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hechicero ó nigromántico que poeta señalado, en la égloga 8.", que comienza:

Pastorum Musam Damonis et Alphesibei;

donde introdujo el modo mágico y diabólico con que se entenebrecen, ofuscan y pervierten los corazones de los hombres, hablando como palabras pastoriles y rústicas en persona de Alfesibei, diciendo:

Effer aquam et molli cinge hæc altaria vitta, etc.

Donde concluye Virgilio, despues de mil supersticiones, que con ellas fué forzado á venir Daphnis, la persona tras quien se cuidaba:

Adspice: conripuit tremulis altaria flammis Sponte sua, dum ferre moror, cinis ipse bonum sit, etc.

que trujo el ejército de los de Siria hechos | Virgilio ', que no fué menos grande mago, ciegos y los metió dentro de la ciudad de Samaria (4. Regum, 6). Esto hicieron los ángeles buenos, y lo podian tambien hacer los malos. Como asimismo, pues, ninguna cosa se ama si primero no es cognoscida, de allí es que engañados los sentidos de fuera, y turbados y ofuscados y desbaratados los de dentro, y por consiguiente, atenebrado y ahumado y cuasi todo ó del todo el entendimiento cegado, de necesidad se ha de tenebrecer, ofuscar, turbar y desordenar en sus aficiones la voluntad, y así amar lo feo por hermoso y lo hermoso por feo, y aborrecer lo verdadero y amar lo fingido, lo cual todo procede por haber el demonio los sentidos exteriores engañado, y las potencias. imaginativa y estimativa y las demás, confundido y turbado. De aquí ha sucedido que algunos hombres, por ser de malas mujeres enhechizados, teniendo las mujeres hermosísimas, mancebas feas y abominables han tomado, y aquellas, sin por qué, aborrecido, y éstas excesivamente amado con amor desordenado. Y ésta es una de las razones que hacen manifiesto argumento que la persona está enhechizada por arte del diablo ; conviene á saber, cuando teniendo la mujer hermosa y honesta, se va á otra de quien consta el contrario. Otra razon es cuando la tal persona de tal manera tiene el uso de la razon ligado, que no bastan palabras, ni penas, ni confusiones para enmendarse. Otra es cuando en tanto grado está lisiado de aquel torpe amor, que no puede contenerse ", que si acaece estar la persona que así ama lejos dél, no le impida el camino, ni los trabajos dél, ni que sea noche, ni que sea dia, que no vaya á buscalla. Otra es cuando súbito y sin pensallo son movidos los tales de manera que ninguna cosa mala ni buena puede ser parte para los detener 6 estorbar. Esta ceguedad y locura del entendimiento y corrupcion y desórden de las 7, afeciones de la voluntad era bien usada entre los gentiles infieles, causada para los demonios á instancia de los magos, nigromantes, encantadores y hechiceros que son sus instrumentos 9 y compañeros en aquellas otras maldades, en especial en aquel negocio amatorio, con sus invocaciones, cerimonias, imagines, figuras, palabras y maleficios que ellos les enseñaron. Desto es buen testigo

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turbados - la imaginacion y la estimacion y las obras excesivamente han amado.- otra es.- de tal manera.- por luengo tiempo ó espacio, que no á que no vaya muncho.- voluntad.- invocaciones.--con las invocaciones, cerimonias, imagines y palabras y maleficios quellos les enseñaron.

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Acaecía con las tales supersticiones y arte mágica y hechizos, que los tales hacian traer por fuerza las mujeres adonde querian los tales. Esto, por una de dos maneras: la una, que ella viniese por sus pies, y entonces salia de seso, llena de furia, como los arrepticios y endemoniados, porque permitiéndolo Dios por los otros pecados de la doncella, puesto que en aquel no consintiese, entraba el demonio en ella conmoviéndole las entrañas y turbándole las potencias interiores y privándola del juicio de la razon, enloqueciéndola y forzándola ir á buscar el que la deseaba, donde quiera que estuviese, con ciego, furioso y desatinado amor. No por esto se sigue que se muden el entendimiento y la voluntad, porque la mujer no elige ser así forzada y llevada, sino la movida forzada y llevada es la parte afectiva ó concupiscible, que es la inferior, que se consigue al movimiento causado en la carne por el movimiento hecho por el demonio en la sangre y humores y en las otras partes, de donde se origina y causa cierto encendimiento á amar 7, y así en aquesto la tal mujer no peca 8. De la manera que algunas veces acaece por nosotros, que teniendo fija la voluntad de nunca obrar, ni desear cosa ilícita, se levantan algunos malos 9 apetitos de la fornicacion, puesto que aunque á ella somos inclinados, pero no la queremos, ni la

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aceptamos; porque el demonio tiene por su natural virtud (si Dios le deja y permite usar della) poder para mover aquellas partes interiores, en cuanto son corporales, entrando en el cuerpo de la persona, y puede inclinarlas 6 disponerlas para lo tal, pues que aun sin él lo hace cada paso la misma causa natural. Y así no obra el demonio' allí por su virtud natural inmediatamente, sino mueve nuestra virtud concupiscible, moviendo la causa natural, de la cual se sigue aqueIla pasion en la concupiscible sin mudamiento del entendimiento y voluntad, puesto que no sin obtenebracion y desórden de ambas potencias, indirectamente (como queda dicho) por los demonios causada 3. Y aunque aquella tal persona no peca en este caso y los semejantes, pero es de creer que pecó en otros pecados, por los cuales permitió Dios que se viese en aquestos peligros y deficultades. La segunda manera con que los demonios, á instancia de los hechiceros y magos, fuerzan algunas personas para el efecto declarado, es que no se vayan con sus pies, ni les quiten el seso, ni hagan caer en el susodicho furor ; antes, estando en su juicio quieto, sino llevándolas el demonio por los aires, arrebatada, sintiéndolo y entendiéndolo ella, pero forzada y no podiéndolo resistir, ni por la voluntad consintiendo en ello. Mayormente de noche suelen arrebatar las personas y sacallas de sus camas por las ventanas, y las llevan donde con sus aliados los hechiceros conciertan. Estas tales personas, tampoco, así llevadas, pecan mientra en esto no consienten, porque pecado ninguno hay donde no hay voluntario consentimiento; deben, empero, los tales así llevados, de algunas ocasiones que quizá dieron, porque Dios permitió que aquello padeciesen, hacer penitencia. Destas dos maneras de forzar los demonios á instancias de magos y hechiceros, algunas mujeres, tenemos á la mano, no vanos 6 frívolos ejemplos. Y el uno es de Sant Cipriano, sanctísimo doctor y mártir, pero antes de su conconversion nigromático, mago y hechicero El cual, amando ciegamente á Sancta Justina, mártir é vírgen, y no pudiendo haber 7 agradable respuesta della, invocó los demonios por su arte usado y sus maleficios, á los cuales mandó que se la trujesen. Ellos promptamente obedeciéndole fueron á ella por probar si se la pudieran llevar, pero la

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sancta, invocando el nombre de Jesucristo, espantados, huyendo, á Cipriano, vacios se volvieron. Esto se refiere en la historia de Sant Cipriano y de la vírgen Justina. Sant Hierónimo en el libro de las Vidas de los sanctos Padres, tractando la de Sant Hilarion cuenta de un mancebo que mirando excesivamente á una doncella, el cual como por las vias humanas é industrias que los que en aquellos tractos andan tener suelen, alcanzalla no pudiese, acordó de se ir á la ciudad de Menfi, donde asaz magos y hechiceros habia, y dada parte de su negocio á los sacerdotes, adevinos y profetas de Scolapio, en un año, de lo que habia de hacer lo instruyeron. Venido con su buen despacho á la casa de la doncella, puso ciertas palabras escriptas y figuras espantables en una plancha de fluslera, lo cual todo puso debajo del umbrar de la puerta; comenzó luego á rabiar y á perder el seso y á mesarse los cabellos y apretar los dientes, dando voces, nombrando al mancebo la doncella. Lleváronla los padres al monasterio al sancto Hilarion, dando aullidos el demonio y diciendo: forzado vengo, bien me estaba yo en Menfis engañando los hombres; atado estoy, tormentos padezco debajo del umbral; no saldré de aquí si no me suelta el mozo que atado me tiene, y otras palabras desta manera. Entre otras quel sancto ermitaño le dijo. fueron: ¡mísero! ¿por qué entrabas en esta doncella? respondió: queríala conservar en su virginidad. Tú, destruidor de la castidad (dijo el sancto), ¿la habias en ella de conservar? ¿por qué no entrabas en el mozo que acá te quiso enviar? Respondió el demonio: ¿para qué había de entrar en él, poseyéndolo otro mi compañero, que es el demonio del amor? Finalmente, por los méritos del sancto Hilarion fueron sana la moza, de la demoniaca vejacion, y el mozo de su diabólico amor, mostrando el sancto las falacias y astucias y disimulaciones de los demonios, que fingen venir forzados de los magos y hechiceros y poder ser de los hombres constreñidos, y venir á su llamado, y á responder á lo que les preguntaren, y hacer lo que les mandaren, como súbditos suyos. Porque si los magos no tuviesen de los demonios aquesta confianza, no curarian dellos, y asi su cultu y honor se diminuiria y no ternian los ánimos de los pecadores tan ciegos y maniatados; pero es

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1 vida.-2 ante. -3 y diciendo. — que - donde. - y de las cerimonias, figuras y hechizos y palabras que les enseñaron para que más crédito les den y más los estimen, y asi tengan engañados y perdidos los hombres.

burla y engaño, que no pueden ser forzados | por los hombres, como quiera que ningun poder, sino el divino, los pueda forzar, segun aquello de Job, capítulo 4.°: Non est potestas super terram quæ valeat eis comparari. Las cerimonias y observancias y figuras ó imágines y cosas que los hechiceros querian, ó atan y meten debajo de los umbrales, 6 de la tierra, ó en el agua, no tienen virtud ni eficacia alguna para causar aquellos efectos, y dado que la tuvieran, por poner aquellas cosas apartadas de las personas ningun efecto harian, porque imposible es por via natural que haya accion alguna sino per contactum; que el agente obre tocando á la cosa en que obra. Solo los demonios son los que aquellos efectos hacen, y no aquellas cerimonias ni hechicerías; pero quieren que se hagan para dar á entender que aquellas cosas tienen alguna virtud, y por más engañar los hombres y conversar con ellos y tenellos más en su devocion y cultu, en que consiste toda su pretension. Por lo cual dice Sant Augustin, libro 21, capítulo 6.o 2 De Civitate Dei, que los demonios se aficionan ó muestran aficionarse á diversos géneros de piedras, de yerbas, de árboles, de animales, de palabras y de ritos, no como se aficionan los animales á la yerba, sino como espíritus, que lo son á espirituales, en cuanto aquellas cosas se hacen por su mandado y se les ofrecen en señal del divino honor, del cual por su gran soberbia son ellos muy cudiciosos.

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Cerca de la segunda manera que se dijo que los demonios tienen para efectuar las obras que los hechiceros y magos procuran en cumplimiento de los deseos de las personas que á otras desordenadamente aman, poder para llevallos de un lugar á otro, padece dificultad creer que aquesto sea verdad y pase así de hecho, mayormente habiendo un concilio Acquirinensi, el cual se registra en los Decretos 26, 9, 5, capítulo Episcopi, donde se manda á los prelados y sacerdotes que avisen á los pueblos que entre otros errores eviten este, conviene á saber, no crean lo que algunas malvadas mu

" y cosas y libro 10, capítulo 21.5 155,88 del cual caso y ejemplo, de que hace mencion Sant Hierónimo.- pretenden cuanto á cumplir las afeciones deshonestas, procuran. con verdad.

jeres ', engañadas por ilusiones de los demonios, afirman que en ciertas horas de noche andan con Diana, diosa de los paganos, 6 con Herodiana, la que hizo matar á Sant Juan Baptista, y con otra multitud de mujeres van caballeras en ciertas bestias y se pasean por munchas tierras, y que la obedecen como á señora, y en ciertas noches son llamadas para servilla, etc. Esto contiene aquel concilio, entre otras cosas, donde muestra ser aquello mas fantaseado que verdadero, y quel demonio les hace parecer aquello imaginado, y no que con verdad asi acaezca. Pero á esto se responde que no es la intincion del concilio prohibir que no se crea poder los demonios pasar los hombres, voluntarios ó por fuerza, de un lugar á otro, en poca ó en mucha distancia, como algunos y aun doctos, lo entendieron; antes sería imprudencia é habria sospecha de infidelidad y error gravísimo no creello, como la Escriptura divina lo testifique y los sanctos doctores lo crean y tengan por cierto. Esto parecerá por razon y por munchos ejemplos, primero, y despues incidentemente, poner se ha el entendimiento verdadero del concilio y decreto, en el capítulo 2... La razon dello es porque, como arriba se ha tocado, toda criatura corporal, naturalmente tiene aptitud de ser subjeta y obediente para ser movida de lugar en lugar por la criatura espiritual, segun prueba el Filósofo en el 7.° de los Fisicos. Pues los demonios son criaturas espirituales, iguales á los buenos ángeles en los dones naturales, porque segun el sancto Dionisio en el libro De divinis nominibus, capítulo 4.o, por el pecado no fueron privados de los dones y propriedades que Dios en su creacion les habia dado; antes munchos demonios son por naturaleza muy más excelentes y nobles que munchos de los buenos ángeles, como de todas las nueve órdenes hayan caido, segun doctrina de los sanctos. Pues los ángeles buenos tienen por su naturaleza tanta virtud y potestad que mueven los cielos, y esto no sólo la Escriptura sancta, pero los filósofos gentiles, como está dicho, conceden ser movidos los cielos por las inteligencias y sustancias espirituales que llamamos ángeles; luego no sólo un hombre, pero muchos juntos pueden mover y llevar por los aires con cuanta celeridad y presteza y en un momento que quieran, de un lugar á otro, propincuo 6 remoto, á una á muchas y diversas partes. Cuanto á los

y

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ejemplos, tantos hay que no podrian contarse, y seria bien no haber tantos y sólo uno bastaria para prueba contarse. Y porque con reverencia y temor lo refiramos, Cristo, hijo de Dios, fué y quiso ser llevado de una parte á otra por el mismo diablo. Asi lo cuenta Sant Mateo, capítulo 4.o, cnando se atrevió, para tomar experiencia si era hijo de Dios, á tentallo. Una vez lo llevó del desierto al templo y pináculo, y otra vez del pináculo al monte muy alto, como parece alli: Tunc assumpsit eum diabolus in sanctam civitatem; y después dice: Iterum assumpsit eum diabolus in montem excelsum. Y esto no es de que nos maravillemos que Cristo se dejase tomar y llevar de una parte á otra por el diablo, pues de sus miembros se permitió matar. Esto dice Sant Gregorio en la homilia de aquesta evangélica historia. Y así se averigua que nuestro redemptor Cristo, ni por virtud de su divinidad, ni modo humano y natural por sus pies andando, sino por el demonio 2 se permitió llevar de un lugar á otro para darle más lugar en sus tentaciones y dejallo más confuso Ꭹ burlado. La manera de llevarlo pudo ser por una de dos: ó que el demonio, que es sustancia incorpórea y espiritual, invisiblemente, por solo aplicacion de su virtud al cuerpo de Cristo, lo llevase, de manera que el demonio, que segun su naturaleza es invisible, permaneciese invisible. De aquesta manera, por aplicacion de su propria virtud, los ángeles buenos mueven los cielos y cuerpos celestiales. Y por esta misma via y aplicacion de la natural virtud de los demonios se suelen transportar los hombres por las artes mágicas (conviene á saber) que tando en este lugar, súbitamente se hallen y vean en otro muy lejos y distantísimo, sin ver al que los trujo allí, é algunas veces no sienten que sean, ni por quien, movidos. La otra manera de llevar y transportar el demonio á Cristo pudo ser visible y corporalmente (conviene á saber), que el demonio, tomado cuerpo de aire y apareciendo como hombre, tomase á Cristo por las manos ó de otra manera, acercándolo á sí, para esto no era necesario ponérselo en los hombros, ó sobre sus espaldas, para podello llevar, porque aunque no le tocara sino con el dedo, podia llevallo, porque las fuerzas de los ángeles buenos ó malos, en los cuerpos que para parecer personas toman, son como las de los cuerpos humanos. De aquesta manera parece haber llevado el án

'digamos al demonio y

Ies

é

no

fué llevado para más confundirle viendo. - de afli, y no.- no son.

gel bueno al profeta Abacuc desde Judea á Caldea 6 Babilonia en un momento, como parece por Daniel, capítulo 14.°, donde se dice que lo tomó por un cabello de la cabeza (conviene á saber) que el ángel, en el cuerpo que tomó para parecer visible, lo tomó por un cabello ó por pocos. Manifiesta cosa es que no podia tener al profeta y á la pesadumbre de su cuerpo por uno, ni por pocos cabellos, que no cayera y se matara rompidos los cabellos. Y dado que los cabellos no se rompieran, si no lo sustuviera el ángel por otra parte padeciera el profeta gran tormento estando de los cabellos colgado. Pues claro es que Abacuc no era afligido de tal manera, pues Dios lo enviaba á tan buena obra como era llevar de comer á Daniel. De donde conviene decir quel ángel aplicaba su virtud á todo el cuerpo de Abacuc, y asi lo sustentaba y llevaba, puesto que no pareciese tocalle sino con los dedos ó mano en los cabellos. Parece tambien por el ejemplo tocado de Sant Cipriano, que envió los demonios para que le trujesen por fuerza á Sancta Justina. Hay otro que se lee en la historia de Sanct Pedro, de Simon Mago, que mirándolo toda Roma, los demonios lo llevaron en alto volando, hasta que cuasi se perdió de vista, puesto que por las oraciones y poder divino comunicado á Sant Pedro lo dejaron caer, donde se hizo pedazos. Otro ejemplo tenemos en la vida de Santiago el mayor: que Hermógenes, mago é nigromántico, enviaba los demonios á casa de Santiago para que se lo llevasen con Fileto, discípulo suyo, atado; pero temiendo el poder divino que estaba en su apóstol, se tor naron en balde. Guillelmo parisiense tracta y disputa desta materia larga y sotilísimamente en la última parte del Libro del Universo que hizo, capítulo 22, donde cuenta de un varon sancto que mandó á un demonio que lo llevase desde Borgoña, y lo llevó en espacio de dos ó de tres horas, á Roma. Muchos y diversos ejemplos hay que han acaecido y los testifican los que los vieron, y tambien los mismos magos, y mayormente hechiceras, los han confesado y por ellos han sido quemadas, porque á su instancia, los demonios á ellas mismas han llevado de una parte á otra, y á otras personas por fuerza y por grado; y el que quisiere ver otros munchos y admirables, lea el tractado que nombran Malleus maleficarum, en el capítulo 3.o de la segunda parte, donde cognoscerá la fuerza de los demonios, y la malicia é infide

1 Vincencio en el Espéculo historial, libro... capitulo...

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lidad y perdicion de las hechiceras que hobo en el mundo aun en tiempo de la cristiandad; cuanto más entenderá los errores supersticiosos que pudo y puede haber entre las gentes infieles carecientes de lumbre de fe, y por consiguiente, dello con razon no se maravillará. Y aunque alli pone, como dije, muchos notables, solo uno quiero aquí explicar. En cierto pueblo cerca del Ren ó Rhin, de la diócesi de Constancia, en Alemaña, estaba una bruja 6 hechicera que tenia fama dello, por lo cual era desamada de sus vecinos. Acaecia celebrarse unas bodas en aquel lugar y convidáronse á ella los más vecinos del pueblo, no curando de la hechicera, de lo cual ella se halló muy injuriada y corrida, y determinó de vengar su injuria con obras de su oficio. 3 Invocó á su demonio con quien tenia su pacto y concierto hecho, y dale parte de su enojo y tristeza, y mándale que moviese una gran tempestad de agua y granizo para que desbaratase los corros, danzas y bailes que se hacian. El cual la tomó y llevó en los aires hacia un monte cerca del pueblo, viéndola visible-. mente unos pastores; la cual, como faltase agua para echar en un hoyo que es una de las cerimonias ó hechizos que solian hacer para mover las tempestades, acordó de orinarse, y en lugar de agua echaba en un hoyo que hizo, y moviendo la orina con el dedo, presentóse su demonio, el cual súbitamente levantó aquel humor en alto y desciende tan vehemente multitud de granizo y piedra sobre la gente solamente que bailaba, que tuvo por bien de dejar los bailes y escaparse cada uno en su casa. Juntos despues los bailantes, y admirados, habiendo la tormenta cesado, comenzaron á sospechar sobre aquélla, la cual luego entró en el pueblo y desde á poco los pastores que la vieron volar en el aire. Prendiéronla, y confesando el hecho y la causa dél, que fué por no haber sido convidada, y otros maleficios de aquel jaez, hartos, fué luego quemada. Así que cierta cosa es y bien averiguada, que corporalmente los demonios pueden por su natural virtud transportar de una parte á otra y en mucha distancia las personas que Dios les permite por algunos pecados, voluntarias ó forzadas, visible 6 invisiblemente, sintiéndolo y no sintiéndolo ellas mismas. Y esto con verdad y no solo imaginaria 6 fantástigamente, como algunos han pensado, y no creerlo seria gran error y de

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1 no se. - aunque era en Alemaña.- Elamo.por.- con faria de desatinado amor y forzandola ir á buscar - maleficio.

infidelidad sospechoso y culpable. El modo como lo hacen así es: que alguna silla ó algun madero untan con el ungüento que tienen hecho de miembros y huesos de los niños que han muerto, que arriba en el capítulo '... dejimos ser uno de los tres votos que los magos y hechiceros en su profesion hacen. Lo cual asi untado, al momento es luego la persona arrebatada en los aires, sea de dia ó sea de noche, sea visible que todos las vean, ó invisiblemente que nadie lo sienta; de la manera que los tales lo quieren, así el demonio lo apareja y ordena. Y ni este ungüento, ni otra de las cosas 6 cerimonias que hacen (como ya es dicho) ninguua virtud tienen. Solamente piden los demonios aquellas cerimonias y cosas, no para más de que sean como reglas y mandamientos que guarden los magos, encantadores y hechiceros que así tienen por suyos engañados y burlados y captivos, y para darles á entender que aquellas cosas de que les hacen usar tienen alguna virtud y divinidad, y por eso las tengan en veneracion, que es gran parte de la idolatria. Esto prueba bien Guillelmo Parisiense en el susodicho libro De Universo; y mayormente aquel ungüento de miembros de niños los demonios piden, porque no cesen de matarlos y asi no alcancen baptismo, ni se salven, deleitándose en la crueldad de las hechiceras por tantos homicidios, y no menos en horrible bestialidad que usaban comiendo carne humana. Porque las mismas madres, ó por agradar á los demonios, ó porque ellos á ello las constriñen, comen á sus proprios hijos. Los padres hacian lo mismo cuando eran magos y hechiceros, segun se afirma en el tratado Malleus maleficarum, parte 2.", 2.o capítulo, haberse por ellos mismo confesado y visto por expiriencia, lo cual es contra toda inclinacion de la humana naturaleza, y aun contra la de todas las fieras bestias (si no es la de los tragones lobos) que ninguno se inclina á comer de la carne de su propria especie. A esta manera de aptitud y subjecion natural que tiene toda corporal criatura para ser movida de lugar en lugar por la angélica ó espiritual se reduce lo que cuenta Valerio Máximo, libro 8.o, capítulo 1.o, y Sanct Augustin, libro 1.o, capítulo 16, y libro 22, capítulo 11 De Civitate Dei, y alega á Marco Varron: que una virgen de las Vestales, siendo acusada de haber perdido su virginidad, en testimonio de su innocencia y pudicicia rogó ó la diosa Vesta, diciendo: Si castamente siempre te serví, haz que aqueste harnero lleve lleno

1150.-2 constriñian.

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