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En el capítulo preliminar de esta seccion manifestamos nuestro dictámen acerca de haber quedado exenta de la conquista de los árabes la parte mas occidental de la Vasconia; pero desgraciadamente, y respecto á Guipúzcoa, no hay la menor noticia auténtica durante los siglos VIII y IX, pues los cuatro obispos cronistas guardan profundo silencio. En el X se habla ya de Guipúzcoa en la escritura de los votos de San Millan, que se supone escrita en 939: «Et de ipsa Deva usque ad Sanctum Sebastianum Dernani, id est tota Ipuzcoa.» Dejamos anteriormente indicado, que la sana crítica no admite hoy la exactitud de esta escritura, y en cuanto á lo que dice de Guipúzcoa, no aparece en efecto muy verídica, puesto que cita á San Sebastian, y esta poblacion no se fundó hasta despues de 939. Otro documento que recuerda el obispo Sandoval del año 839, y que atribuye á Iñigo Arista, en que ya se habla de Guipúzcoa, no tiene el carácter de veracidad necesario.

Pero si, como debemos, solo nos guiamos por documentos auténticos y oficiales, no encontramos ninguno fehaciente hasta la escritura hecha por D. Sancho el Mayor en 1027, señalando los términos del obispado de Pamplona, y en que están comprendidos como pertenecientes á Navarra, los valles de Oyarzun, Verastegui, Areria, Sayáz, Hernani, Iziar, Iraurgui, Goyaz y Regil: es decir, que de la primera noticia positiva resulta, que gran parte, si no todo del territorio de Guipúzcoa, pertenecia ya á Navarra en el siglo XI. Este documento la llama Ipuzcoa, y aun se encuentra así designada en la carta de fueros de Antoñana, otorgada en 1182 por D. Sancho el Sábio. Nuestro D. Alonso X en su Crónica general la llama Lepuzcoa. Los Anales compostelanos la denominan Ispucia; pero ya el arzobispo D. Rodrigo la llama constantemente Guipúzcoa. Algunos autores vascongados han querido explicar la etimología de la palabra, diciendo se derivaba de Egui-putzua, que en vascuence significa Pozo de la verdad; pero otros, y nos parecen los mejores, aseguran que nada cierto se puede decir acerca de este punto.

Despues de 1027, en que oficialmente se presenta Guipùzcoa como parte del reino de Navarra, y prescindiendo de las disputas entre autores castellanos y Moret y Garibay, sobre si ya en 924 eran los reyes navarros monarcas de Guipúzcoa, ó si el conde Fernan Gonzalez la tenia en su condado el año 939, encontramos, que desde el asesinato de D. Sancho el de Peñalen hacia 1076, Guipúzcoa se unió á Castilla, donde estuvo hasta 1123, en que volvió á Navarra por las paces que se ajustaron entre las dos coronas, uniéndose definitivamente en 1200 á Castilla.

Tenemos pues un período oscuro de mas de tres siglos, en. tre la invasion sarracena y el primer documento auténtico, en que los escritores han gozado ancho campo á su inventiva para suponer cuanto les ha parecido congruente al objeto de sus escritos. Unos han supuesto absoluta independencia en Guipúzcoa y gobierno de Jaunac, soberanos como en Vizcaya: otros la han creido subyugada desde el principio de la reconquista á los monarcas de Astúrias: tampoco falta quien la ha considerado como una gran behetría con facultad de mudar señor siete veces al dia, como las de mar á mar: y por último, los mas imparciales han visto en Guipúzcoa durante los primeros siglos de historia conocida, un territorio disputado alternativamente por los reyes de Leon, Castilla y Navarra, gobernado conforme á sus usos, costumbres y libertades por señores que la tenian en honor, y en consonancia al derecho. político de la época, bajo el dominio eminente de los monarcas.

Así es que Landazuri, escritor vascongado y gran investigador de las antigüedades de Guipúzcoa, no ha podido encontrar un señor mas antiguo que D. García Azenariz, que tenia á Guipúzcoa en honor por el rey D. Sancho de Pamplona el año 1025, segun lo demuestra una escritura de donacion al monasterio de San Juan de la Peña, que cita en su historia manuscrita, y que luego copió Llorente en el tomo III de sus Noticias. Allí se lee: «Ego quidem Sancius rex, regnans in Pampilona, et sub imperio ejus Senior Garcia Azenariz de Ipuzcoa.»

De otra escritura de donacion á Santa María de Leire del año 1066, reinando D. Sancho el de Peñalen, y citada por Moret, resulta que á la sazon tenia la provincia en honor Don Orbita Aznarez.

Pero ya en 1081, despues del asesinato del de Peñalen, se ve á Guipúzcoa unida con Castilla, teniéndola en honor por el rey, D. Lope Iñiguez, señor de Vizcaya. Así lo demuestra una donacion de dicho año á San Millan de la Cogulla, donde dice D. Lope: «Hablaré de esto al rey, y creo que no prohibirá nuestro dicho ó hecho, sino que lo hará firme por todos los siglos;>> y en efecto, viene despues la confirmacion de Don Alonso VI. Otras escrituras de 1082 y 1083 prueban el mismo señorío en honor de D. Lope Iñiguez. Pero de ninguna manera debe confundirse este señorío en honor de D. Lope por el rey de Castilla sobre Guipúzcoa, con su señorío independiente sobre Vizcaya, porque ya dejamos explicado al tratar de la independencia de los vizcainos, que la circunstancia de haber sido algunos señores de Vizcaya ricos-hombres de Castilla ó Navarra, y reconocido vasallaje á estos monarcas por los estados que de ellos tuviesen en sus respectivos reinos nada afectaba al señorío que disfrutaban por derecho hereditario y voluntad de los vizcainos. Es preciso tener muy presente esta distincion, porque Guipúzcoa se halló en diferentes condiciones políticas que el señorío de Vizcaya, y no englobar la situacion política de las dos provincias durante la edad media, que es lo que han intentado y casi conseguido los que atacan sus derechos y fueros, fundándose á veces, con aires de razon, en las exageraciones de algunos autores vascorgados.

Hemos indicado que desde 1076 hasta 1123 perteneció Guipúzcoa á Castilla, pero que en este último año volvió á Navarra, por la paz que se ajustó entre las dos coronas; y en efecto, Moret aduce escrituras auténticas de 1435, 1147 y 1148 en que aparece el rico-hombre D Ladron de Guevara teniendo á Guipúzcoa en honor por el rey D. García. Posterior

mente Y hasta 1187, tuvieron en honor la provincia por los mismos monarcas de Navarra, los condes D. Vela, D. Diego Lopez y D. Iñigo de Oriz, conforme á escrituras tambien auténticas citadas por el mismo Moret.

Dos autores de primer órden, Mariana y Garibay, sostienen cierta posicion independiente de la provincia guipuzcoana, aun habiendo pertenecido alternativamente á Castilla y Navarra, rigiéndose en particular por sus fueros, usos y costumbres; y alegan como prueba clara y explícita de esta posicion excepcional respecto á los demas estados de aquellos monarcas, la circunstancia de no haber concurrido nunca representantes de Guipúzcoa á las antiguas Córtes. Esta circunstancia prueba en efecto algo despues del siglo XIII, pero antes aparece de escasa fuerza, porque así en Navarra como en Castilla está muy oscura la intervencion del tercer brazo antes de dicha época; y respecto al eclesiástico, asistiendo el obispo de Pamplona á las Córtes de Navarra, y perteneciendo una gran parte, si no toda Guipúzcoa, á su diócesis, representado podia considerarse el clero de esta provincia. No es por tanto razon muy atendible, pero viene en apoyo de las que pueden alegarse posteriormente, acerca del diferente régimen entre Guipúzcoa y las demas provincias de la monarqnía castellana.

Vengamos al año 1200 en que Guipúzcoa se unió definitivamente á Castilla. Seguia por entonces guerra D. Alonso VIII con D. Sancho de Navarra, y puso cerco á Vitoria donde los navarros se defendian tenazmente. Durante el sitio, se le presentaron comisionados de Guipúzcoa proponiéndole la entrega de la provincia, si la tomaba bajo su proteccion, resentidos como estaban los guipuzcoanos por algunos desafueros del rey D. Sancho. Aprovechó D. Alonso la oferta, y dejando al frente de Vitoria á su aliado D. Diego Lopez de Haro, señor de Vizcaya, marchó solo á Guipúzcoa, se le entregaron todas las fortalezas, y los guipuzcoanos le aclamaron su rey, prestándole homenaje. Garibay, primero que escribió con mas de talles esta entrega, dice: «La provincia de Guipúzcoa, deseando

tornar á la union pasada de la corona de Castilla, trató sus negocios y formas de asiento con el rey D. Alonso, al cual, pidiendo que su persona entrase en ella, lo hizo así, dejando en la continuacion del cerco, etc.:» y en otra parte añade que le entregaron la tierra, especialmente las villas de San Sebastian y Fuenterrabía, y la fortaleza y castillo de Olaveaga, que debe ser el Beloaga de nuestros tiempos. Mariana en su historia latina dice á este mismo propósito: «Rex in Guipuzcoam, quæ à tribus Cantabriæ provinciis una est, et vasconum (na— varros) injuriis provocata, se dedere parata erat, abiit, arces totæ provinciæ continuo regi tradita.» Los cronistas Nuñez de Castro y Mondéjar se expresan de igual modo; de manera que hay verdadera unanimidad en los mejores autores, acerca de los dos hechos capitales, de haber ofrecido los guipuzcoanos á D. Alonso el señorío de Guipúzcoa, y la entrada pacífica del rey en la provincia á tomar posesion de ella, y recibir el homenaje de los habitantes.

Es importantísima la consignacion de estos dos hechos, porque no falta quien supone haber sido ganada Guipúzcoa por fuerza de armas al mismo tiempo que Vitoria, lo cual haria variar completamente la situacion política de aquella provincia en su union definitiva á Castilla; desapareciendo con la conquista la solemnidad del pacto probable con D. Alonso. Sin embargo, los que sostienen la idea de conquista se abroquelan en el inexacto hecho preliminar de que Guipúzcoa fué conquistada despues que Vitoria. Nadie ha dicho jamás semejante cosa, pues todos los historiadores antiguos y modernos, desde el arzobispo D. Rodrigo, y la Crónica general hasta Landazuri, que escribió á fines del siglo pasado, reconocen que Guipúzcoa se entregó antes de la caida de Vitoria. Ahora bien: admitido este hecho, es ineludible reconocer que la entrega fué voluntaria, porque si D. Alonso vió detenida por mucho tiempo su hueste ante Vitoria, ¿con qué fuerzas conquistó á Guipúzcoa? ¿Cómo es que no se menciona el paso de ningun ejército á esta provincia? Para nosotros aparece inconcuso, que

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