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zar las guerras de reconquista, para proceder con armonía y orden en las empresas, y no perturbar la paz de las fronteras, como dice la historia. Pero no consta con certeza como lo de Tarazona.

Terminaremos este capítulo con dos noticías pertenecientes al año 1229, recogidas de la correspondencia del Papa. Gregorio IX dirigió el 8 de Julio la famosa bula Inter alia flagitia a D. Rodrigo y sus sufragáneos, refiriéndoles la perversa conducta del famoso Federico, emperador de Alemania, que había entregado al Sultán de Babilonia la espada del Sacro imperio, consintiendo, que en los templos católicos se predicase la doctrina de Mahoma. El Papa ruega y exhorta al Toledano y a los suyos, que se levanten contra esta injuria, irrogada a Cristo, y que estén dispuestos a quitar este oprobio de la cruz del Señor. (1) Por la bula del 7 de Agosto se concede a Bartolomé de Arguedas, canónigo de Toledo, que ha trabajado mucho por la libertad de la Iglesia de Toledo y demás Iglesias de Castilla, que pueda disfrutar de todas las rentas, que le corresponden desde que se ausentó para cumplir su noble negocio. (2) En Castilla no se le miraba bien a este agente de la Iglesia Toledana, porque trabajó en contra de la Corte respecto de lo que intentaba el Rey, según referimos. Denuncia el apelativo Arguedas que era paisano de D. Rodrigo.

(1) Auvray. 324. (2) Auvray 329.

CAPÍTULO XIV

Fecundo período arquitectónico.--Fecha de la primera piedra de la Catedral de Toledo.-Plan.-¿Lo formó D. Rodrigo?-Gastos de la construcción y su avance.-Derechos.-Solemnidades en las funciones religiosas.—Acrecentamiento de1 Cabildo.-Fundación de Capellanías.-Oficio mozárabe.-Otras construcciones.

Loando Menéndez Pelayo la edad media española, exclamaba en solemne ocasión: «Entonces fué cuando el Arzobispo D. Rodrigo dió comienzo a la gran fábrica de su iglesia metropolitana, que le ha hecho más inmortal que sus historias y su asistencia a las Navas.» (1) Este grito del artista nos hace volver los ojos encendidos de entusiasmo hacia la maravillosa obra arquitectónica, que para esta fecha surgía en la envidiada Toledo, bajo la inspiración y los sublimes alientos del primer hombre de la época medioeval peninsular. Autor único principal de obra tan estupenda fué D. Rodrigo, tanto en la concepción, como en la ejecución, soportando el enorme peso de los gastos con sus recursos, superando a tantos campeones del arte, como lanzaron entonces al cielo las flechas y bóvedas de afilagranadas catedrales, como cantó en rapto artístico un hijo de aquel siglo con fascinador embeleso, diciendo: «Oh cuán bienaventurados estos tiempos, en que el más honrado D. Rodrigo, Arzobispo de Toledo, edificó la Iglesia toledana con obra maravillosa, el muy sabio Mauricio edificó fuerte y hermosa la Iglesia de Burgos, el muy sabio Juan, Canciller del Rey Fernando, fundó la nueva Iglesia de Valladolid: éste fué hecho Obispo y edificó la obra de la Iglesia de Osma. El noble Nuño de Astorga fizo sabiamente el campanario y la claustra de su iglesia. Lorenzo, Obispo de Orense, edificó el campanario de esta Iglesia con piedras cuadradas. El fidalgo Esteban, Obispo de Tude, acabó esta Iglesia con grandes piedras. El piadoso y sabio Martín, Obispo de Zamora, daba obra continuamente en edificar iglesias, monasterios y hospitales. Ayuda estas obras con muy larga mano el grande Fernando e la muy sabia madre Berenguela, Reina, con mucha plata e piedras preciosas.» (2) ¡Qué periodo incomparable de arquitectura aquel! No hay otro que se le acerque, ni en la magnificencia de las fábricas, ni en la perfección y gusto del estilo, ni en la muchedumbre de las estupendas construcciones. Ved. En 1228 se termina la Catedral de Compostela, empieza la de León en 1220, la de Burgos en 1221, la de Mondoñedo en 1221, la de Sigüenza en 1224, la de Osma en 1232, la de Badajoz en 1232, la de Tarazona en 1235. Pero cortemos esta árida, aunque gloriosa lista.

(1) Discurso en el Congreso Católico de Sevilla. 1892. (2) Vita San Fernandi. n. 3. por Gil de Za

mora.

En la Crónica de Alfonso el Sabio, (el cual estaba en el primer lustro de su vida cuando empezó el cimiento de la Catedral de su ciudad natal) se traduce del modo siguiente, con interesantes pormenores intercalados, el texto del principio de esa Catedral por D. Rodrigo. «El Rey D. Fernando e el Arzobispo andando por la Iglesia de Toledo, contándola e departiendo de ella, tuviéronla por muy antigua ya, e mesurando en ello vino el espíritu de Dios e de santidad en ellos; e mesuró el Rey D. Fernando, que pues Dios renovaba a él e le daba facer tantas conquistas (1) de los moros en la tierra, que la cristiandad perdiera, que bien seria de renovar ellos (el Rey y el Arzobispo) de aquellas ganancias la Iglesia de Santa Maria de Toledo, e fazerle servicio allí de aquellas ganancias, que les daba de sus enemigos, de las conquistas, que habían hecho. E tuvieron la razón por muy buena e muy derecha. El Rey Fernando e el Arzobispo D. Rodrigo echaron la primera piedra de la Iglesia de Santa María de Toledo e la asentaron en uno aquella piedra sobre que se comenzase la obra, que después era allí de hazer e fizieron labrar muchos maestros Ca estaba antes a manera de mezquita. E creció su obra de dia en dia a grande labor de ella, a grande maravilla, en estos dias del Rey D. Fernando.» (2) Las escrituras nos dirán luégɔ quién cargó con los gastos principales de esta obra en los días de nuestro Arzobispo, quedándose en la intención tan buenas promesas. ¡Cómo iba a soltar dinero para la nueva fábrica cuando sin legítima facultad se incautaba en 1228 de las tercias de las fábricas de las Iglesias para sostener la guerra, llegando a ser amonesiado por su osadía, desde Roma! ¿Cuándo tenía lugar suceso tan dichoso? Según el sentido obvio del texto de D. Rodrigo luego después de la toma del Castillo de Capella. Terminada la narración de la toma, dice: «Entonces echaron la primera piedra.» Capella se tomó en verano de 1226; ya que según la donación de San Fernando a los dominicos de Guadalajara, que dimos a conocer antes, en ese año se restituyó al culto aquella plaza. La donación es del 20 de Septiembre. Los Anales toledanos terceros (los más plagados de erratas y errores) dicen que se puso la primera piedra en 1226. Y no se presenta otro dato más preciso de origen español hasta el siglo XV, para fijar la fecha del principio de la Catedral Toledana. Pero no satisfechos los eruditos con esa falta de precisión con respecto de la fecha de un acontecimiento artístico de primer orden en la nación, con esos datos y otros más inciertos, y con atisbos, han escrito mucho y han apuntado fechas más precisas. (3) La lista más gloriosa de autores está por Agosto de 1227; así Garibay, Mariana, Pedro de Salazar y Mendoza, el Licenciado Baltasar (Manuscrito Autógrafo. Biblioteca de la Catedral, dos tomos, sign. 27. 21 y 22.) Lozano (Reyes nuevos de Toledo. p. 61) y Lampérez y Romea con algunos más. Determinan también el día, que para todos es 14; menos para Mondéjar, quien opina que el 16, y miércoles, y año 1226. Francamente estoy persuadido de que esa opinión nació de una confusión. En la Catedral Toledana se conserva la Chonica de los Reyes de Espanna, con el título Daretis Phrigii Historia Troyana, y allí se dice que el Arzobispo, D. Pedro Tenorio, puso la primera piedra del claustro de la Catedral en la Vigilia de Santa María (14 de Agosto) de 1389. Sin duda ese 14 de Agosto pasó a los anteriores autores, (que jamás citan fuente alguna primitiva) sin que pueda decirse quién cayó primero en el yerro y lo transmitió a otros, por no haberse fijado bien a qué se refería la fe

(1) Es pura adulación del cronista. Se verá en seguida que San Fernando no había conquistado aun nada. (2) Lib. IX. c. 13. Solo lo subrayado es de D. Rodrigo. (3) Pueden verse las diversas opiniones en el Boletin de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Año V. Julio y Diciembre. 1923. p. 203 y 219. Articulo muy erudito de EduardoEstella, cuyo objeto es promover la celebración del séptimo centenario, que según él es en 1226.

cha. En consecuencia debemos acogernos a lo que encontramos en D. Rodrigo y en los sospechosos Anales mencionados respecto de la documentación española, y no divagar más. En cambio hace pensar cosas muy distintas la documentación, que viene del Archivo pontificio de Roma, sobre todo la carta siguiente de Honorio III a D. Rodrigo, copiada directamente del Regestum, manuscrito del Vaticano, que traducida literalmente dice así:

«Al Arzobispo de Toledo. Has hecho relatar en nuestra presencia, que tu iglesia antiguamente dedicada al culto de los paganos, fué consagrada al culto cristiano últimamente, cuando la ciudad de Toledo fué rescatada de sus manos, por obra de la divina misericordia, y como su fábrica con el curso del tiempo amenazase claramente ruina, por su vetustez, tu predecesor, de buena memoria, previniendo un derrumbamiento imprevisto, la hizo derribar. Para ejecutar hasta el fin su construcción presentas a la predicha iglesia tan escasa de recursos, ya por la magnitud de la obra, como por la cortedad de las rentas de su fábrica y la falta de madera y piedra, que si no se apela a otro remedio, se desespera absolutamente de la terminación de esa obra. Por esto juzgamos que las iglesias sometidas a tu diócesis, están obligadas a ayudarle en la necesidad, y prestarle en esto el auxilio conveniente, como hijas devotas a una madre tan grande, porque es también ley de Cristo, que uno soporte el peso de otro. Por lo tanto facultamos a tu Fraternidad, por la autoridad de las presentes, para que puedas invertir en la construcción de tu iglesia la tercera parte de los réditos de fábrica de las dichas iglesias, mas de tal modo, que si aconteciere que la fábrica de las mismas iglesias se resentia gravemente a consecuencia de esto, te conformes con con la menor parte que vieres conveniente. Las letras presentes no serán valederas más que para cuatro años. Dado en Letrán, cinco de enero, año sexto de nuestro pontificado.» (1) (1222)

Esta letra pontificia patentiza que en 1221 ya trabajaba D. Rodrigo en el asunto de la construcción de su Catedral, y seguramente, desde el principio, puesto que ya examinados los presupuestos con que contaba la misma Catedral, dirigió a Roma en la segunda parte del año 1221 la petición, que su delegado presentó al Papa, y a la que ya contestaba benignamente el Pontífice el 5 de enero del año siguiente, después de tomar el tiempo que la importancia del asunto reclamaba para examinarlo y consultarlo. Y no sólo trataba de esto como proyecto, que preparaba prudentemente, para lanzarse a las obras de edificación, después de asegurada la fuente adecuada de recursos, para proseguir sin interrupción y con la debida eficacia la fábrica, que comenzase, sino que dirigía la petición, para continuar las obras ya empezadas, en el momento de enviar a Honorio III la petición. He aquí la prueba concluyente. El Papa le concede la facultad de poder utilizar el tributo de la tercia de las iglesias por cuatro años. Este plazo de cuatro años había expirado para fines de 1224. Porque D. Rodrigo reiteró la misma petición en 1224, y el mismo Papa le renovó igual gracia en estos términos. «Como has comenzado a edificar la iglesia de Toledo desde los cimientos, y no se puede terminar sin grandes gastos una obra de tan grande magnitud, te concedemos por las presentes, que puedas destinar a la construcción de la misma iglesia, por cuatro años, la tercera parte de las décimas, destinadas a las fábricas de tu diócesis, sin que valga ninguna oposición.» (2) Si ya necesitaba D. Rodrigo en 1224 nueva concesión de cuatrienio, señal segura de que había utilizado íntegramente la concesión anterior. Por lo tanto es cierto que en 1221 estaban iniciadas con gran empuje las obras de la erección de las más suntuosa, majestuosa y rica iglesia española. No se puede

(1) Ap. 80. (2) Regestum Honorii III. Lib. 8. n. 511.

asegurar que el Arzobispo las comenzara en 1221 lo mismo se puede decir que puso la primera piedra en 1220. No encuentro otros datos auténticos terminantes. Pero aquí surge una dificultad, al parecer, seria. Parece que el texto de D. Rodrigo, autor de la Catedral, está en contradicción con estas noticias. Desde luego hay que convenir que es imposible la contradicción, si bien es algo difícil la explicación plenamente aclaratoria. (1) Es cierto primeramente que el «tunc» de don Rodrigo es frecuentemente muy elástico en su historia. (2) Abarca muchas veces un plazo de bastantes años; no significa que el suceso, que bajo su sentido se refiere, es necesariamente un hecho inmediato al que ha referido en la cláusula precedente, ni que sea posterior al mismo. En ocasiones, lo que se cuenta después del «tunc» es anterior a lo narrado. Por esto, en el caso presente, no significa ese «tunc», que está puesto después de la relación de la conquista de Capella, que en efecto se verificó el acto de poner la primera piedra después de ese suceso. Significa que ese hecho se verificó «tunc» entonces, es decir, en aquel período inicial de la vida activo-guerrera de San Fernando. Por lo tanto no se puede deducir rigurosamente nada para fijar una fecha exacta, sino aproximativa. Implica lo mismo ese «tunc» que el acto de asentar la primera piedra de la basílica Toledana por el Rey Fernando y D. Rodrigo ocurrió en 1220, como en 1226. ¿Y cómo se explica lo que cuenta la Crónica general, que dice, que se movieron el Rey y el Arzobispo a la edificación del templo, porque abundaban recursos por las muchas conquistas de territorios y ciudades de los sarracenos, y con el fin de dedicarlos a Dios y dar la debida gloria al Altísimo? Esas amplificaciones de la noticia escueta de D. Rodrigo, que no da pie para ellas, son imaginarias suposiciones del crédulo cronista, y contrarias a las noticias históricas. Las noticias históricas dicen claro que D. Rodrigo no contaba con los recursos del erario Real, ni con las recaudaciones obtenidas por los éxitos bélicos, en el momento de empezar las obras, en los cuatro primeros años. Cuenta solamente con los recursos de la Iglesia. Más adelante veremos más pruebas, que las que nos dan las bulas pontificias. Sin embargo quizás se pueda aventurar una explicación armónica. Primero que D. Rodrigo inició en el tiempo, que dicen las bulas la construcción de la Catedral por la cripta, sin intervención, ni presencia de San Fernando. Segundo que hacia 1226 inició la construcción de las paredes exteriores y magistrales con asistencia solemne del Rey, después de varios años de fructuosas y gloriosas expediciones contra los moros, cuando a consecuencia de la toma de Capella, se consolidaban las conquistas, y empezaba la riqueza a afluir del mediodía a Toledo. Que se admita o se rechace esta u otra explicación análoga, es preciso asegurar que la frase de D. Rodrigo se refiere al año 1220, o al siguiente. Ya no cabe disputa fuera de esto. La Catedral de Toledo comenzó a fabricarse en uno de esos dos años. Es indudablemente anterior a la de Burgos. (3) Se comprende así que el Tudense, al

(1) He aquí la frase del Arzobispo: «Et tunc jecerunt primum lapidem Rex et Archiepiscopus Rodericus in fundamento Ecclesiæ Toletance, quae in forma mezquito a tempore arabum adhuc stabat, cujus fabrica, opere mirabili, de die in diem, non sine grandi admiratione hominum, exaltatur.» (Libro IX. c. 13. (2) Centenares de casos se podían enumerar aquí. En el mismo capítulo hay otro tunc referente a la rebelión de Mahoma Alenalagimar, que es de época anterior. Lo mismo sucede con los tunc de la muerte de la Reina Beatriz (c. 15), y otros más del mismo libro, que es inútil recordar y examinar. (3) El mismo L. Serrano se expresa así en la nota 3, acerca de la fecha de 20 de Julio de 1221, que en el texto asigna a la Catedral de Burgos. No es muy seguro que en 1221 se pusiera la primera piedra de la Catedral; porque si bien trae esa fecha el Cronicón de Cerdaña, uno de los Calendarios de la Catedral (vol. 73. f. 95.) daba el año 1222, fecha, que se corrigió en época posterior por la de 1221. El otro Calendario trae 1221... Alfonso de Cartagena, que vió los Calendarios antes corregidos, pone el 20 de Julio de 1222, como fecha de la colocación de la primera piedra, según más adelante decimos» (D. Mauricio. p. 61)

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