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influencias políticas que en el fondo se agitarían, demostraba, al ojo práctico y observador, nuestra abrumadora inferioridad ó nuestra patente decadencia.

La tradición también ha influido poderosamente en que la investigación experimental apenas sea conocida entre nosotros y en que las pocas veces que en siglos anteriores ha dado señales inequívocas de vida, siempre haya sido de un modo efímero y transitorio y con esa vida raquítica y ese cariz enfermizo del que ha de vivir en condiciones poco abonadas para adquirir un robusto desarrollo. Representaros nuestra antigua y renombrada Universidad de Salamanca, en el siglo XI, de donde arrancan todos los centros de enseñanza contemporáneos, con maestros que sólo gustaban de las elaboraciones del razonamiento puro y con alumnos siempre dispuestos à la discusión y á la controversia, y comprenderéis que el estado actual de nuestras Universidades y de nuéstros centro docentes, en nada difiere de aquel estado, en lo que tiene de substancial y de aplicación.

En nuestras Universidades se enseñan las ciencias experimentales, ó cuando menos se pretende enseñarlas, haciendo los profesores un discurso diario, lo más elocuente que puéden, aunque la elocuencia resulte algunas veces en detrimento de la claridad y precisión del lenguaje y, consiguientemente, del concepto que se desea expresar, como se enseñaban en aquélla la Filosofía, la Retórica, la Teología, etc.; en todos nuestros centros docentes, que por sus especiales institutos están intimamente relacionados con esta clase de ciencias, la norma que siguen para dar señales de vida, es elegir un tema para que sea objeto de discusión durante el curso, con lo cual, no sólo se ponen de relieve las reminiscencias que nos quedan de los procedimientos escolásticos, sino que además demostramos que aún vive con nosotros, como en sus mejores tiempos, tan estéril y torcido proceder para hacer ciencias naturales. Torcido, porque por el solo hecho de poner á discusión un asunto, se expresa tácitamente que no hay unanimidad de oponiones y, hoy día, las ciencias

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experimentales han llegado á tal grado de precisión y de rigor en sus investigaciones, que sólo se da un hecho como sabido cuando está debida y escrupulosamente comprobado, en cuyo caso no hay motivo alguno de discusión, habiéndolo solamente cuando un hecho no reune las condiciones necesarias de precisión y rigor que el criterio experimental exige, en cuyo caso la discusión versará sobre cuál es y en qué punto está el error ó el descuido y, por lo tanto, se reducirá á una discusión de procedimientos; y estéril, porque en estas discusiones anuales, rara vez se aporta un dato experimental nuevo y original de los polemistas, reduciéndose éstos, de ordinario, á recitar lo que han aprendido, bien ó mal, en los libros y, como comprenderéis, esto es gastar inútilmente el tiempo.

Es más triste todavía el ver cómo se desierta de las aulas y de los salones donde alguno de los pocos representantes de la especie que nuestra raza da, explica con monotonía y aridez inevitable, pero con precisión y claridad, los resultados de determinada investigación experimental, y, en cambio, cómo se llenan de bote en bote cuando diserta un elocuente orador que, á fuerza de armonías y bellezas, termina su peroración sin que el auditorio saque en claro ningún concepto importante, aunque le quede el recuerdo de aquel discurso como la borrosa impresión de sublime cantata. Pero es aún mucho más sensible ver la frescura con que se organiza de antemano una discusión, al tratarse de cuestiones tan importantes, reservando á Fulano la exageración de tal punto, para que Zutano pueda contender, y encargando á Mengano una cuestión accidental, para que Perengano pueda darse por aludido, y así sucesivamente, como si se tratara de repartir los papeles de una comedia..., verdadera comedia al fin, dada la facilidad con que tales personajes abdican y renuncian á sostener sus opiniones ó su criterio, sólo para dar realce y animación á las discusiones, lo que sin duda alguna consiguen; pero tampoco es menos cierto, que ello es una evidente y viva efigie de aquellas discusiones de la baja escolástica de hace algunos siglos y representa el testimonio más seguro

y la prueba más rigurosa de que la tradición, como todo antecedente hereditario, influye sobre nuestra decadencia cientifica y, muy especialmente, en la insignificante representación que tenemos dentro de la investigación experimental.

(Concluirá.)

JOSÉ CODINA CASTELLVÍ

NOTICIAS PARA LA VIDA DE SANTA TERESA DE JESÚS

I

No carecemos, afortunadamente, de datos acerca de la vida de Santa Teresa de Jesús; ella misma, nos dejó en todos sus escritos, preciosas noticias para escribir su biografía y un excelente retrato de su espíritu; la admiración de sus contemporáneos, hizo que no se perdiesen en el olvido, ni aun los más insignificantes rasgos de su carácter; doctas plumas, como las de los Padres Francisco de Ribera y Diego de Yepes, escribieron su historia apenas había muerto y las informaciones que se hicieron con motivo de su canonización, esclarecieron los puntos dudosos, si es que alguno había. A pesar de todo esto, como es tan grande la importancia de esta mujer admirable en nuestra Historia y en nuestra Literatura, todavía se registran los archivos en busca de algo nuevo referente á su vida ó sus escritos y el hallazgo de esto, es considerado como un feliz descubrimiento. No ha mucho tiempo, que un docto profesor de la Universidad Central (1), inquiría en Avila documentos contemporáneos de la Santa, para comparar su lenguaje con el de las obras de ésta y regocijábase de haber encontrado algunos tocantes á Mari-Díaz, fiel amiga de la

(1) El Sr. Sánchez Moguel, quien publicó en La Ilustración Española y Americana de 1893, un artículo titulado Nuevos documentos Teresianos inéditos.

TOMO OXLIX

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Doctora mística y á Fr. Julián Dávila, que por algun tiempo acompañó á Santa Teresa en sus fundaciones.

Más afortunado el autor de estas líneas, estudiando algunos manuscritos de la Biblioteca Nacional, tuvo la suerte de dar con otros documentos, en extremo interesantes, una vez que se refieren directamente á la vida de la Reformadora del Carmen, y son los siguientes: 1.° Un libro escrito por la célebre Priora Carmelita de Sevilla, la venerable María de San José, compañera que fué de Santa Teresa durante mucho tiempo y á quien ésta dirigió muchas é interesantes cartas. En él, se refieren los coloquios de la autora con otras dos monjas, acerca de las glorias del Carmelo y de la vida de la Santa, á la cual se da el nombre de Angela. Fué compuesto el año 1583 (1). 2.° El testimonio que de la vida de ésta y de sus virtudes dió Fr. Pedro de la Purificación, que la había tratado bastante. 3.° Una carta de doña María de Espinel, monja de la Encarcación en Avila, sobre el mismo asunto. 4. Una relación de las personas y cosas notables de dicho convento, suscrita por Fr. Antonio López y Fr. Lúcas Rodríguez. Los autores de todos estos escritos, son contemporáneos de los sucesos que refieren y testigos oculares de la mayor parte de ellos.

II

Maria de San José, refiere la fundación del convento de Religiosas de Sevilla, añadiendo á la narración de la Santa, en su conocido libro, muchos y curiosos detalles. He aquí sus palabras:

«Venido el día en que nos habíamos de partir, (de Veas), que fué Miércoles á 18 de Mayo, salimos con nuestra sancta

(1) No consta expresamente en este manuscrito el nombre de su autora, pero dice ésta á la conclusión, que fué nombrada por Santa Teresa Priora de Sevilla, apenas fundado el Monasterio de Religiosas Carmelitas; esto no puede convenir sino á María de San José.

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