Imágenes de páginas
PDF
EPUB

en hueste ó frontera vendiese ó empeñase el caballero su caballo ó las armas, ó perdiese estas cosas á los dados, ó las diese á malas mujeres, ó las empeñase en la taberna: si tuviese algun oficio en que trabajase con sus manos para ganar dinero, á no hallarse en cautiverio: por huir de la batalla; desamparar á su señor ó castillo etc. El jurisconsulto Calicio en sus comentarios al Usage 4.0, dice, que tambien perdian los caballeros el privilegio y dignidad de milicia siendo enmendados como rústicos, cuando abandonaban el caballo, aunque lo hiciesen por causa de pobreza, porque esta hace perder los honores civiles; pero no los privilegios de que disfrutasen los hombres de paratge, porque ingresaban en esta clase aunque careciesen de caballería de tierra.

Los nombres mas antiguos de caballeros, que se encuen⚫ tran en las crónicas catalanas, son los de aquellos que acompañaron al conde de Barcelona Ramon Berenguer IV á la expedicion de Almería en 1147, á saber: Guillermo Ramon Dapifer de Moncada, Guillermo de Cervellon, Gilaberto de Centellas, Ramon de Cabrera señor de Monclús, Guillermo de Anglesola, Ponce de Santa Pau, Guillermo de Claramunt, Hugo de Troyá, Pedro de Belloch, Guillermo de Mendiona, Bernardo de Tous, Francisco de Montbuy, Pedro Ramon de Copons, Guillermo de Talamanca, Bernardo de Plegamans, Bernardo Desfar, Berenguer de Senmanat, Vidal de Blanes, Pedro Pallafols, Bernardo Dosrius, Juan Pineda y N. Sancerní señor del castillo de Suyl; y tambien se habla de Galcerán de Pinós que iba de almirante de la armada catalana.

El origen de los hombres de paratge se hace remontar al año 986 cuando el caudillo Almanzor se apoderó otra vez de Barcelona. Hallándose á la sazon el conde Borrell en Manresa, procuró allegar todas las fuerzas cristianas para reconquistar la ciudad, concediendo libertad y franqueza militar á los cris tianos que acudiesen al ejército con armas y caballo; ejemplo que años despues siguió el conde de Castilla D. Sancho. Dícese acudieron hasta novecientos hombres á disfrutar de tales

privilegios, quienes tomaron el título de Homines de Paratico, mas tarde Homens de paratge, y por último, segun Calicio, el título de generosos. Se supone que la primitiva etimología de este nombre, fué la de par paris, por haberlos igualado el conde Borrell, con los caballeros; si bien no falta quien cree haberse llamado así, por su analogía con los antiguos hidalgos leoneses y castellanos. Esta clase parece haber abundado mas en las comarcas de Vich, Ampurdan y Vallés, donde aun se conservan tradiciones antiquísimas de genealogías que pretenden descender de aquellos primeros hombres, que adquirieron la tierra por ocupacion bélica y derecho de conquista. Ya en documentos pertenecientes al siglo XI se habla de estos hombres de paratge, como de una clase militar establecida pero debemos advertir, que en ningun Usage se hace la menor mencion de ella; solo en el 45 que habla de inferiores milites, puede verse una alusion á ellos, dirigiéndose sin duda á los de paratge, bajo el nombre general de milites; y aunque se suponga que eran completamente iguales á los caballeros, no es exacto, porque sin ir mas lejos, acabamos de ver en la ordenanza X de las formadas por Don Pedro, la categoría de hidalgo de paratge como inferior á la de caballeros.

Estas son conforme á los antiguos monumentos, las primitivas categorías de la nobleza catalana, reducidas luego á las de ricos-hombres ó sea barones y caballeros; conservándose aun el título de rico-hombre en 1440, como se demuestra en un poder que inserta Bofarull otorgado por Fray Fernando de Ciscar á Fray Galcerán de la Roca, para asistir al parlamento. Aunque generalmente en otras naciones los hijos bastardos ó espúreos de los nobles no siguiesen la condicion de sus padres, privilegio singular era de toda la nobleza catalana, segun nos revela Guillermo Valseca en el Usage Filius militis, que todos sus hijos, aun los bastardos y espúreos, heredasen nobleza, pudiendo usar en las armas los lemas paternos, asistir á las Córtes y formar parte de los ejércitos y huestes. La nobleza catalana superaba durante el siglo XIII

en importancia y número á la nobleza aragonesa; porque al describir Don Jaime I en el Capítulo 247 de su Crónica, las contestaciones que tuvo con los aragoneses, á consecuencia de las graves disputas en que á la sazon se hallaba con las Córtes, dice; que replicando á un discurso de Don Gimeno de Urrea, citó á Cataluña como ejemplo de patriotismo, siendo como era mucho mas poderosa que Aragon: «Pues cuéntanse allí cuatro ricos-hombres; cinco caballeros; diez clérigos y cinco ciudadanos honrados, por cada uno que aqui tengais en cada clase. >>

La otra division de hombres llamados plebeyos ó innobles eran todos los que no heredaban nobleza ó no la recibian del príncipe. Subdividíase en dos grandes grupos: habitantes de las ciudades llamados Ciudadanos, y los burgenses ó habitantes del campo; si bien en un principio estas dos clases, fueron conocidas bajo el nombre genérico de ciudadanos. En la ciu dad de Barcelona se consideraban ciudadanos, á fines del siglo XV, los que vivian dentro de los muros ó portales de la Boquería; y burgenses, los que habitaban fuera; pero si observaban todos las costumbres militares, gozaban de los mismos privilegios.

La clase de ciudadanos estaba repartida en tres categorías que se llamaban Manos, á saber: Mano mayor, Mano mediana y Mano menor: formaban la mayor, los hombres honrados, propietarios y capacidades, como letrados, médicos etc; la me diana se componia principalmente de negociantes, mercaderes y grandes industriales; y la menor, los menestrales, artesanos etc. Cuando en Cataluña se desarrolló el sistema municipal, salian de estas tres manos, agrupadas en los grandes centros de poblacion, los conselleres, jurados, cónsules, consejos y demás cargos municipales; es decir, que todos debian desempeñarse por ciudadanos de las tres manos, como súbditos de la corona, estando excluidos los nobles y eclesiásticos. La nobleza no componia parte de la Mano mayor; y solo en tiempo de Don Fernando el Católico, se concedió á los caballeros y hom

bres de paratge, poder aspirar con los ciudadanos al cargo de conselleres, prévia la expresa condicion, de renunciar á sus fueros y privilegios durante el año de empleo. El rey era cabeza ó jefe de las tres manos.

En los Usages, la clase general de ciudadanos y burgenses, se encuentra equiparada á la de caballeros, en indemnizacion personal y crédito. El VII dice, que se los juzgue y aprecie como á los caballeros; y aun se les dá mas valor que á los simples caballeros, porque dispone en su última parte, que respecto á la emmienda que correspondiese al potestad del territorio donde residiese el ciudadano ó burgués muerto, herido, ó injuriado, se le considerase como vasvasor, es decir, como jefe de cinco caballeros por lo menos. Calicio no se conforma con que un artesano por ejemplo, ó sea un ciudadano de la mano menor, fuese enmendado como un caballero, y respecto á la enmienda del potestad como un vasvasor; sosteniendo, que los privilegios del referido Usage, solo alcanzaban á los ciudadanos de la primera mano, no siendo tan considerables las enmiendas á los ciudadanos de las otras dos: opina sin embargo y concede, que en los negocios feudales, las tres manos debian juzgarse como los caballeros.

El Usage 52 equipara á los burgenses con los caballeros declarando, que hasta cinco onzas de oro fuese creido el juramento decisorio del burgués, como lo era el del caballero, y que de tal cantidad en adelante, el burgués pudiese, como el caballero, sostener su juramento en batalla, pero no á caballo sino á pié.

Los habitantes de los campos se dividian tambien en dos grandes categorías, que podemos calificar de libre una y vasalla otra. La libre constaba de tres fracciones principales; propietarios por sí, ó arrendatarios; feudatarios que aunque libres, reconocian homenaje al señor feudal; y hombres libres que sin pertenecer á señorío, eran realengos, lo cual constituia su libertad, aunque accidentalmente se hallasen en territorio de señorío. En cuanto á los propietarios y arrendatarios, he

mos ya indicado, que el jurisconsulto Valseca decia, que cualquier rústico viviendo honrosamente de sus rentas, con armas, caballo y costumbres militares, era considerado como noble aunque descendiese de padres innobles. El Usage 9.o prescribia, que el arrendatario con caballo y que comiese todos los dias pan de trigo, fuese enmendado como caballero y el que no reuniese las dos circunstancias, por la mitad de la enmienda. La ingenuidad ó carácter de libertad del contrato de arrendamiento en las fincas rústicas, se demuestra en la facultad de ser temporal, porque el arrendamiento perpétuo participaba mucho del carácter feudal.

La segunda fraccion de hombres libres feudatarios no aparece muy numerosa, porque generalmente en los grandes feudos, los feudatarios pertenecian á la nobleza conocida con el título de magnates; es decir, los vizcondes, comitores y vasvasores, fraccionándose las subinfeudaciones en los simples caballeros; pero como era preciso poblar, labrar y beneficiar el territorio feudal en todos aquellos feudos que no estaban poblados con hombres propios del señor, habia necesidad de hombres libres, atrayéndolos con ciertas ventajas. Esta clase de hombres llamada á poblar y labrar los territorios feudales despoblados, tomaron el título de Castellani, es decir, castellanos (de Castrum), los cuales, con rendir homenaje al señor por lo relativo al feudo, y pagar el laudemio convenido, adquirian derechos paccionados y conservaban su libertad, en todo lo que no quedaba limitada por el homenaje, siempre que al mismo tiempo no se convirtiesen en hombres liges; porque si tal hacian, hasta renunciaban á la jurisdicion real. Es bastante frecuente en los escritores antiguos catalanes confundir esta clase de castellani con la de castlani; pero nada tenian de comun, porque los castlani no eran otra cosa que los guardas puestos por los señores feudales en el territorio feudal, los diez dias que de él tomaban posesion en cada nueva sucesion ó trasmision de feudo, por venta, permuta, etc., ó cuando por no cumplir los feudatarios las condi

« AnteriorContinuar »