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darios (murmullos). Yo aseguro que así sucederá; yo aseguro que no puede haber nadie, absolutamente nadie, cualquiera que sea su deseo de ser Rey, que no hay nadie que conozca tan mal sus intereses, que tenga tan poco patriotismo, que quiera tampoco el pais en donde ha de reinar, que por 89 ó 90 votos acepte la Corona. No puede suceder lo que se teme, porque ni habrá quien la acepte, ni nosotros lo consentiremos; porque repito que donde hay 356 Diputados... (El Sr. Figueras: ¿Quiénes sois vosotros para no consentirlo?) Somos mas de 250 votos contra esos 89 para impedir la eleccion de un rey, y venceríamos á los menos, como os hemos vencido impidiendo en esta Cámara la proclamacion de la República.

>>Yo comprendo ese apoyo que tiene el voto del Sr. Rojo Arias en los bancos de la minoría republicano, porque ese voto parece formulado pura y simplemente para imposibilitar que nombremos el Rey.

>>Todo sistema que exija para la eleccion de personas, y no solo para la eleccion de personas, sino para la votacion de leyes, para cualquiera resolucion de un Cuerpo deliberante, un número de votos mayor que la mitad mas una de los individuos, pone, ha puesto y pondrá siempre los actos de ese Cuerpo á merced de las minorías; y yo, que quiero que las minorías tengan su representacion legítima, que apoyaré á esas minorías cuando hagan uso de su derecho, no quiero que puedan sobreponerse á la voluntad de las mayorías. Pues bien, señores Diputados, contando las bajas naturales, los imposibilitados de venir, que algunos habrá entre trescientos cincuenta y tantos, al pedir la mitad mas una de Diputados, ¿no es evidente que si hay minorías numerosas que no quieren que se nombre Rey, no se nombrará? Esto es evidentísimo. Aquellos señores, los republicanos, con la mejor buena fe creen que es una calamidad la monarquía, y no han de votar el Monarca: los señores absolutistas están en el mismo caso: una parte de la mayoría, que puede tener interés en favor de taló cual candidato, podria concertarse con ambas minorías y hacer imposible la reunion de la mitad mas uno de los Diputados proclamados, y habiendo adoptado la monarquía, nos veríamos obligados á presentarnos ante el pais diciendo que somos impotentes para elegir Rey, á pesar de que el mayor número de Diputados desea que el Rey se elija.

>>Para esplicar el artículo me parece que lo mas natural es ir describiendo una por una las tres votaciones de que en él se habla.

>>Primera votacion. Con arreglo á la Constitucion del Estado, se exige como mínimo número de Diputados presentes la mitad mas uno de los Diputados proclamados, primera condicion sin la cual no hay eleccion posible.

>> Segunda condicion para que la eleccion sea válida. Que el candidato reuna la mitad mas uno de los individuos presentes.

>> Pero no basta esto: escrupulosa la comision, y deseando llevar la asimilacion de la eleccion del Rey á la votacion de las leyes, á lo mas alto que hacen las Córtes constituyentes, ha puesto una tercera condicion. Esta tercera condicion consiste en que hayan de reunirse entre los votos sérios y eficaces, no contando las papeletas en blanco ni aquellos votos (y para eso está la comision escrutadora) que pueden llamarse de broma, que por des

gracia tambien en estos Cuerpos hay quien los dá; prescindiendo de estos votos, con los votos eficaces se reune la mitad mas uno de los Diputados proclamados, asimilando en esta parte la eleccion de Monarca á la votacion definitiva de una ley, en la cual no cabe decir mas que sí ó no, y por consiguiente todos los votos son eficaces. Así, ademas de la mayoría absoluto de los votantes, ademas de la presencia de la mitad mas uno de los Diputados proclamados, el número de votos eficaces dados entre todos los candidatos ha de ser precisamente la mitad mas une de los Diputados proclamados.

>En este primer escrutinio, supongamos, que bien podemos suponerlo, que no hay eleccion. Pues se repite exactamente la votacion en las mismas condiciones; vuelve otra vez á votarse el Monarca con las mismas condiciones del primer escrutinio.

»Si no hay eleccion tampoco en esta segunda votacion, se pasa á la tercera, y vamos á ver de qué modo.

>> Para el tecercer acto se hace la votacion cerrada, digámoslo así; no se admiten mas votos ni se consideran eficaces sino aquellos que se den á uno de los dos candidatos que hayan tenido mayor número de votos en la segunda votacion. Y naturalmente, subsisten las otras condiciones, de que haya un número de votos eficaces, igual á la mitad mas uno de los Diputados proclamados, y que el candidato obtenga la mitad mas uno de dicho número de votos.

>Cosas que pueden ocurrir al pasar de la segunda á la tercera votacion. Si no hubiera en la segunda mas que dos candidatos, no habria dificultad; la votacion en la eleccion tercera se dividiria entre esos dos candidatos. Si hay tres o mas candidatos en la segunda eleccion y cada uno tiene un número distinto de votos, tampoco hay dificultad, porque los dos candidatos que obtenga mas votos esos son los que entran en el tercer escrutinio. Pero si hubiese habido tres, cuatro ó cinco candidatos, y despues del primero y mas favorecido, por ejemplo, hubiese habido dos con un número igual de votos, ó si hubiese habido empate entre todos los candidatos, entonces, para tener derecho á entrar en el tercer escrutinio (no para ser Rey), establece la comision que decida la suerte. Pero no tiene inconveniente la comision en que se sustituya al sorteo una votacion auxiliar, para ver cuál de los dos candidatos entre los cuales hay empate debe entrar en el tercer escrutinio.

>> Se hace el tercer escrutinio; se separan todos los votos dados en blanco y todos los dados á candidatos que no sean uno de los dos que entran en la votacion cerrada; se cuenta el número de votos dados á uno y á otro de esos dos candidatos, y si no hay ciento setenta y tantos, que no recuerdo cuál sea el número de la mitad mas uno de los Diputados proclamados, no hay eleccion.

» Y ve el Sr. Rojo Arias que en la última votacion los Diputados que no quieran que determinada persona sea Rey, pueden perfectamente impedirlo. Si no hay mas que dos candidatos, los Diputados que tienen (yo no sé si deben ó no tenerlo), que tienen hecha la resolucion de impedir el triunfo de una persona determinada, en esa última votacion dejan solos á los partidarios de esa persona, y como estos no sean la mitad mas uno de los Diputados proclamados, no hay eleccion. Esto lo hará el Diputado bajo su respon

sabilidad, dentro de su derecho, entregándose al juicio del pais, pesando todas las razones que tenga en pro y en contra y que puedan determinarle á seguir esta conducta ú otra contraria.»>

«El Sr. CÁNOVAS DEL CASTILLO: He de examinar este proyecto de ley como una cuestion libre de derecho público, como la cuestion nas importante de derecho público que pueda acaso discutirse en un pais que tiene los sentimientos monárquicos que el nuestro tiene, dejando aparte todo género de preocupacion personal. Yo no he apoyado el dictámen de la mayoría de la comision con mi voto, y de esta suerte he manifestado ya públicamente que ese dictámen no está de acuerdo con mis opiniones; no está conforme con lo que yo creo que exige el derecho público, tal como debe entenderse, y sobre todo, como debe practicarse en las naciones modernas.

>> Es este proyecto de ley, ante todo, demostracion clara de que hay una tendencia en el seno de esa comision, que no dá á la eleccion de Monarca la importancia que la damos los partidarios de ciertos principios, de ciertos sistemas políticos. Para quien crea que la eleccion del poder hereditario, que la creacion dinástica, que la realizacion de la Monarquía por medio de la creacion de una dinastía, es un asunto de la misma índole que puede serlo un proyecto de ley, en toda legislatura y en todo momento revocable é instable por su propia naturaleza; para quien eso crea, como cree, por por ejemplo, el Sr. Rodriguez, está completamente en su lugar el proyecto que se discute.......

»Para mí la Monarquía, para mí la dinastía que realiza la Monarquía, en un pais por esencia monárquico como España; en un pais históricamente monárquico como España; en un pais donde la inmensa mayoría de sus habitantes no tienen otro vínculo de unidad que la Monarquía; en un pais de esta naturaleza, digo, la creacion de la Monarquía, la creacion de la dinastía vale tanto por sí sola como la creacion íntegra de la Constitucion del Estado. Para mí la Constitucion del Estado en un pais de esta naturaleza se compone de dos elementos esenciales, igualmente esenciales: el de la Monarquía y la dinastía que la realiza, y el del Código fundamental que establece y regula el ejercicio de los poderes públicos. Pero no tengo necesidad, repito, de estenderme mas en esto; no pretendo persuadir en el dia de hoy esta opinion al Sr. Rodriguez, ni pretendo convencer tampoco en este dia de esta opinion á la Cámara. Si la expongo es solo para que se recuerde espresamente mi punto de partida, así como el punto de vista del Sr. Rodriguez.

>>Pero al lado de esta tendencia del Sr. Rodriguez, que dá poca importancia á la Monarquía, hay otra conservadora en el seno de la comision, que tal vez, y en cierto sentido, en un sentido fácilmente comprensible para los que me escuchan, pudiera yo calificar de demasiada, de escesiva.

»Parece, á primera vista, como que hay en el seno de la comision personas conservadoras que creen y que piensan que es tal la eficacia de la institucion monárquica, que es tal la fuerza de la creacion de una dinastía, que créese esa Institucion como se cree, que fórniese la dinastía como se forme, de todas maneras, basta ella para realizar sus altos fines en bien del Estado. Esta tendencia, que no existe solamente en el seno de la comision,

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lo reconozco; esta tendencia, que se deriva de las mismas profundidades del sentimiento monárquico en nuestra patria; esa tendencia, que se revela por el clamor general con que por todas partes se nos pide Rey, y Rey á toda prisa, y Rey á toda costa; esa tendencia, como todas, puede tambien pecar de escesiva, y de escesivo peca, á mi juicio, al obedecerla, el proyecto de ley que se discute.......

»¡Que hace falta la Monarquía, señores Diputados! ¡Quién lo puede dudar entre los Diputados monárquicos! ¿Hay alguien, puede haber alguien aquí, que, por ventura, me acuse á mí de no desear, leal y sinceramente, la Monarquía? Pero yo no quiero la Monarquia de cualquier modo; yo no quiero la Monarquía como un remedio cualquiera; yo no lo espero todo de la eficacia de la palabra Monarquia; yo no lo espero siquiera de la creacion de una Monarquia artificial; yo no tengo fe, ni tendre fe nunca, sino en una Monarquía de ancha base, en una Monarquía de tales raices que pueda robustecerse á través de los tiempos y dormir por siglos sobre la estension del territorio nacional.......

>> Por mi parte, digo y repito, en tanto, que yo quiero la Monarquía; que no hay nadie en el seno de esta Cámara que se me adelante en el sincero deseo de que se haga cuanto antes y de buena fe la Monarquía; pero tambien digo y repito que no me satisface una Monarquía cualquiera, sino una Monarquía con grandes bases, una Monarquía con raices suficientes para desafiar por mucho tiempo las tempestades revolucionarias.

el

>> Ahora bien, señores Diputados: ¿es una Monarquía de esta especie la que puede surgir del proyecto de ley que se está discutiendo? Conoceis todos la Monarquía histórica y tradicional, lenta y laboriosamente formada hasta alzarse á las nubes desde el seno de las profundidades de la Historia; esa Monarquía todo prestigio, esa Monarquía, cuyo primer poder es el respeto, que ha existido entre nosotros por mucho tiempo, que desgraciadamente, como Institucion, no existe hoy ya entre nosotros. Conoceis tambien, por ejemplo de los pueblos vecinos, lo que es la Monarquía nacida del moderno ejercicio de la soberanía nacional; qué es la Monarquía del pueblo entero; qué es la Monarquía del plebiscito; qué es la Monarquía que se apoya sobre millones de votos; qué es la Monarquía que opone la unidad de estos millones de votos, dados y espresados en favor de una sola persona, á los embates de los poderes legislativos, que aunque vengan representando esa misma Soberanía nacional, nunca la representan en su mayoría ni en su minoría de una manera tan concreta, tan respetable, como la presenta la personalidad del que reune todos los votos juntos. Esta es, sobre todo, la Monarquía francesa.

>>Sobre 7 millones de votos, sobre 10 millones de votos bien pueden fundarse en estos tiempos poderes que desafien las pasiones indisciplinadas de las minorías ó las iras de los facciosos, y puedan tambien hacer frente de una manera regular, normal, ordenada, al juego natural de las instituciones representativas, siempre expuesto á rudos vaivenes, siempre expuesto á razonamientos peligrosos, que exigen ahora y en todos tiempos un fuerte poder central, un poder regulador, que impida que los diversos órganos y poderes del Estado se salgan de su sitio propio y produz

can perturbaciones funestas en la sociedad que están llamados á regir de

consuno.

»Por último, señores Diputados, en la Enropa moderna se ha conocido tan bien la Monarquía que ha solido llamarse doctrinaria (y cuenta que yo no soy de los que se asustan de este nombre); la Monarquía que en son de injuria ha solido llamarse por los partidos radicales Monarquía doctrinaria; la Monarquía que se crea por delegacion; la Monarquía que se forma en medio de Asambleas deliberantes como esta. No se puede negar; seria inútil que pretendiésemos ocultárnoslo unos á otros; seria inútil que pretendieran negarlo aun aquellos que puedan tener mas fe en la Monarquía que salgan de la votacion de una Cámara deliberante, que esta ultima forma de Monarquía es la mas débil, es la de menos raices, es la mas transitoria que se encuentra en la Historia. Pero con todo eso, yo comprendo que las necesidades de la política, que la fuerza de las circunstancias impongan esa manera de hacer una Monarquía y una dinastía.

>> Yo lo comprendo: no discuto esta necesidad en este momento; pero ya que con evidencia estamos reducidos los monárquicos á esperar la creacion de la Monarquía por aquel sistema y por aquella forma que naturalmente tienen que enjendrarla mas débil, ¿no exige la prudencia, no exige el interés monárquico, no exigen altímas razones de pratriotismo, que aun dentro de ese mismo sistema se escoja la fórmula de mayor eficacia, y que se huya de todo lo que pueda debilitar la eleccion del Monarca, dentro de unas condiciones que son ya por sí propias tan flacas? ¿No es conveniente que se saque, en último término, de este elemento, de este resorte, de esta máquina inferior de hacer Monarquías y Reyes, el mejor y el mas eficaz partido posible?

>Si recordamos, señores Diputados, lo que ha acontecido en los paises de Europa que hasta ahora se han encontrado en el caso de buscar dinastía, hallaremos que el Rey Leopoldo de Bélgica no lo fue en una Cámara de 200 votantes, de menos de 200 votantes practicamente, por menos de 152 votos, teniendo en contra, entre los que alcanzó otro candidato y los que se abstuvieron, 33 únicamente. De esta suerte fue Rey Leopoldo de Bélgica, y estoy completamente seguro de que de otra suerte no hubiera sido Rey tampoco.

»¿Y qué aconteció en Francia en 1830? Pues aconteció que de 362 votos de que se componia el Cuerpo legislativo, tomaron parte 252, y de estos 252, tuvo 219 votos Luis Felipe; y una mayoría del mismo género, inmensa, siete ú ocho veces superior á la minoría oponente, tuvo tambien aquel mismo Rey en la Cámara de los Pares. Sin embargo, señores Diputados, los que conoceis bien la historia moderna, ¿no sabeis cuántas veces se ha echado en cara á aquel inteligente, hábil y liberal Monarca de Julio que tuviera únicamente la representacion de 219 votos? ¿No sabeis que el haber consentido el que se formara una Monarquía de esta suerte, no acudiendo á las Asambleas primarias, por sufragio universal, es un remordimiento que ha pesado hasta la última hora sobre algunos de los principales mantenedores de aquella dinastía, y que esto obliga aun á difíciles defensas á los que viven y contribuyeron entonces á que de aquella manera se levantara el Trono francés?

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