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ella estaba encargada de garantir, y de que la cesion de Sicilia habia sido uno de los principales artículos de los tratados de Utrecht, se decidió abiertamente á equipar una escuadra que cruzase el Mediterráneo y protegiera las costas de Italia, suponiendo que tan considerable armamento impondria á la córte española y detendria sus planes. Esta medida produjo una nota acre y virulenta de nuestro embajador Monteleon, inquietó vivamente á Felipe, y exasperó á Alberoni, el cual escribia, entre otras cosas no menos fuertes: «Cada dia anuncian los diarios que vuestro ministerio no es ya inglés, sino aleman; que se ha vendido bajamente á la córte de Viena; que por medio de intrigas, tan comunes en ese pais, se trata de armar un lazo á esta nacion.» Y amenazaba con que su soberano no cumpliria el tratado de comercio hecho últimamente tan en ventaja de Inglaterra hasta conocer el verdadero objeto de aquellos preparativos y ver el desenlace de aquel drama (abril, 1718).

Tocó entonces otro resorte Alberoni: con el fin de indisponer al emperador con el rey de Sicilia, Victor Amadeo, y poner á éste en el caso de entregar por sí mismo aquel reino á España, ofrecióle cederle los derechos del monarca al Milanesado, y para que pudiera apoderarse de él, España le daria quince mil hombres y un millon de reales de á ocho para los gastos de la guerra, atacando entretanto el reino de Nápoles para distraer las fuerzas del imperio. Y de intento

dejó Alberoni traspirar estas proposiciones para hacer al saboyano sospechoso al emperador y á los gobiernos de Francia é Inglaterra. Pero Victor Amadeo, que penetró las intenciones del cardenal, porque no le faltaba perspicacia, que esquivaba meterse en una empresa de muy difícil éxito, dado que las palabras de Alberoni le fuesen cumplidas, porque sabía ademas la alianza que se estaba tratando entre Inglaterra, Francia y el Imperio, contestó al ministro español proponiéndole condiciones inaceptables, y que revelaron al cardenal la desconfianza que en él tenia y su poca disposicion á entrar en su plan, al cual por lo mismo renunció tambien Alberoni (").

Mas no renunció á buscar en todas partes enemigos y suscitar embarazos á las potencias aliadas. Ofreció auxilios de dinero al rey de Suecia, si hacía una guerra que distrajera las armas de la casa de Austria: trató al mismo fin con el agente del rey de Polonia en Venecia: siguió correspondencia con Rugottki, soberano desterrado de Transilvania: fomentó en Francia las facciones de los descontentos con el duque de Orleans: atizaba las discordias intestinas de Inglaterra, y avivaba los celos comerciales de los holandeses, á quienes procuraba seducir con la esperanza de que conseguirian los mismos privilegios que se habian concedi

(4) Carta de don Miguel Fernandez Duran al marqués de ViHamayor, embajador en Turin: en

Belando, P. IV. cap 24.-San Felipe, Comentarios, tom II.

do á la Gran Bretaña. Y no obstante el poco efecto de algunas de estas gestiones, y lo infructuoso de otras; y á pesar de los artículos convenidos entre las potencias de la triple alianza contrarios á los proyectos del monarca español y de su ministro; y sin embargo de los preparativos de la armada inglesa, y de tener el emperador en Alemania ochenta mil hombres, á la sazon desocupados y dispuestos á caer sobre Italia, Alberoni, con un valor que parecia incomprensible, no quiso desistir de su empeño, y fiando su grande empresa, parte á la habilidad y parte á la fortuna, mandó salir de Barcelona la armada que dispuesta tenia (18 de junio, 1718), compuesta de veinte y dos navíos de línea, tres mercantes armados en guerra, cuatro galeras, dos balandras, un galeote, y trescientos cuarenta barcos de trasporte: iban en ella treinta mil hombres, al mando del marqués de Lede, de ellos cuatro regimientos de dragones, y ocho batallones de guardias españolas y walonas, «gente esforzada, que cada soldado podia ser un oficial,» dice un escritor de aquel tiempo. «Nunca se ha visto, añade el mismo, armada mas bien abastecida; no faltaba la menudencia mas. despreciable, y ya escarmentados de lo que en Cerdeña habia sucedido, traian ciento cincuenta y cinco mil faginas, y quinientos mil piquetes para trincheras; se pusieron víveres para todo este armamento para cua

tro meses.>>>

«Las grandes potencias de Europa, dice un histo

riador estrangero, vieron con asombro que España, como el leon, emblema de sus armas, despertaba tras de un siglo de letargo, desplegando un vigor y una firmeza digna de los mas brillantes tiempos de la monarquía, haciendo temer que se renovase una guerra

á que apenas acababa de poner término el tratado de Utrecht (1).»

En otro capítulo darémos cuenta del resultado de esta célebre expedicion.

(1) William Coxe, España bajo cap. 28.

el reinado de la casa de Borbon,

CAPITULO XI.

ESPEDICION NAVAL A SICILIA.

LA CUADRUPLE ALIANZA.

CAIDA DE ALBERONI.

De 1718 à 1720.

Progresos de la espedicion.-Fáciles conquistas de los españoles en Sicilia. Aparécese la escuadra inglesa.-Acomete y derrota la española.—Alianza entre Francia, Austria é Inglaterra.-Proposicion que hacen á España.-Recházala bruscamente Alberoni.-Quejas y reconvenciones de España á Inglaterra por el suceso de las escuadras. Represalias.—Declaran la guerra los ingleses.-Intrigas de Alberoni contra Inglaterra.-Conjuracion contra el regente de Francia.-Cómo se descubrió.-Medidas del regente.-Prisiones.-Manifiesto de Felipe V.-Francia declara tambien la guerra á España.-Campaña de Sicilia.-Combate de Melazzo.-Los imperiales. -El duque de Saboya.-Cuádruple alianza.-España sola contra las cuatro potencias.-Desastre de la armada destinada por Alberoni contra Escocia.-Pasa un ejército francés el Pirineo.-Sale Felipe V. á campaña.-Apodéranse los franceses de Fuenterrabía y San Sebastian.-Frustradas esperanzas de Felipe.-Vuelve apesadumbrado á Madrid.-Invasion de franceses por Cataluña.-Toman á Urgel.-Sitio de Rosas.-Contratiempos de los españoles en Sicilia.-Admirable valor de nuestras tropas.-Armada inglesa en Galicia. Los holandeses se adhieren á la cuádruple alianza.-De

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