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CAPITULO I

Qué noticia tuvieron de Dios los indios ántes de la entrada de los españoles.

Que los habitadores de la América hayan tenido el conocimiento que los demas jentiles de alguna deidad o deidades a quien reconocer y adorar por Dios, lo testifican los magníficos templos que hubo en los poderosos imperios del Perú y Méjico, de los cuales hallaron los españoles en su primera entrada muchos, muy ricos y bien adornados, como se podrá ver en los historiadores que de la una y otra América Austral y Septentrional han escrito. Mayor dificultad hay de averiguar la luz que pudieron tener del verdadero Dios, criador del mundo y remunerador de los hombres y de Cristo Nuestro Redentor y Señor, sobre lo cual escriben los historiadores lo que yo apuntaré aquí brevemente, ajustándome con lo mas probable y verdadero. El inga Garcilaso de la Vega (a quien en estas materias que pertenecen al Perú debemos mas crédito que a otros, por haber nacido en él y sabido la lengua de los indios y haber podido por esto hacer mas exacto escrutinio de todo) dice en el libro segundo de sus Comentarios Reales, capítulo II, que los reyes ingas y sus amautas, que eran sus filósofos, rastrearon con lumbre natural que habia un verdadero y sumo Dios que crió el cielo y la tierra, y que siendo, como es, oríjen y principio de todo lo criado, no le tiene de otra cosa, porque su ser lo tiene de sí mismo por esencia y es juntamente el manantial y primera fuente de todo lo criado. Dice mas, que el nombre con que nom

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1 El libro de Garcilaso a que se refiere el Padre Ovalle se intitula: Primera parte de los Commentarios reales, qve tratan del origen de los Yncas, reyes qve fveron del Perv, de sv idolatria, leyes, y gouierno en paz y en guerra, etc. En Lisboa, 1609, fol. Y el segundo tomo: Historia general del Perv. Trata el descubrimiento del; y como lo ganaron los Españoles, etc. Cordoua, 1617, fol.

Esta obra fué reimpresa con algunas adiciones, en Madrid, en 1722-23.

braban a este verdadero Dios, era Pachacamac, que es compuesto de esta voz Pacha, que significa mundo universo, y de esta Camac, que es participio de presente del verbo Cama, que significa animar, el cual verbo se deriva del nombre Cama que significa ánima, y así Pachacamac quiere decir el que dá alma al mundo universo, y en toda su propia y adecuada significacion, quiere decir el que hace con el universo lo que el alma con el cuerpo.

Añade mas: que tenian este nombre en tan gran veneracion que no le osaban tomar en la boca y cuando les era forzoso el nombrarlo, era con grandes señales de veneracion y respeto, como eran encojer los hombros, inclinar la cabeza y todo el cuerpo, alzando los ojos al cielo y bajándolos a la tierra, levantando las manos y poniendo los brazos en cruz: demostraciones todas entre ellos de suma veneracion y reverencia; y aunque no se fabricaron tantos templos, ni tenian tanto recurso a Su Majestad como al sol y a los otros dioses que adoraban y a quien ofrecian sus sacrificios, no fué porque le estimasen ménos, sino porque decian que era Dios invisible, y por eso no conocido; pero como el conocimiento de Dios, aunque imperfecto, anda tan junto con el culto esterior que le dan los que le conocen, no faltó quien fabricase templo a este Dios no conocido, a la manera que le tenian levantada estátua en el Aréopago los atenienses, con este título, Ignoto Deo. El cual templo, que llamaron Pachacamac, dió nombre al valle donde se labró, en el cual, dice, en confirmacion de esto, Pedro de Cieza de Leon, en la demarcacion del Perú, ' capítulo setenta y dos, que cuando llegaron allí los españoles y comenzaron a baptizar algunos indios, dijo el demonio a algunos familiares suyos que el Dios que los españoles predicaban era el mesmo que adoraban ellos en aquel templo.

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Lo mesmo dice el reverendo padre fray Jerónimo Roman en la República de las Indias Occidentales, libro primero, capítulo quinto, si bien estos autores, como lo advierte bien Garcilaso, por no saber bien la lengua de los indios y no entenderlos, atribuyeron el nombre Pachacamac al demonio, y el mesmo demonio se lo atribuía a sí para que le diesen los honores y gloria que al verdadero Dios.

Augustin de Zárate, en el libro segundo, capítulo quinto, escribiendo lo que el padre fray Vicente de Valverde dijo al rey Atahualpa cuando le intimó el Evanjelio y le dió conocimiento de sus verdades y del autor de ellas, Cristo Jesus, Señor Nuestro, dice que predicándole que este Señor era criador del mundo, respondió el inga que nunca habia entendido que hubiese otro criador del mundo que Pachacamac, que criaba todas las cosas, y el sol, a quien tambien tenian por su Dios, y por su madre a la tierra.

2 El libro de Cieza de Leon fué impreso por primera vez en Sevilla en 1553, y se intitula La Chronica del Perv. Posteriormente, en 1551, fué reimpreso en Amberes, al año siguiente en Roma, etc.

3 El libro de Roman, llamado Repúblicas del mundo consta de tres volúmenes en folio, impresos en 1575, en Medina del Campo.

4 La obra de Zárate a que se refiere nuestro autor, es la conocida Historia del descubrimiento y conquista de las provincias del Perú, por primera vez impresa en Sevilla en 1557, fol.

De todo esto colijo que el conocimiento que estos indios tenian del verdadero Dios era muy confuso y lleno de muchos errores y imperfecciones, pues admitian la pluralidad de los dioses que adoraban, aunque los mas sabios entre ellos, como lo fueron los Platones y Aristóteles entre los suyos, convencidos por la luz de la razon que dicta que es fuerza dar un principio sin principio de donde participe su ser todo lo que le tiene, llegarian a mas perfecto conocimiento del verdadero Dios, y éste como mas obstruso y escondido y no tan fácil de persuadir, quedaria entre ellos y no pasaria al vulgo, el cual como mas rudo y ignorante y ménos atento a la especulacion de lo invisible, se fué tras lo sensible, adorando al sol y a otras criaturas que veian, por los beneficios que juzgaban recebir de sus manos, lo cual fué causa de la idolatría, como en otras partes de la jentilidad.

Demas de esto dice el mesmo autor en el capítulo séptimo, que conocieron los indios ingas amautas, que el hombre era compuesto de cuerpo y alma, y que ésta era espíritu inmortal y aquél hecho de tierra, por ver que se convertia en ella; y así le llamaban Allapacamasca, que quiere decir tierra animada, y para diferenciar al hombre de los brutos le llamaron runa, que quiere decir el que tiene entendimiento y razon; y a los brutos en comun, llama, que significa bestia, a quienes, porque veian que crecian y sentian, dieron almas vejetativa y sensitiva, pero no racional. Creian que habia otra vida despues de esta, con pena para los malos y descanso para los buenos. Dividieron el universo en tres mundos, al primero llamaron Hananpacha, que quiere decir mundo alto, donde decian que iban los buenos a ser premiados de sus virtudes; llamaron al segundo Hurinpacha, que quiere decir mundo bajo; al tercero dieron por nombre Veupacha, que significa mundo inferior, donde decian que iban a parar los malos, y para declarar esto mas, le daban otro nombre, que era Cupaypa Huacin, que quiere decir casa del demonio.

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No pensaban que la otra vida era espiritual sino corporal, como la que ahora vivimos, y ponian la bienaventuranza de aquella en la quietud y paz y en estar libres de trabajos y pesadumbres; y, por el contrario, hacian la vida del mundo inferior llena de enfermedades y desdichas, sin descanso, ni contento alguno. No contaban entre los bienes de la otra vida los deleites sensuales, ni otros vicios, sino la paz y quietud del alma, sin cuidados, y el descanso del cuerpo sin las molestias que le dan pena. Francisco Lopez de Gomara, en el capítulo ciento y veinte y cinco, hablando de los entierros que hacian en el Perú a los reyes y grandes señores, dice estas palabras: «Cuando los españoles abrian estas sepulturas y desparcian los huesos, les rogaban los indios que no lo hiciesen. por que juntos estuviesen al resucitar, ca bien creen la resurreccion de los cuerpos y la inmortalidad de las almas». Hasta aquí este autor, y casi dice lo mesmo Augustin de Zárate, libro primero, capítulo doce, y Pedro de Cieza, capítulo sesenta y dos, dice que aquellos indios tuvieron la resurreccion de los cuerpos y inmortalidad del alma; y el citado Garcila

5 Como se sabe, Lopez de Gomara es autor de la Primera y segunda parte de la historia general de las Indias, libro impreso por primera vez en Zaragoza en 1552, fol., con la Conquista de Mexico.

so dice y prueba todo esto mucho mejor. De lo cual me parece se puede colejir que esta jente tuvo alguna noticia del Evanjelio aun ántes que se la diesen los españoles; porque la fée de la resurreccion de la carne es tan propria dél, que no parece que pudieran haberla rastreado por otro camino. Ni es menor argumento de esto aquella famosa cruz que cuenta el mesmo Garcilaso, en el capítulo tercero, haber tenido los reyes ingas en el Cuzco en una de sus casas reales en un apartamiento de los que llamaban Huaca, que era lugar sagrado, y dice que la dejó él el año de mil quinientos y sesenta en la sacristía de la iglesia catedral del Cuzco, y que es de mármol fino de color blanco y encarnado que llaman jaspe cristalino, y tan larga como ancha, toda de una pieza, bien labrada de cuadro, con sus esquinas bien sacadas, y la piedra muy bruñida y lustrosa, de tres cuartas de vara, ántes ménos que mas, lo cual me parece convence bien claro que tuviese esta jente algun conocimiento de Cristo.

Ni faltan otros argumentos que prueban esto mesmo, porque en muchas partes del Perú y del Paraguay, es comun tradicion haber estado en ellas el apóstol Santo Thome, de que hay muy grandes señales; y no hace poco, en confirmacion de esto, lo que yo of contar várias veces al padre Diego de Torres, provincial y fundador de las dos provincias del Nuevo Reino y Paraguay, de quien hemos hecho mencion en los libros de arriba y se hará mas adelante, el cual es digno de toda fé, y solia frecuentemente referir que, yendo camino por un valle de Quito, vió un dia de fiesta un indio, que tocando un tambor en la encrucijada de unos caminos, estaba cantando solo en su lengua várias cosas, las cuales le oian otros. Preguntó el padre qué significaba aquella ceremonia, y respondióle uno de los oyentes, que aquel indio que cantaba era el archivista del lugar, y que tenia obligacion de salir a aquel puesto todos los dias de fiesta, a repetir, cantando, todas las tradiciones y cosas memorables de sus antepasados, porque como los indios no tienen libros, ni escritos, como queda dicho en su lugar, usaban de esta diligencia para que no se olvidasen las historias que de padres a hijos tenian de memoria; y que para esto tenia obligacion este archivista o escribano, de instruir a otros, los cuales le fuesen sucediendo en el oficio, muriendo él. Añadió mas el que refirió esto al Padre, que lo que cantaba entónces era que hubo antiguamente un diluvio que inundó toda la tierra, y que muchos años despues dél, habiéndose vuelto a poblar la tierra, vino a aquella del Perú un hombre blanco, llamado Thome, a predicar una ley nueva, etc.; de donde parece constar claramente la noticia que estos indios tuvieron siempre de Santo Thome, y, consiguientemente, de la ley de Christo que el santo Apóstol predicaba, la cual con el tiempo y falta de predicadores se fué olvidando poco a poco, hasta que últimamente se borró de la memoria, quedando solamente uno como relintín de lo que oyeron sus antepasados, lo cual se ve en algunas de sus costumbres y cosas que creen, como se verá en el capítulo siguiente.

CAPITULO II

De lo que sienten y practican los indios de Chile acerca de la relijion.

Como no es mi intento tratar en particular del culto y religion que profesaron y profesan en su gentilismo los reinos y naciones de la América, no me detengo en esto y así paso a decir solamente lo que toca al reino de Chile; aunque por lo general casi lo mesmo que en esta materia se dice de una parte, se puede decir de las demas, porque en esto hallo poca diferencia de unas naciones a otras, si bien hablando de la de los chilenos, podemos decir de ellos que como gente dada a la guerra y que tanta estimacion ha hecho siempre de esta profesion, y por estar tan retirados del comercio de los otros indios de la América, parece que lo menos de que se acordaban era todo lo que tocaba a la especulacion de los dioses, que tan propria es entre otros gentiles; y así cuidaban muy poco del culto y religion que otros les dan. Vése esto muy claro, pues jamas he oído decir que se hayan visto entre estos indios, templos en que adoren ídolos, ni en las tierras que de nuevo se conquistan se dice jamas que se halle nada de esto; y así tampoco he sabido nunca que despues de hechos cristianos estos indios de Chile, los hayan cojido en idolatrías, como a algunos otros de otras partes, en cuyo poder se han hallado ídolos, aun despues de cristianos, porque no han podido acabar de echar de sí las costumbres en que vivieron sus antepasados; pero como los de Chile no son dados a estos cultos y ceremonias, ha habido poco que hacer con ellos en esta parte.

Lo que ha quedado en algunos, aun despues de cristianos, es el uso del arte mágica y hechicerías a que se dan algunos viejos y viejas, que son entre los demas respetados y temidos por el mal que les pueden hacer con sus encantos y uso del veneno, de que viven siempre con gran recelo; y así, en cayendo un indio enfermo, luego piensa que le han hecho

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