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instituto y se dirija al bien y seguridad comun. Fecha en convencion de diputados en Santafé de Bogotá á 27 dias del mes de noviembre del año del Señor 1811.

José Manuel Restrepo, diputado por la provincia de Antioquía.

Henrique Rodriguez, diputado por la provincia de Cartagena.

Manuel Campos, diputado por la provincia de Neyva.

Camilo Torres, diputado por la provincia de Pamplona.

Joaquin Camacho, diputado por la provincia de Tunja.

José Manuel Restrepo, secretario.

N° 13,

ACTA DE INDEPENDENCIA DE LA PROVINCIA DE CARTAGENA EN LA NUEVA GRANADA.

En el nombre de Dios todo poderoso autor de la naturaleza. Nosotros los representantes del buen pueblo de la provincia de Cartagena de Indias, congregado en junta plena, con asistencia de todos los tribunales de esta ciudad, á efecto de entrar en el pleno goce de nuestros justos é imprescriptibles derechos que se nos han devuelto por el orden de los sucesos con que la divina providencia quiso marcar la disolucion de la monarquía española, y la ereccion de otra nueva dinastía sobre el trono de los Borbones antes de poner en egercicio aquellos mismos derechos que el sabio autor del universo ha concedido á todo el género humano, vamos á esponer á los ojos del mundo imparcial el cúmulo de motivos poderosos que nos impelen á esta solemne declaracion, y justifican la resolucion tan necesaria que va á se

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pararnos para siempre de la monarquía española.

Apartamos con horror de nuestra consideracion aquellos trescientos años de vejaciones, de miserias, de sufrimientos de todo género, que acumuló sobre nuestro pais la ferocidad de sus conquistadores y mandatarios Españoles, cuya historia no podrá leer la posteridad sin admirarse de tan largo sufrimiento y pasando en silencio, aunque no en olvido, las consecuencias de aquel tiempo tan desgraciado.

para

las Américas, queremos contrahernos solamente a los hechos que son peculiares á esta provincia, desde la época de la revolucion española; y a su lectura el hombre mas decidido por la causa de España no podrá resistirse á confesar, que mientras mas liberal, y mas desinteresada ha sido nuestra conducta con respecto á los gobiernos de la Península, mas injusta, mas tiránica y opresiva ha sido la de

estos contra nosotros.

Desde que con la irrupción de los franceses en España, la entrada de Fernando vi en el territorio francés, y la subsiguiente renuncia

que aquel monarca y toda su familia hicieron del trono de sus mayores en favor del empe rador Napoleon, se rompieron los vinculos que unian al rey con sus pueblos, quedaron estos en el pleno goce de su soberanía, y autorizados para darse la forma de gobierno que mas les acomodase. Consecuencias de esta facultad fueron las inumerables juntas de gobierno que se erigieron en todas las provincias, en muchas ciudades subalternas, y aun en algunos pueblos de la España. Estos gobiernos populares que debian su poder al verdadero origen de él, que es el pueblo, quisieron sin embargo jurar de nuevo y reconocer por su rey á Fernando vi, bien sea por un efecto de compasion hácia su persona, ó bien por una predileccion al gobierno monárquico. El primer objeto de la junta de España fué asegurarse de la pocesion de las Américas, y al efecto se enviaron diputados á estas provincias, que procurasen mantener una union considerada casi imposible. La orgullosa junta de Sevilla que usurpó por algunos meses el título de <«< Soberana de Indias», fué la que mas se dis

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tinguió en darse á reconocer en estos paises. Dos enviados suyos llegaron á Cartagena. Ya les habian precedido por algunos dias, las noticias de los sucesos que ocasionaron la ruina de la monarquía española, y en la sopresa y en el desorden de espíritu que causan los acontecimientos imprevistos, Cartagena aunque tuvo bastante presencia de ánimo para conocer sus derechos, tuvo tambien bastante generosidad para no usar de ellos en las circunstancias mas peligrosas, en que jamas se halló la nacion de que era parte. Sacrificulos, pues á la union con su metrópoli, y al deseo de concurrir á salvarla de la mas atroz de las usurpaciones. La junta de Sevilla fué reconocida de hecho á pesar de la imprudente conducta de sus Enviados, y á pesar de las vejaciones é insultos que los agentes del gobierno prodigaron al ilustre cabildo, y algunos de sus dignos miembros. Este cuerpo verdaderamente patriótico, elevó sus quejas al gobierno de España en los términos mas sumisos, y pidió una satisfaccion de los agravios que se le habian hecho; pero en cainbio de nuestra generosidad, solo recibi

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