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y las minas de oro y plata en que abunda, fueron antiguamente poderosos atractivos para varías naciones.

(IRIARTE, Lecciones instructivas.)

A pesar de esto, algunas veces se han desentendido los clásicos de semejantes matices al emplear dichas palabras, pues leemos en Núñez de Cepeda (Empresas sacras, 34):

El otro, africano no halló beneficio que

asi fecundase é hiciese feras la tierra como

el polvo que levanta las huellas de su dueño;

y en Cervantes, al hacer la pintura de la edad de oro (Quij., parte I, cap. 11.):

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Por el ejemplo propuesto se ve comprobada la teoría de las desinencias, pues del verbo fero, y ́delantiguo feo, que viene á ser lo mismo, se derivan tres vocablos latinos, iguales en cuanto á la esencia, aunque difiriendo un tanto respecto de los accidentes, y son: ferax, fertilis y fecundus, correspondientes á nuestros feraz, fértil y fecundo. Veamos ahora la de los prefijos y la de los sufijos.

Llámase prefijo aquella particula ó palabra, que, precediendo á un radical, modifica su significacion. Preciar, ó apreciar, significa, para el caso presente, tener en estima; ahora bien, des-preciar y menos

Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia: aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado á abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre; que ella, sin ser forzada, ofrecía por todas las partes de su fértil y espacioso seno lo que pudiese hartar, sustentar y delei-preciar, significarán no estimar en tar á los hijos que entonces la poseian.

Tratándose de las hembras, sólo se emplea fértil y fecundo, con la misma significacion respectivamente apuntada arriba; y para expresar la improductividad en ellas (bien así como en las tierras), se usa la

calificacion de estéril.

Con la palabra fecundo (y nunca con feraz ni con fértil), se da à entender metafóricamente lo mucho que ha producido en tal ó cual gé nero alguna nacion, individuo, etc.; y así, se dice: Italia es FECUNDA en pintores y músicos; La FECUNDA pluma del Tostado.

...admirándose que aquella fecunda madre de belicosos héroes engendrase tales

monstruos.

(PELLICER, Argenis, parte 2.")

Ultimamente, fecundo equivale en nuestra lengua á fecundante, cuando comporta la idea de llevar en sí

lo que vale, porque des connota ausencia ó negacion, y dicho se está que ménos rebaja la idea expresada por el radical à quien se junta; de ahí tambien que menospreciar signifique rigurosamente estimar en ménos, y que despreciar equivalga. á estimar en poco, ó en nada, ó lo que es igual, que despreciar entrañe una idea más desfavorable y depresiva que menospreciar. En este ejemplo el uso corre parejas con la etimologia.

Sufijo es aquella particula que, colocada al fin de un radical, modifica su significacion; v. gr. endo, ible y oso, son terminaciones que, aplicadas al nombre horror, hacen que de él se deriven (aunque con leve supresion en los dos primeros) horrendo, horrible y horroroso, como vocablos connotativos de algo que infunde horror; pero ¿ con

:

te circunstancia, para explicar el porqué de decirse el rabo del perro, y nó tan propiamente la cola. del perro, existiendo sinembargo

dice: Menea la COLA el can, nó por ti, sino por el pan.

Tocante á la necesidad de parar muy detenidamente la consideracion sobre cuantos casos puedan ocurrir en el empleo de las palabras de que se trata, á fin de poder fijar con exactitud el mayor ó menor espacio en que giran esos círculos conjuntos de que hablé arriba, bastará poner de manifiesto el ejemplo siguiente, tomado de una de las obras españolas que ménos defectos contiene acerca del particular que nos ocupa. Dice así mi paisano el erudito D. José Joaquin de Mora en su Coleccion de Sinónimos de la lengua castellana, pág. 4, cu yo texto copio, no sólo à la letra, sino con la misma puntuacion.

qué diferencia? Con la de que lo horrendo nos horroriza como atroz y abominable; lo horrible, como desagradable y repugnante; lo horroroso como pavoroso y temible un antiguo refran castellano que Por eso, es horrendo un asesinato; horrible la autopsia de un cadáver para quien no está acostumbrado á presenciar semejante operacion; y horroroso, un rostro que, careciendo de nariz, sólo deja ver un agujero entre los ojos y la boca. He dicho arriba que no pocas veces contribuyen el oído y el capricho á formar el uso, y así es la verdad; y si nó, ¿por qué oímos decir tantas veces á un mendigo, que impetra la caridad de las buenas almas ?... ¿Por ventura son buenas las almas todas, para que así se vaya á anteponer la calificacion á la sustancia? Harto sabido es que por desventura no todas lo son; pero así lo quiere el uso. Pues ese mismo déspota es quien frecuentemente se resiste á que no se emplee tal palabra en lugar de tal ótra, nada más que porque si. Por tal razon, concluyente si las hay, vemos que, significando experimento la prueba, y experiencia el resultado de la prueba, ó, mejor aún, de una serie de pruebas, confunda el uso el valor de ambas palabras indistintamente, desde Cervantes hasta el último escritor de nuestros dias. Ese mismo tirano es quien, al abrir de par en par las puertas á unos vocablos, las cierra con doble guarda á ótros; asi es que, abundamiento y abundancia son sinónimos, y nó como quiera, sino rigurosos; pero aquel término no se usa hoy, como no sea en la locucion á mayor ABUNDAMIENTO. Téngase, pues, en cuenta, semejan

«Abstenerse. Privarse.-Nos privamos de

lo propio; nos abstenemos de lo que está à nuestros alcances. El buen padre se abstiene el hombre caritativo se priva de lo que tiede ir al teatro por asistir à su hijo enfermo; ne por socorrer al pobre. La prudencia nos aconseja abstenernos de gastos superfluos; pero no privarnos de lo necesario ni de lo útil. Me abstengo de calificar tu conducta; más adelante. El acto de privarse es más pero no me privo del derecho de juzgarla penoso que el de abstenerse. Privarse se usa mas frecuentemente con nombres, y abste

nerse con verbos.»

Veamos ahora, siquiera brevemente, los inconvenientes que ofrece semejante definicion.

En primer lugar, dicese en el texto, que Nos PRIVAMOS de lo propio, y NOS ABSTENEMOS de lo que está á nuestros alcances; pero yo observo que el pobre se priva de co

mer gallina, porque no la tiene, y sentarse como argumento decisivo el rico se abstiene de ir á comer á en este particular), es la más de las una taberna, por excesivamente veces la clave de semejante estudio, avaro que sea, á fin de no exponer-y á ella debemos recurrir constanse á la crítica de quien, conocién-temente en primera instancia. Tedolo, lo vea entrar en aquel lugar.nemos, pues, para el caso presente, Que el acto de privarse es que abstenerse y privarse se origimás penoso que el de abstenerse. nan del latin: el primero, de abstineSegun y conforme. La persona ca-re (mantenerse á cierta distancia); ritativa, de que habla uno de los y el segundo, del antiguo privus ejemplos del texto, creo que no ha- (único, sólo, separado). El uso no llará pen oso el ejercer esa obra de puede estar en esta ocasion más conmisericordia; pues, si tal sucedie- forme con la etimologia; pero áun ra, no la haría. Por el contrario, cuando estos dos verbos convienen al enfermo que, siendo gran fuma- en la significacion comun de retraidor, se le obligue à abstenerse to- miento ó dejacion, fuerza es parar talmente de fumar por exigirlo así miéntes en que, en el acto de absimperiosamente la recuperacion de tenerse, lo que predomina es la idea su salud, le será mucho más peno- de prohibicion, y en el de privarse, sa semejante abstinencia, que el la de carencia. Dice un refran : En llevar a cabo cualesquiera otra cla- caso de duda, ABSTENERSE es lo mese de sacrificios, por mucho más jor; y ótro: La PRIVACION es causa considerables que puedan ser éstos. del apetito. Creo que el ejemplo si3. Que privarse se usa más guiente, comprensivo de ambos frecuentemente con nombres, y abs- sinónimos, dará á conocer perfectenerse con verbos. Pero yo leo, y tamente el sentido en que ambos oigo, y digo á cada paso : Privarse vocablos deben ser tomados: Si y abstenerse del teatro, y de ir al Adan y Eva hubieran sabido ABSteatro; Privarse y Abstenerse de la TENERSE de comer la fruta vedada, bebida, y de beber; Privarse y no se habrian visto PRIVADOS de la Abstenerse de jugar, ó del juego; bienaventuranza de que disfrutaPrivarse y Abstenerse de leer, ó de ban en el Paraiso terrenal. Yo la lectura, etc., etc., etc.;y saco en apuesto cuanto se quiera á que no conclusion la falsedad de semejante se da caso alguno en nuestra lensupuesto; de todo lo cual colijo que es gua, en que, tratándose de dichas indispensable girar por otro camino dos palabras, no predominen respara poder hallar la sinonimia exis-pectivamente las circunstancias antente entre dichos dos verbos. Va-teindicadas, ú ótras equivalentes. mos á verlo.

Mucho más tendría que añadir á Aun cuando no siempre da la eti- lo expuesto, si fuera á agotar aqui mologia la razon de sér de dos ó cuanto se me ocurre acerca de tan más términos sinónimos (fuera de importante materia; baste decir, y que el exclusivismo en cualquier te puede asegurarse sin temor deerrar, rreno nunca produjo los mejores que no hay rama de la filologia soresultados, por lo que no puede pre-bre la cual se haya disparatado

tanto en todas las lenguas, y singu- | Andalucía (cuna evidentemente de larmente en la castellana, como en dicha palabra), es lo más probalos tratados de sinonimia; pues so- ble que esta voz, de naturaleza labre ser un estudio éste que exige tino-macarrónica, se compone de vasta lectura, análisis detenido, pico y labio, ó de picol, que en la profunda observacion, y paciencia jerga gitanesca significa poco. La á toda prueba, requiere, en quien forma piscolábis creo que no pueá él se dedique, la circunstancia de da defenderse en buena lógica; pues, poscer un olfato muy fino; olfa- de pretender hacerla originaria de to que, como todo dón innato y pizca, sería preciso escribir pizcogratuito, no arguye ciencia, sien- lábis. do, por su naturaleza especial, más para sentido que para explicado.

JOSÉ MARÍA SBARBI.

Respecto á la definicion que de esta palabra da la Academia, no hay más que desear, por cuanto se dice que es la «ligera refaccion que se toma, no tanto por necesidad, Magisterio de Capilla. -como por ocasion ó por regalos; y T. III, núm. 492, pág. 1.-Se me refaccion, segun la propia autoriha asegurado que en la catedral dad, es el «alimento moderado que de Oviedo era antiguamente un ca- se toma para reparar las fuerzas»: nónigo el maestro de capilla. conque... ¡áteme V. esos cabos! JOSÉ MARÍA SBARBI.

L. B.

Apercibirse.-T. III, número 507, pág. 18.-Apercibirse, sólo ha significado toda la vida de Dios. en buen castellano prepararse, prevenirse, disponerse, aparejarse.

Es, pues, un galicismo intolerable el usarlo en nuestra lengua con la significacion de echar de ver, advertir, reparar, notar ó conocer que en la francesa tiene el verbo s' apercevoir.

CURIOSIDADES.

(SECCION NOVELISTICA.)

PACHECOS Y PALOMEQUES.

HISTORIA

SUCEDIDA EN TOLEDO, con el origen, fundamento y antigüedad de esta Imperial Ciudad.

(Continuacion.)

«LAURENCIA A DON LOPE.

>> Desde el punto en que mi cruel padre, efecto de nuestra entendida voluntad, me privó de vuestros ojos, no han

JOSÉ MARÍA SBARBI. Piscolábis.-T. III, núm. 508. pág. 18.-No se incluyó esta palabra en el Diccionario de la Academia hasta la 11.' y última edicion (1869), y, para eso, escrita piscolábis. Semejante fórmula la juzgo defectuosa, pues, sobre pronun- esta industria, hubiera sido mi última mas, cuyo fin, á no haberme valido de ciarse generalmente picolábis por desesperacion; mas ya que el Cielo las personas que hablan bien en piadosamente acudió á mi remedio,

cion de tal desdicha abundantes lágri

cesado los mios de verter en satisfac

cierta de vuestra animosa resolucion, había resuelto á defender, ellos por

me atrevo á pediros, procuréis verme esta noche en la casa de vuestros contrarios, donde con su madre y hermana estoy desde el amargo dia que me ausentaron de vos. La empresa, aunque parezca difícil, mediante la ayuda que de acá se me ofrece, se os hará muy posible; y así, en una de las ventanas del jardin que caen junto á la muralla de la Vega os esperaré á las doce: el lugar es secreto; la hora, acomodada; vuestros enemigos, ausentes; vos, don Lope Pacheco; y quien os lo pide, vuestra firme Laurencia: con que ni tengo más que encareceros, ni vos razones para excusar la paga de tan ver

dadero amor.>>

Oh cuántos y diferentes pensamientos cercaron á Don Lope, luego que acabó de leer las razones que hemos oído, hallándose, por una parte, tan sin pensar, alegre con la perdida prenda, y por otra no poco melancólico, viendo que el lugar donde había parecido fuese tan lleno de sospecha, pues la menor que entonces confirió su pecho, bastara á acobardar al más animoso. Tambien consideraba y no poco temía el descrédito de su persona, si acaso, cuando todo saliese muy cierto, con la continuacion sus secretos amorosos se descubriesen, y él quedase mal reputado y desdorada la opinion granjeada por el noble trato y cortesías que con la casa de los contrarios había usado. No obstante, que á tan graves causas no le faltaban réplicas que en su ánimo hiciesen mayor contradiccion, pareciéndole que, segun la honrosa confianza de Laurencia, no sólo no podía sin mucha nota excusarse de verla, sino que juntamente quedaba en nuevo empeño su reputacion el dia que sin igual descuento se entendiese la arrogancia de sus émulos, que entónces era tanta, que la dama á quien su mismo padre, áun estando presente, no se

cosa suya y hacerle semejante pesar, tomaron el guardarla por su cuenta.

ale

Con que infiriendo de aqueste hecho poca estimacion, sin más consulta, arrojadamente indignado, atropelló por los demas inconvenientes y cumplió la órden referida; aunque como prudente y recatado, yendo dos horas antes del concierto, cautamente notó en ellas todos los vestigios y señales que de sospecha ó traicion se podían temer : con que algun tanto más asegurado, llegó á ponerse debajo de las ventanas del jardin cuando apénas las acababa de abrir la dama, que, ya puesta en la úna, y conocido, le recibió con el gusto que sus deseos prometían; y así, habiéndo se dicho muchos tiernos y amorosos conceptos, ya culpando Laurencia el descuído de su amante, y ya don Lope la suspension de semejante traza, gre el úno y satisfecho el ótro, se despidieron aplazados para las siguientes noches, en quien proseguidas sus amorosas vistas, creció con ellas en Laurencia el incentivo de su ardiente deseo (y lo que debe causar más lástima, más grave sentimiento) que vino á ser incurable y sin remedio el veneno furioso que del tierno y aficionado corazon de doña Juana se había apoderado; la cual, los breves ratos que faltaba á la custodia y centinela de su amiga, fingiendo vana curiosidad en sus deseos, y encubriéndose con ella de don Lope, gozaba, entre el amargo acíbar de la pena celosa de su alma, las dulces blanduras y requiebros de su comunicacion, haciendo esta su curiosa diligencia sobre tanta aficion, tales efectos, que puso en contingencia su salud, y áun su vida en conocido riesgo.

Siempre el amor fué reputado por tormento cruelísimo, si bien nunca es más insufrible que cuando recatado y encubierto; de donde nace que, miéntras el corazon más se anima á disimularle, entónces crece con mayor furia,

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