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Cárlos IV á propuesta de las Córtes de 1789, por la cual se declaraba abolida la ley Sálica, importada á España por Felipe V, en virtud de la cual solo los varones suceden en la corona, y se restablecia la de Partida, que admite tambien á las hembras.

El 8 de Mayo se anunciaba por la Gaceta oficialmente el estado interesante de S. M. la reina, y desde este momento empezaron á crecer las esperanzas de un partido y á decrecer las de su adversario.

Las del primero se aumentaban viendo la influencia que iba adquiriendo la reina en el ánimo de su esposo, pues si este continuaba manifestando su apego y proteccion hasta para las antiguas fiestas populares, creando una escuela de tauromáquia en Sevilla, complacíase tambien en que su régia consorte crease el Conservatorio de música, más en armonía con la civilizacion moderna y gusto particular de su fundadora.

Todo presagiaba á los reyes dicha y felicidad doméstica: sin embargo, no debe pasar desapercido, que cuando el rey habia contraido su segundo enlace lo contrajo tambien el infante D. Cárlos con doña María Francisca, hermana de la difunta reina de Portugal doña Isabel de Braganza, con la cual habia vivido con las preferencias naturales de cariño entre dos hermanas, sobre las que ambas manifestaron á la infanta doña María Luisa Carlota, que solo tenia en su favor sus merecimientos personales y el de ser esposa de un hermano querido.

El tercer casamiento del rey con doña María Amalia, extraña á las familias de Nápoles y Braganza, y el carácter de aquella señora, mantuvo, por decirlo así, en equilibrio lajdis

tribucion de las manifestaciones del cariño doméstico; pero en el cuarto enlace con doña Maria Cristina, hermana de la infanta doña María Luisa, volvieron naturalmente á inclinarse más en su favor las simpatias, sin que por eso pueda ni deba decirse que doña María Francisca decreciese en los reales aprecios; sin embargo, sus intereses particulares futuros y los de sus hijos, como esposa del que tanto tiempo habia sido presunto heredero de la Corona, debieron perder algunas esperanzas que naturalmente habian de ir á parar á las dos hermanas, estrechando más y más los vinculos de la sangre que los unia, resultando, como veremos despues, el que doña María Luisa y doña Francisca ejerciesen cierta y distinta influencia en críticos momentos de la real familia, altamente relacionados con la política.

Como por desgracia, en la general de España, siempre habia tenido tanta influencia, como hemos visto desde el principio del siglo los destinos de la Francia, juzgamos necesario y oportuno interrumpir un tanto la narracion de los sucesos nacionales para ocuparnos de la revolucion de Francia que tuvo lugar en la época que nos ocupa.

III.

Nuevo rumbo pareció que iban á tomar al otro lado del Pirineo las libertades que garantizaban la Carta que regia, pues el gobierno de Cárlos X habia presentado á las Cámaras un proyecto de ley represivo de la de imprenta. En vano fué apoyado por trescientos votos; fué desechado por los de la mayoría, y el gobierno obligado á retirarle, causando esta derrota tal alegría en Paris, que aquella noche apareció espontáneamente iluminado.

TOMO 11.

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Conoció el ministerio Villele que esto presagiaba su caida y procuró quebrantar ó aminorar el mal efecto causado por la presentacion del proyecto, disponiendo una gran revista de la Guardia nacional, que el rey debia pasar, creyendo que su presencia excitaria el entusiasmo público; dejó de ser este favorable ni al rey ni al ministerio; se manifestó contrario con las voces que repitieron algunas compañías, diciendo: ¡abajo el ministerio! y que despues, en el desfile por delante de las ventanas del ministerio de Hacienda, se propagaron á legiones enteras.

En vez de que esta manifestacion hiciese presentar su dimision á los ministros, apareció al siguiente dia una órden de disolucion de la Guardia nacional.

Desde este momento el guante estaba, por decirlo así, arrojado entre el gobierno y la oposicion, y la situacion se hizo más tirante. Procurando los ministros que no se rompiera desfavorablemente para el triunfo de su política, apoyada, como hemos dicho, en la Cámara popular, por trescientos votos, despues de crear en la hereditaria un número considerable de pares y dando asiento en ella á muchos diputados, pensó llenar los huecos con otros que le fueran más afectos, para lo cual disolvió la Cámara popular y convocó nuevas elecciones. Fuéronle estas desfavorables; en vez de disminuir, creció la oposicion; y al saberse en Paris el resultado, tuvo lugar otra manifestacion de alegría con nuevas iluminaciones espontáneas.

Visto esto, dimitió el ministerio Villele, y el rey nombró para su reemplazo el ministerio Martignac. Treguas pareció dar esto á las excisiones, y distraccion de la política la conquista que por entonces hicieron los franceses de Argel, pe

ro Martignac, creyendo oportuna la época de gozo y de entusiasmo que esto causó en Paris, pensó coronar su política de conciliacion entre el principio monárquico y el popular, y ensayó las famosas ordenanzas de 25 de Julio de 1830. Por la primera se suprimia la libertad de imprenta, por la segunda se disolvia la Cámara, por la tercera se convocaba á nuevas elecciones, pero con nuevas disposiciones y medidas para ellas, y por la cuarta se convocaba para el 28 otra Cámara elegida bajo la influencia de las medidas referidas.

Este golpe de Estado resonó fuertemente en Paris. Protestaron los periódicos, y los agentes de la policía se presentaron para inutilizar los moldes y las prensas, no sin resistencia de los dueños; se formaron grupos por la noche en las calles, y la tropa empezó á hallar tambien resistencia al disolverlos.

El 28 toda la poblacion se cubrió de barricadas, y empezó una séria y formal batalla entre el pueblo y la Guardia real y los regimientos de suizos, mandando la tropa el mariscal Marmont, y el pueblo algunos jefes nombrados en el momento, pero particularmente por los jóvenes que en la escuela politécnica adquirian conocimientos militares. El Campo de Marte parece se habia trasladado á todas las calles, donde la tropa del gobierno procuraba suplir con su valor y arrojo lo escaso de su número, comparado con el existente de los contrarios, que les ofendian desde los tejados, ventanas y balcones, arrojando sobre ellos cuanto encontraban, ínterin no dispusieron de otras armas; pero adquiridas algunas en el Museo de artillería, tomadas otras en varios cuerpos de guardia y cuarteles que fueron ocupados, y por último, habiendo empezado á fraternizar con el paisanaje alguna parte de la

guarnicion, llegó á su apogeo la sangrienta lucha, que fué decidida por el triunfo de la bandera tricolor, enarbolada por el pueblo, y que se vió ondear sobre los palacios del Louvre y de las Tullerías. Cárlos X se hallaba durante estos dias en Saint Cloud, y mientras su ausencia casual ó por precaucion le habia evitado presenciar los sucesos de estas jornadas, dirigianlos Dafite, Casimiro Peirier y otros varios diputados de la oposicion, reunidos en el palacio de aquel personaje político, que tanta parte habia tenido en la independencia de los Estados Unidos.

En aquella reunion se trató de la forma de gobierno que habia de reemplazar al vencido, y se decidió en favor de la monarquía, y cuando se trataba de quién seria la persona del monarca que ocupase el puesto que la revolucion habia hecho vacar, fueron introducidos dos emisarios de Cárlos X, participando que este, en vista de los sucesos y retirada de Marmont á Saint Cloud, se habia decidido por retirar las ordenanzas y destituir al ministerio. Pero recibieron por contestacion, «ya es tarde.»>

En efecto, el duque de Orleans, Luis Felipe, hijo del que en la primera revolucion de Francia habia figurado como adicto á ella, y sido víctima de la misma por su parentesco inmediato con los Borbones, se hallaba durante la revolucion de Julio casi en las mismas críticas circunstancias de su padre.

No habiendo seguido á sus reales parientes á Saint Cloud, tenia que verse expuesto á tomar una parte más ó ménos activa en ella, y aceptó el cargo de lugar-teniente del reino, que le confirió la misma, ínterin disponia de los futuros destinos de la Francia.

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