do la del castigo, porque el grano de arena que cayó en el relox del tiempo rápido ya no puede volver. Acudiendo en tiempo al llamamiento de la palabra eterna, arrojaremos de la sociedad la semilla de la mala doctrina, trocaremos el campo estéril en fecundo, y veremos brillar la luz del sol de la verdad en la montaña de Sion. El hombre ó la sociedad regė. nerada trasmitirá do quiera pensamientos útiles, marcará el progreso y prosperidad de sus individuos; y la religion, barriendo como nubes de polvo las impías sectas y creencias, se paseará en su carro de triunfo, dejando tras sus huellas luminosas el buen órden y la paz, la union y felicidad de las naciones. Antonio Enrique de Zufra. CARTA DEL ILLMO. SR. OBISPO DE SANDWICH El Illmo. Sr. D. Adolfo Pinsoneault, Obispo de Sandwich, so ha dignado dirigirnos la atenta carta que verán nuestros lectores á continuacion, y en que. despues de reconocer la exactitud de la brevo noticia que de su Diócesis dimos en nuestra entrega anterior. excita S. S. I. la caridad de los habitantes de esta Isla en favor de nuestros desgraciados hermanos los miembros de la naciente Iglesia do Sandwich, expuestos, segun manifestamos en el artículo á que antes hemos aludido, á todos los vejámenes de las sectas protestantes que allí predominan, y teniendo que emplear los mas heróicos sacrificios para no carecer de todos los elementos conducentes á proporcionarles el alimento espiritual, tan necesario como el corporal, aunque mucho mas precioso é importante. ¡Ojalá sea oida la voz del Prelado que hoy implora la caridad de los fieles en favor de sus hijos, pues estos, sabedores de que en Cuba habia encontrado apoyo el celo ardiente de su ilustre Pastor, bendecirian una y mil veces á sus generosos bienhechores. Mucho mas se nos ocurre acerca del particular, pero cuanto pudiéramos añadir seria poco en comparacion de lo manifestado en la siguiente carta por el Illmo. Sr. Obispo de Sandwich. Nos limitaremos, pues, á insertarla. SRES. REDACTORES DE LA VERDAD CATÓLICA. Habana, Real Colegio de Belen, 18 de Marzo de 1862. Muy Sres. mios: Permitanme Vds. darles las gracias por el artículo que han tenido á bien publicar sobre la Diócesis de Sandwich en su entrega del 16 del corriente. Cuanto han dicho Vds. sobre esa nueva Diócesis es perfectamente exacto, y me seria fácil agregar nuevos detalles, interesantes para sus piadosos lectures, si no temiese abusar de la bondad que tienen Vds. de brindarme las pájinas de su periódico, pues deseo evitar ser indiscreto, aun al manifestarles mi agradecimiento. Solo tengo un pesar en este momento, y es el de ignorar la hermosa lengua de la católica España, pues me hubiera sido mucho mas grato contar de viva voz lo que les escribo, con la anuencia de las autoridades que tan graciosamente me han acogido, y á las cuales nunca podré manifestar bastante mi profunda gratitud. Ah! si me fuera posible hablar á los dignos hijos de esta nacion tan profundamente católica, me parece que me seria fácil enternecer sus corazones con la pintura tan conmovedora como verídica de esa naciente Diócesis luchando con la herejía para constituirse sólidamente en un país hasta ahora exclusivamente ocupado por los encarnizados enemigos de nuestra santa Fe! Represéntense Vds., Sres. Redactores, á cinenenta mil católicos dispersos en medio de una poblacion heretica de unas trescientas mil almas, pertenecientes á mas de veinte sectas todas sumamente hostiles y coaligadas entre sí para impedir el establecimiento de la Iglesia católica en esa parte del país. Figúrense Vils. la sorda persecucion de los funcionarios públicos, tolos protestantes, contra el clero, las comunidades religiosas, los colegios y escuelas, en una palabra, contra todo cuanto de cerca ó de léjos interesa al incremento de nues tra santa Fe; añadan Vds. á esto la pobreza de los católicos, en su mayor parte procedentes de Irlanda y recien establecidos en medio de los bosques; la necesidad para el Obispo, sin mas recursos que las ofrendas voluntarias, de darles sacerdotes capaces de una abnegacion apostólica; de abrir escuelas para librar á los niños de las seducciones de la herejía que posee en todas partes colegios ricamente dotados; de recorrer constantemente la vasta extension de su Diócesis para sostener y avivar el celo del clero, gracias a Dios digno de todo elogio, y reanimar la Fe de su pueblo, expuesto á todo género de seducciones, principalmente á la peligrosa tentacion del respeto humano; noten en fin que en toda ocasion, en las ciudades y en los campos, en las plazas públicas, los vapores y caminos de hierro, siempre y en todas partes tienen que sufrir nuestros pobres católicos el desprecio, las injurias y sarcasmos de la herejía, que los trata de papistas é idolatras adoradores de la Virgen, los santos y las reliquias; de esclavos del Papa, de los Obispos y sacerdotes, y otras mil blasfemias del mismo género, sin hablar de los ultrajes diarios de una prensa desenfrenada abusando sin escrúpulo de una libertad ilimitada para calumniar y vilipendiar á la Iglesia y sus dogmas mas sagrados, en suma toda clase de persecucion, contra la cual no hay mas remedio que la resignacion cristiana y la fuerza que dan la oracion y los sacramentos. y tendrán Vds. una idea imperfecta de la situacion de mi Diócesis. Créanme Vds., Sres. Redactores, este cuadro no es nada exajerado, pues al contrario no lo he dicho todo aun. No digo estas cosas para quejarme, ni excitar la compasion hácia mí mismo; no, pues bendigo á Dios cada dia por haberme escogido para ese ministerio penoso para la naturaleza, si bien glorioso á los ojos de nuestra santa Fe. ¡Dichoso yo si me fuera dable con mis débiles trabajos y padecimientos fisicos y morales contribuir á la propagacion de la verdadera Fe, y á la salvacion de las almas rescatadas con la sangre de Jesucristo! Mas he pensado que sus compatriotas, á quienes la Provincia ha preservado del azote terrible de la herejía, y á quienes tan liberalmente ha prodigado los bienes de este mundo, se enternecerian con la relacion de los combates y peligros de sus hermanos en la Fe y que animados del mismo espíritu que los cristianos de la Iglesia primitiva, acudirian generosos en auxilio del pobre pueblo que apela á sus simpatías por la voz de su propio Obispo. En efecto, un corazon verdaderamente católico ama á la Iglesia donde quiera que se encuentra, acrecentándose su amor hacia ella cuando sabe que sufre persecucion en cualquier parte, Por distante que pueda estar una Madre que sufre y ha menester de auxilios no se apresura un buen hijo á asistirla eficazmente y protegerla con todo su poder? Por tanto, no es mi causa personal la que defiendo en este momento, sino la de la santa Iglesia nuestra muy querida Madre comun que necesita para su existencia y extension las obras públicas que he emprendido para la educacion católica y sacerdotal á fin de dilatar y consolidar la Fe en la naciente Diócesis. Con los esca508 recursos de que en la actualidad dispongo, largos años se necesitarán para establecer y consolidar esas obras indispensables, mientras que por medio de un auxilio eficaz en este momento, un bien inmenso será efectuado inmediatamente, la Iglesia consolidada, las almas salvadas, y el santo Nombre de Dios glorificado. Someto humildemente estas reflexiones á la piadosa consideracion de las personas que deseen ardientemente lo que cada dia piden al Señor diciendo: “adveniat regnum tuum”— con la esperanza de que el Dios de las misericordias tendrá á bien ilustrar su entendimiento, tocar sus corazones cristianos, é inspirarles que hagan por su amor y la honra de su Iglesia lo que tun á menudo se hace por el mundo y sus falsos pla ceres. Ay! ¡Cuántas iglesias, colegios, escuelas y otras santas obras podria yo fundar en la nueva Diócesis con las sumas inútilmente invertidas en satisfacer vanos goces que no dejan A menudo tras sí mas recuerdo que el pesar, el disgusto y el fastidio! Dios ha permitido que yo viniese á este país para buscar en él un poco de descanso y de salud tras una larga y cruel enfermedad ocasionada por un trabajo deimasiado excesivo, y que una oportunidad se haya presentado para dar á conocer las luchas y las necesidades de su Iglesia en mi naciente Diócesis. Todo eso ha sucedido por la accion de la Divina Providencia; y ¡quién sabe si habrá querido de ese modo ofre cerá varias personas benéficas la ocasion de convertirse en piadosos Patronos y Fundadores de esa nueva diócesis, y de contribuir por ese medio á la salvacion de una multitud de almas y á la exaltacion de nuestra santa Iglesia!--Seria seguramente una noble y santa accion, muy propia para tranquilizar el alma en la hora formidable de la muerte, y al pen sar en aquel juicio final en que habremos de dar cuenta del uso de los bienes de este mundo! Séme iícito decirles con el Profeta: Hodie si vocem jus audieritis, nolite obturare corda vestra (Ps. 94.) Mas sé que debo detenerme, Sres. Redactores, y ya he pasado de los límites que me habia impuesto al tomar la pluma para dar á Vds. las gracias por lo que han tenido la bondad de decir acerca de mi Diócesis; si he sido indiscreto, no tengo mas escusa que alegar que mi afecto hácia mi pobre Diócesis y la idea que me he formado de la fe, piedad y generosidad de sus compatriotas. Acepten Vds., Sres. Redactores, la seguridad de la consideracion distinguida con la cual, tengo el honor de ser de Vds. atento y agradecido servidor que S. M. B. + ADOLFO Obispo de Sandwich. EXPOSICION A SU MAJESTAD. SENORA: El Arzobispo y sufragáneos de Tarragona, que no ha mucho tuvieron la houra de elevar á V. M. sus ardientes votos en súplica de un correctivo contra el desbordamiento de na parte de la prensa en materias religiosas, se ven hoy en la sensible precision de repetirla con el mas reverente encarecimiento. A poco de haber llamado In soberana atencion de V. M. tocante á un punto tan vital, sobrevinieron sucesos lamentables, y algunas medidas dictadas acerca del mismo pudieron persuadir á los exponentes que no en vano habian interesado con humildes ruegos el proverbial catolicismo de V. M. Pero en tiempos de tanto movimiento como los nuestros, VIII.-63 |
