahorra en busca del Oceano septentrional, casi por los mismos límites que ahora dividen á Alava de Navarra, internándose algo mas en Guipuzcoa. Por el norte confinaba la Vasconia con el mar y el Pirineo hasta las fuentes del Gállego. Destruido el imperio romano, los vascos resistieron tenazmente á los suevos, alanos y godos, estendiendo sus confines hasta las fronteras de la Cantabria propia, no solo por la costa del Oceano sino por los paises mediterráneos.

El

rey

Wamba sofocó enteramente la rebelion de los vascos, y desde aquel tiempo no habla la historia de otro levantamiento de ellos. Destruido el imperio de los godos por los árabes, era natural que los vascos, sujetados á la fuerza por aquellos, y viendo ahora una ocasion propicia para hacerse independientes, se levantasen contra los invasores infieles sin reconocer el señorío de los reyes de Asturias.

El origen del reino pirenáico está cubierto de oscuridad, aun mas que el de la monarquía restaurada por Pelayo. Algunos historiadores han dudado de la existencia de este reino en el siglo VIII, fundándose en que los escritores de aquella época no hacen mencion alguna de los re

yes del Pirineo (1); y por consiguiente suponen que aquel pais estuvo sujeto á los reyes de Asturias, dando mayor fuerza á esta suposicion con un testo de Sebastiano, obispo de Salamanca (2).

El historiador Moret trató de propósito esta cuestion (3), y respondiendo á aquellos argumentos con grande copia de doctrina, sentó como cosa indudable la existencia é independencia del reino pirenáico desde los primeros tiempos de la restauracion. De este mismo dictamen fueron Ambrosio de Morales (4), Garibay (5), Mariana (6), Blancas (7), D. Juan Briz (8) y otros historiadores.

Apoyada en las razones de todos estos y en

(1) El Pacense, el Biclarense, el monge de Albelda, Eginardo, secretario de Carlo Magno, el autor anónimo de los Anales de Pipino, Carlo Magno y Ludovico Pio, el poeta sajon que escribió en verso la vida y hechos de Carlo Magno, y otros.

(2) Tratando del rey D. Fruela I dice asi: «Vascones rebellantes superavit, atque edomuit. Muniminam quandam adolescentulam ex vasconum præda sibi servari præcipiens, postea eam in regale consortium copulavit. Sebast. Chron.»>

(3) Investigaciones históricas, lib. 2, caps. 2 y 3.
(4) Crónica general de España, lib. 13, cap. 17.
(5) Por todo el libro 21 de su Historia de España.
(6) Historia general de España, lib. 8, cap. 1.o
(7) Coment. rerum Aragon.

(8) Historia de S. Juan de la Peña.

otros documentos respetables (1), la academia de la Historia en su diccionario geográfico-histórico, artículo Navarra defiende con atinada crítica la existencia independiente del reino pirenáico, rectificando la cronología de sus primeros reyes, y anteponiendo la dinastía de Iñigo Arista á la de García Jimenez.

Segun el citado artículo el reino pirenaico tuvo el siguiente origen: En el año de 732 el gobernador árabe Abderrahman pasó á guerrear en Francia por la Vacceya, y penetró hasta el Garona. La Vacceya no era el antiguo pais de los vas

(1) La academia ademas de haber consultado todos los historiadores mas conocidos, cita los autores y documentos siguientes: Historia de un anónimo que escribió antes de la mitad del siglo XII, los anónimos lemosino y pinatense que estaban en San Juan de la Peña, otro de la biblioteca Real de Madrid, la Crónica de D. Fr. García de Eugui, la del tesorero Garci-Lopez de Roncesvalles, la del príncipe D. Carlos de Viana, la de S. Juan de Pie de Puerto, la de Sancho de Alvear, un breve catálogo latino de los reyes de Navarra, las memorias de Diego Ramirez de Avalos Piscina, la Crónica de Berenguer Puig Pardines, la Genealogía de los reyes de Aragon, dedicada á D. Dalmao Mur, el Necrológio de S. Victorian, y las Genealogías de Iñigo Arista y Aznar Galindez, comparadas con varios diplomas de Puigcerdá, Urgel y Lavax, y con lo que escribieron Martin de Segarra y Jimen Perez de Salanova, justicias de Aragon, hácia fines del siglo XIII; y á principios del XV Juan Jimenez Cerdan.

cos, sino la parte del Pirineo vecina al Bearne y Bigorra en Francia, tierra que puntualmente corresponde á lo que ahora llamamos montañas de Aragon por Sobrarbe y Rivagorza. Este condado habia solicitado antes socorros de Francia, y debia sufrir de los primeros el resentimiento de los árabes. Los de Sobrarbe no habian tenido parte en esta liga; pero la vecindad los espuso al enojo de Abderrahman. Se ignora lo que en esta ocasion tuvieron que padecer el Pacense contento con referir el paso de Abderrahman por la Vacceya, las primeras guerras de este en la Galia, su derrota y muerte entre Tours y Poitiers, pasa á referir los hechos de su sucesor Abdelmelik. Este, para reparar el honor de las armas, renovó el año siguiente la espedicion contra Francia. Al paso quiso desalojar y destruir á los cristianos, hechos fuertes en las crestas de los montes; pero habiéndose empeñado temerariamente en su empresa, y convencido de que el cielo ayudaba á sus enemigos, no sin mucha pérdida y trabajo sacó las reliquias de su ejército á tierra llana, sin que pensara en lo sucesivo en continuar la guerra. El que mas se distinguió en la derrota de Abdelmelik fue Iñigo Arista con 20 gascones y 100 ginetes que mandaba, y en justo galardon se convinieron los guerreros cristianos en reconocerle y jurarle como rey suyo bajo ciertos pactos, entre los cuales el mas notable se concibió en estos términos: "Que si él ó sus su

cesores no guardasen los pactos convenidos con sus súbditos, pudieran estos privarle del trono, y elegir otro rey aunque fuese pagano.

Por los años de 778 atravesó el Pirineo con numerosa hueste el emperador Carlo Magno, llamado por el wali de Zaragoza, que intentaba hacerse independiente del monarca de Córdoba. Habiéndose presentado el emperador delante de aquella ciudad, de la cual pensaba apoderarse, la halló preparada á resistirle. Hubo pues de retirarse á Francia, asi por esto, como por reprimir á los sajones, que con su ausencia andaban revueltos. A su paso por Pamplona la desmanteló; y los vascones irritados acometieron la retaguardia del ejército francés en Roncesvalles, y la derrotaron completamente.

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Para vengar esta afrenta y sujetar á los vascones entró segunda vez en Pamplona un grueso ejército de francos, acaudillado por Ludovico Pio, hijo de Carlo Magno; pero receloso este caudilo de otro descalabro como el de Roncesvalles, por cuanto los vascos españoles estaban de acuerdo con los vascos franceses, se volvió á Francia, pasó el Pirineo con la mayor precaucion, y acometido en los desfiladeros por Lupo, gefe de los vascos franceses, quedó victorioso.

Por tercera vez entraron los francos en España, y los vascos sin hacer resistencia fingieron someterse al emperador; pero al regresar á Fran

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