cieron y dolieron de la pérdida. El Santo sin alterarse les dijo, que pidiesen à Dios el remedio, y le siguiesen para irlos à recoger,sin apartarse de él por otros rumbos, pues Dios le habia reveladado el sitio donde entrado el dia se escondieron para continuar de noche. Los que se apartaron del camino por donde guiaba el Santo, pagaron su pecado, cansandose, y llegando rendidos y avergonzados al Monasterio : pero los que obedecieron, encontraron à los esclavos en la cueva donde estaban escondidos, y dando gracias à Dios, los recogieron, sin los Moros volviesen à pensar en escaparse. Cap. 16. que 80 Nuño Garcia padecia en Tecla calenturas tan perniciosas, que no hallaba remedio, hasta que oyendo los prodigios que Dios obraba por el Åbad de Silos, vino à él: y el Santo compadecido de su molestia, oró por él, ofreciendo sacrificio, y dandole la comunion, sanó desde aquel punto, como otros muchos, de quienes dice Grimaldo que les vió cobrar entera sa lud. Cap. 17. 81 Lo mismo sucedió con un Criado del Monasterio, llamado Juan, à quien el Santo tenia cariño, por lo aplicado que Tom. XXVII. era à la labranza: pero faltó à ella por un repentino tumor, que le privó del uso de una mano. Reparó el Santo en que no trabajaba, y llamandole para hacerle cargo, le enseñó con gemidos la mano tan inflamada, que el Santo se compadeció, y encargandole pusiese en solo Dios la esperanza, dijo que se fuese à trabajar. Salió el mozo con mucha confianza: el Santo fue à decir Misa, y pasando luego à ver al labrador, le halló del todo sano. Cap. 18. 82 La vinien gran caridad que usaba con los pobres, vistiendo à los desnudos, fue ocasion de que unos malévolos peregrinos procurasen engañarle, escondiendo sus vestidos, y do desnudos à pedir socorro. Revelole Dios al Santo la malicia, y el sitio donde tenian escondida la ropa. Y sin faltar à la caridad acostumbrada los burló, llamando à un Monge para que vistiese aquellos pobres, trayendo la ropa que hallaria en la Iglesia de S.Pedro detras del Altar. El Monge estrañó mucho el recado: pero yendo allá, encontró y trajo (sin saberlo) los vestidos que escondieron alli los peregrinos.De este modo en salzó Dios la caridad de su Sieryo, haciendo pregoneros de su P san santidad à los que pretendian desayrarla. Cap. 19. 83 Fue el Santo à predicar quatro leguas de alli en la Iglesia de Monte-rubio, dedicada à la Virgen y despues del Sermon vino à sus pies un leproso plagado de llagas. Apiadose el Santo: dijo Misa por él en la Iglesia de S. Martin: desnudóle por sus proprias manos: rocióle con sal y agua bendecidas, y al punto sanó. Cap.20. 84 Padecia la Provincia una gran esterilidad, de suerte que no habia pan en el Monasterio, y los Monges clamaron, que confiados en su providencia se cerraron alli, pero ahora perecerian de hambre, ò se volverian al mundo. Clamó el Santo à Dios por aquel pequeño rebaño: y viendo una paloma que escarbaba en busca de alimento, volvió à orar al que mantiene hasta las aves y gusanos, y al salir de Nona, llegó un Mensagero del Rey D. Fernando, diciendoles en su nombre, que al punto fuesen à su Mayordomo à que les diese el socorro que necesitaban en harina y de este modo persuadió el Santo à los Monges la confianza que debian tener en Dios y quedó socorrido el Monaste p.22. tentaron con estos que llaman pocos milagros, confesando que omiten otros muchos, y pasan à referir su feliz transito en que subió à recibir las tres coronas que le mostraron à la entrada de la Abadia, y ya las tenia merecidas. 87 Hallabase el Monasterio de S. Sebastian de Silos puesto ya en aquel alto grado de observancia para el qual llevó Dios à este Restaurador. Habia el Santo militado varonilmente, y consumado la carrera de sus merecimientos, por lo que el justo Juez le llamó para darle el galardon, y el Santo se rindió à una grave y ultima enfermedad que le acrisoló por muchos dias. A los siete antes de su transito llamó al Prior y Mayordomo previniendo dispusiesen las cosas, porque el Rey, la Reyna, y el Obispo vendrian alli presto. Admiraronse los subditos, porque no habia proporcion, ni ni esperanza de que el Rey viniese alli. Creyeron que la fuerza de la enfermedad le ennublecia la razon: pero empezaron à disponer cosas por no faltar à su obediencia. Llegó el Obispo de Burgos la vispera de la Expactacion (17. de Diciembre) al caer la tarde: y à la mañana siguiente volvió el Santo à llamar al Prior y Mayordomo, diciendo como quatro dias antes les habia prevenido que dispusiesen todo lo necesario para hospedar à los Reyes y al Obispo. Los Monges admirados le digeron: „ Estrañamos venerable Padre, que nos di,, gais tal cosa, pues ni el Rey ni la Reyna han de venir aqui. ,, El Obispo vino ya con poca comitiva. "Replicó el Santo con viveza: ; Como decis, herટં manos, que no ha venido el Rey y la Reyna?,, Yo os digo que ,, han llegado esta noche: y yo ,, estuve con ellos hasta ahora ,, en la Iglesia desde el amane ,, cer, y me han convidado à un ,, celebre convite con ellos de ,, aqui à tres dias. "Entonces conocieron que el Santo no pensaba en Reyes de la tierra (ni habia Reyna en Castilla) y que trataba del Rey y Reyna del Cielo, y las disposiciones que les mandaba hacer, eran para su transito, pues à los tres dias subiria el espiritu al convite celestial, y el cuerpo recibiria sepultura. 88 Asistió el Obispo à la fiesta del dia 18. recreandose con el trato del santisimo Varon, y concluido el dia de la Virgen, fue à tomar y darle su bendicion para volver à cami que nar: pero el Santo le pidió, que si era de su agrado, perseverase alli todo el dia, à fin de consolarle con su dulce presencia, y santa conversacion. El Obispo dijo que no podia, por ocurrir una grave necesidad y el Santo respondió que fuese con bendicion de Dios, pero que presto volveria. Asi fue: poral amanecer el Viernes (dia 20. de Diciembre) pidió el Santo à los asistentes, que prontamente avisasen al Obispo se dignase venir à él con diligencia, pues estaban ya alli los que le tenian convidado. Entonces uno le preguntó lleno de lagrimas: ¿Llegó ya Padre tu hora? el Santo respondió: Si amado bermano: pero de los que me convidan be logrado treguas basta que venga el Obispo. Estas fueron sus ultimas palabras, sin responder à nada de quanto le preguntaron. 89 Concluido quanto la Iglesia dispone sobre los ultimos oficios; dado à todos el osculo de paz; recibido el cuerpo y sangre de Christo; llorando la Comunidad y muchos devotos que habian concurrido; llegó el Obispo: y viendo-, le en los ultimos alientos, le dijo bañado en lagrimas:,, O Hisimo Padre, gracias da mos à Dios, de que vencidos ,, ya los trabajos y combates de ,, esta vida, creemos pasas al descanso eterno: rogamɔs, ,, que pues estás seguro de sus ,, bienes, intercedas para librar,, nos de nuestros males. "Entonces el Santo levantó sus ojos y manos al Cielo como intercediendo: y dejando caer los brazos sobre el pecho, y cerrando los ojos, dió el espiritual Cielo. 90 En el mismo instante vieron algunos jovenes circunstantes subir su alma coronada de tres coronas de oro, cuyo resplandor excedia à todos los lucimientos de la tierra. 91 Mantienese esta bendita celda donde el Santo fue visitado de los Reyes del Cielo, y, le subieron allá; con la inscripcion siguiente: In hac cella, suavi resolutus somno, sanctissimus Dominicus, & à Christo & ejus matre prius visitatus, triplicique corona insignitus, ab hac luce in æternam feliciter migravit anno Domini 1073. Pero un Abad poco discreto, creyendo mejorar con yeso el oro de la pieza como la santificó el gloriosisimo Padre, blanqueo y dispuso como le pareció lo que intacto debia cubrirse de cedro, y de cristales, reservado al respeto y veneracion. Fue 92 Fue este feliz transito al anochecer el Viernes dia 20. de Diciembre en la Era IIII. año de 1073. en que el Santo llevaba setenta y tres de edad, y 33. años menos 35. dias en la Abadia de Silos, que vino à restaurar. El Obispo asistió al funeral con multitud de gente que de toda la comarca concurrió à venerar aquel Templo de Dios: y le sepultaron en el claustro donde enterraban los demas Religiosos, aunque luego le trasladaron. Hoy se conserva señalado con particular adorno el sepulcro primitivo del claustro: y Grimaldo concluye su libro 1. con este Epitafio (que no dudo ser obra propria, pues corresponde à otros versos que pu so en el principio.) Epitaphium sepulchri ejusdem Hac tumba tegitur diva qui luce beatur 93 Fueron tantos los milagros que obró Dios con los Fieles por intercésion de su Siervo, tan continuos, y tan patentes, que el Obispo de Burgos D.Gimeno, que asistió à su glorioso transito y funeral, conoció no ser decente la sepultura comun para un cuerpo à quien el Cielo distinguia con tan particulares prodigios. Resolvió trasla darle à lugar honorifico: comunicó la idea con el Abad sucesor D. Fortunio y con el Monasterio dió parte al Rey D. : 20. Dee Alfonso Sexto, à los Obispos, Abades de los contornos, y Señores de la Corte, los quales todos aprobaron el pensamiento: y con numeroso, lucido, y devoto concurso trasladaron el sagrado cuerpo al sitio prevenido en la Iglesia, en la nave del Evangelio, en el Altar de S. Martin, mandando el Obispo que encima del sepulcro colocasen Ara para decir Misa en nombre y por reverencia del Santo, que en esta conformidad quedó beatificado segun la P3 COS |